Carlos Turrubiates, el 'refuerzo' sultán que triunfó en el futbol
El exdefensa campeón con León en 1991-1992 trabaja con el club regio y así regresó al beisbol, el deporte que le ha gustado tanto desde niño y que no lo dejaron practicar profesionalmente.
Tuvo la oportunidad de comenzar su camino en las Grandes Ligas y no lo dejaron emprender ese vuelo; en cambio, el involucrarse en el mundo futbolístico no lo rechazó y terminó triunfando en el balompié, pero hoy el destino lo pone de nuevo en el Rey de los Deportes… Esa es la historia de Carlos Turrubiates, la reciente adquisición de Sultanes.
“Soy un facilitador, un enlace en la comunicación jugador-manager-directiva, atendiendo las necesidades del manager hacia el grupo o del grupo hacia el manager, tratar de llevar esa comunicación para bien del equipo”.
“Es algo parecido, en el futbol la experiencia que uno tuvo en vestidores con jugadores de jerarquía, a veces hay emociones y egos encontrados que no son bien conducidos a algo positivo, con esa experiencia apareció esta idea. El beisbol nunca lo dejé de practicar porque me gusta, en León me invitaban a jugar beisbol en mis ratos libres, acá en Monterrey sigo practicando el softbol”, platicó el exfutbolista a Mediotiempo.
Originario de Reynosa, Tamaulipas, pero vivió su infancia en Monterrey, donde fue amigo y vecino de la leyenda de Sultanes y actual Director Deportivo, Miguel Flores; jugaron juntos en las ligas pequeñas, también en equipos de Primera Fuerza, pero cada quien tomó rumbos diferentes, su amigo en el beisbol y Turru en el soccer, el deporte que no le gustaba a su madre.
Fue precisamente esa la razón que lo llevó al futbol, ya que al no dejarlo su progenitora probarse en Estados Unidos porque no quería que viajara y descuidara sus estudios, Carlos optó por llevarle la contra jugando futbol, en el cual no habría problema con su educación, ya que se quedaría en Monterrey al ser su primera escuadra los Jabatos de Nuevo León en 1987.
“A mí me hubiera gustado jugar juntos beisbol y jugar profesionales juntos (con Miguel Flores), ahora coincidimos en un equipo profesional que es Sultanes. Yo jugaba short stop y tercera base, me consideraba bueno bateando, me embasaba, era tercero, cuarto, quinto bat”, dijo el ex defensa.
Tan bien hizo su labor como futbolista que llegó a la Primera División al ser contratado por León en 1990 y fue campeón con los Esmeraldas en la Temporada 1991-92; jugó también con Chivas y Atlante, además formó parte de la Selección Mexicana.
Después de su retiro en el 2000, dirigió algunas escuadras y se convirtió en comentarista deportivo, pero ahora también cumple con otra etapa de su vida, al convertirse desde agosto en parte del club sultán, regresando así al deporte que le ha gustado toda su vida.
“Mi infancia fue 100 por ciento beisbolera, mi papá jugó beisbol profesional, crecí en campos de beisbol, cuento una broma que si me regalaran un millón de dólares si les enseño una foto de niño como futbolista no tengo, tengo puro de beisbol. Desde que tengo razón mi mamá nos llevaba a los llanos a jugar beisbol, nos llevaba a las Ligas Pequeñas, así crecí, así viví, esa fue mi infancia más que en futbol”.
“Sí, sí (soñaba con Grandes Ligas) y se generó una posibilidad, no se pudo concretar, la posibilidad era de ir a una sucursal de San Luis Missouri, una Universidad que me invitaba a probar suerte, pero no nos animamos a hacer esa experiencia; fue ahí que apareció la oportunidad del futbol”, recordó.
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