Hábitos en México y carencias en Grecia marcaron a Armando Pulido
El jugador de Correcaminos acepta que debió cambiar algunas cosas en su vida, pero aprendió a valorar lo que tenía tras su travesía en Grecia; hoy se siente muy maduro.
Provenientes de Ciudad Victoria, Tamaulipas, en 2007 llegaron a Tigres dos hermanos, Armando y Alan Pulido, dos jóvenes a quienes se les notaba el talento, pero que tendrían que trabajar duro para convencer a los técnicos felinos que desfilaban, puesto que el club acostumbraba a apostar por refuerzos foráneos y no tanto por la cantera.
El 25 de julio del 2009 bajo las órdenes de Daniel Guzmán, Armando Pulido se estrenó en el Máximo Circuito, pero también este timonel que se encargó de debutar a Alan en 2010, pidió a Everton Cardoso para cubrir la banda izquierda, dejando al mayor de los hermanos fuera de sus planes y posteriormente, fuera del equipo puesto que iniciaría su aventura de ir prestado.
Alan más tarde sumaría más minutos en Tigres con la llegada de Tuca en el Apertura 2010, pero Armando pasó a Tijuana, Gallos, Correcaminos, hasta que al finalizar el Clausura 2014 y finalizar el Mundial de ese año, se sumó a su hermano para emprender la aventura en Grecia, de la cual no se arrepiente, pero confiesa es una etapa donde vivió muchas carencias, pero le ayudó a madurar.
“Valoré mucho, a lo mejor muchos no lo saben, pero hubo momentos de escasez de muchas cosas, también aprendes a valorar, también estar cerca de los tuyos es bueno. A lo mejor no era un sueldo bueno el que percibía en Grecia, carencias a lo mejor de ir a cenar, estaba apretada la situación, se vino el tema del dinero en efectivo en Grecia que no había, a los bancos les pusieron un límite de sacar en efectivo, era una cosa complicada”.
“A mí por el tema de que no sacaron a tiempo la visa, no podía tener una tarjeta de banco, tenía 150 euros, 200 euros para una o dos semanas”, reveló Armando en entrevista con Mediotiempo; el volante tamaulipeco estuvo entrenando con Levadiakos en busca de una oportunidad durante la temporada 2014-2015, pero tras descender el equipo y que Alan pasara a Olimpiakos, tuvo que tocar otras puertas.
“De Levadiakos me fui a Kissamikos, ahí estuve alrededor de cinco meses, no me pudieron registrar porque se venció mi plazo de 90 días que podía estar en Europa. Estuve casi dos años parado. Siento que es una buena oportunidad para que uno recapacite y reconsidere todo lo que tenía acá, a lo mejor uno comete errores estando acá, no valoras, a veces al ir al extranjero aprender a valorar”.
- ¿Qué aprendiste en Grecia? – “La dedicación, te soy sincero, ver cómo la gente allá va a trabajar, va a jugar, a hacer para guardar ahorritos para vivir, la perspectiva de ver el futbol diferente, más táctico, cosas así… antes andabas todo acelerado, viviendo la vida diferente”.
Cuando regresó a México, Alan había firmado con Chivas y él creyó en no volver a jugar profesionalmente; pensó en dedicarse a su restaurante de mariscos que tiene en Ciudad Victoria, pero Pepe Treviño lo contactó y le dio la oportunidad de volver al balompié con Correcaminos, en la liga de Ascenso, y para esto Tigres concedió el permiso, puesto que en territorio azteca, los felinos son aún dueños de su carta.
“Cuando regresé de Grecia, que regresamos, no tenía pensado otra vez jugar. Ya comprobé que después del futbol sí hay una vida, sé lo que voy a hacer después del futbol”. Ahora, con la UAT desde el Apertura 2016, Armando se siente más centrado, consciente de que su carrera pudo haber sido mejor si hubiera cambiado malos hábitos por buenos, además de tener una continuidad que no se le dio.
“Siento que sí faltó un poco más de continuidad, siento que si bien el tiempo que estuve lo hice de una manera aceptable. A lo mejor si hubiera cambiado ciertos hábitos como todos lo hemos hecho alguna vez, a lo mejor otra cosa sería. Ahora soy más tranquilo, ya soy un padre de familia, antes era un chavito, quieras o no la vida te va enseñando muchas cosas”.
- ¿Crees que uno de los malos hábitos es que los jóvenes futbolistas suelen derrochar el dinero? – “Es normal y pasa en todos lados, son muy pocos los que a veces les llega todo de un jalón o los que son muy dedicados y tienen puesta la mirada en lo que quieren ser, siento que sí, a la mayoría le pasa eso, empiezan a ganar un dinerito, a comprar un carrito, cositas así, cuando pasa el tiempo te das cuenta que a veces haces las cosas mal… uno aprende a veces a golpes”.
“Es difícil porque normalmente el futbolista viene de clase media, media-baja, uno a veces tiene muchas carencias y eso hace que un futbolista cuando tiene un poquito, lo quiere gastar y hacer un futuro muy rápido”, respondió un Armando Pulido maduro, que piensa no solo en sí mismo, sino también en su familia y sobre todo en Alan, a quien dice aún lo regaña como si fuera su papá.
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