Columna de Martín del Palacio

El final del offside como lo conocemos

Debo reconocer que no me había dado cuenta. Y probablemente nadie más, porque en todos estos años, jamás leí siquiera una opinión al respecto. Pero las estadísticas son demoledoras: el fuera de lugar, como lo conocemos, está en vías de extinción, y más vale tenerlo consciente para aprovecharlo.

Anteayer me encontré casi de casualidad con un artículo de Jack Pitt-Brooke en The Athletic, que me abrió los ojos. En el futbol de alto nivel, las últimas dos décadas han visto un descenso marcadísimo en la cantidad de offsides que se señalan.

En la temporada 1997-98 de la Premier League, se marcaron 7.8 fueras de juego por partido; en la 2005-06 el promedio bajó a 6.3; Ocho años más tarde, estaba en 4.2; y, en la actual temporada, el descenso continúa hasta llegar a 3.65.

¡Golpe bajo! ‘Desleal’; así calificó el Canelo a Óscar de la Hoya

Pero el fenómeno no se limita sólo a Inglaterra. En los Mundiales está pasando lo mismo. Mientras que en Italia 90 se señalaron 8.5 offsides por partido, en Rusia 2018 el promedio descendió hasta 2.7, el más bajo en la historia desde que se contabilizan las estadísticas.

Las estadísticas nos obligan a formularnos un par preguntas. La primera es ¿por qué? Y la respuesta tiene nombre y apellido: Pep Guardiola. El descenso más marcado en los fueras de lugar coincide con el cambio de paradigma futbolístico que inició el Barcelona de la temporada 2008-2009.

Los delanteros, en lugar de funcionar como puntas de lanza listos para desbordar al espacio, se empezaron a involucrar en el juego y hoy, es prácticamente imposible encontrar un 9 sin las cualidades técnicas necesarias para desarrollar un rol que implique sólo marcar goles. Se trata de contribuir y después finalizar.

Con un alto sacrificio de Chicharito, Sevilla sacó empate de visita en Valencia

Pero además, las diferencias de calidad se han vuelto más marcadas en el futbol. En consecuencia, los equipos poderosos monopolizan la posición mientras que los más débiles se encierran en su campo y lanzan contragolpes desde ahí. Unos no tienen espacios para desmarcarse a la espalda y otros lo hacen en su propio medio, donde no se marca el fuera de juego.

La segunda es, ¿cómo aprovechar el cambio de tendencia? El artículo original de The Athletic especula (y yo estoy de acuerdo) que, como el 9 de desborde se ha vuelto tan raro, los defensas ya no están acostumbrados a marcarlo. Y eso ha provocado que los jugadores con esas características puedan ser peligrosísimos si las circunstancias lo exigen.

En el artículo se utiliza a Jamie Vardy como ejemplo, pero en México tenemos a Chicharito y Chucky Lozano. Los goles ante Alemania son los mejores ejemplo. Ambos contragolpes, aprovechados por dos jugadores que saben jugar perfectamente la espalda del último defensa y aprovechar el momento del pase para desmarcar y definir.

Marco Fabián manda ¿mensaje de despedida? Al Philadelphia Union

De hecho, la selección mexicana parece estar en una posición envidiable. En Raúl Jiménez tiene a un delantero del corte moderno, que se siente cómodo en la elaboración; a Chucky Lozano, que sabe desbordar a la espalda pero también jugar por banda; y a Chicharito, que es un 9 de esos que ya casi no existen. Si se le suma a JJ Macías, que también se mete entre líneas pero es mucho más ligero que Jiménez, El Tri tiene una baraja de características que ya quisieran muchos técnicos en el mundo.

Dependerá de Martino saberla aprovechar, por lo menos hasta que, como suele pasar en el futbol, de algún modo se revierta la tendencia y los atacantes como Michael Owen o Filippo Inzaghi vuelvan a ser la norma, más que una especie en vías de extinción.


MÁS OPINIONES