La afición rusa dio ejemplo de orgullo, aun en la derrota
Cánticos ensordecedores, una bandera gigante y el orgullo de una nación poderosa se desplegaron en el Rusia-México.

Monumental, como casi todo en Rusia, fue la manta que desplegó la afición rusa en toda la parte baja de la tribuna frente a las bancas antes del inicio del juego, y de ese tamaño fue el apoyo para su equipo durante todo el partido contra México.
Orgullosos de su pasado, los fanáticos locales rindieron tributo a sus figuras. Así decía la frase arriba de cada una de los rostros que iban acompañados por sus nombres y aludían a personajes como Nikita Simonyan.
Si la afición estremeció con sus gritos de "¡Ru-ssi-ia!", incluso cuando ya iban abajo en el marcador, los cánticos cuando tenían la ventaja o todavía posibilidades para seguir con vida en su torneo fueron indescriptibles.
El público local dio la mejor muestra de orgullo. Seguidora del futbol casi como del hockey, la fanaticada anfitriona llenó la Arena Kazán y disfrutó hasta el silbatazo final aun con la derrota. Emotiva fue la despedida a sus jugadores, a quienes les dedicaron grandes aplausos y nuevamente coros aludiendo a su país.
A todo ello se sobrepuso la Selección Mexicana, que contó con no más de dos mil aficionados, esparcidos por todo el estadio que festejó el 1-0 como si se tratara del título en el Mundial del próximo año o que también explotó cuando el árbitro anunció el “videoreferee” para revisar lo que al final no fue penal a su favor en la primera mitad.
Así disfrutó el juego la afición rusa. Así demostró que aún en la derrota un pueblo puede sentir el máximo de los orgullos por su equipo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.