Columna de Antonio Moreno

Exhibición de castigos

Los deportistas profesionales son personajes públicos.

Y por lo mismo (para bien o para mal) están expuestos a la crítica cuando caen en tentaciones que para su desgracia trascienden a los medios pues les sorprenden “in fraganti” provocando escándalos de diferentes magnitudes.

Verlos con una pareja distinta, en estado inconveniente, involucrados en un episodio penoso o accidente da pie a convertirlos en protagonistas de la famosa “nota amarilla” que muchas veces lamentablemente ha llegado a ser “roja”.

Y aunque cabe perfectamente aquello de que “el que este libre de culpa, que arroje la primera piedra” es un hecho que el ser “muy famoso” se convierte en problema pues cualquier pecado descubierto los expone a la vitrina del juicio público.

Y yo entiendo que nadie debería meterse en temas de la vida privada, pero “desde siempre” el descubrir haciendo algo indebido a una figura (del medio que quieran) es noticia.

Y ya te imaginarás, amigo de Medio Tiempo, hacia donde voy.

El asunto de Alberto “Venado” Medina y su separación de las Chivas por una “grave indisciplina” que no se divulga pero él mismo reconoce, deja abierta la puerta a mil rumores, diversas versiones, chismes y también a graves difamaciones.

Porque suele suceder que cuando algo no se aclara para hacerlo transparente, entonces se exagera, se inventa de más, hace volar la imaginación y se divulgan fantasías que por lo general resultan más grandes que la propia realidad.

Lo peor es que muchas veces esas elucubraciones dañan el prestigio de familias, lastiman a terceros, hieren los sentimientos, ofenden a los involucrados y con frecuencia terminan en problemas muchísimo mas graves a los que originalmente se tenían.

Pero ¿Sería mejor decir siempre la verdad dando pelos y señales?, ¿Explicar someramente el tema sin caer en los detalles?, ¿Manejarlo con absoluta discreción y tratar de ocultarlo ?, ¿Mentir?

Sólo recuerdo que por ejemplo en el famoso caso de Carmona y Galindo en la Copa Confederaciones del 2005 corrieron mil versiones que hasta la fecha hacen que la del doping positivo descubierto a los dos jugadores no sea la única que se supone como real.

Y lo peor es que muchos de los involucrados en la historia nos siguen advirtiendo que “…algún día se conocerá todo” mandando así el mensaje que hay mucho mas detrás de lo que se supone como oficial.

Nadie olvidará que hace 4 años aquellos rumores y especulaciones de la “mala conducta de Carmona y Galindo” provocaron historias que daban escalofrío por la ligereza con que se manejaban.

Temas de índole personal, sentimental, de honorabilidad, conductas impropias, faltas a la moral y mil cosas mas que llegue a escuchar de “fuentes” supuestamente “bien informadas” que decían conocer el fondo.

Había tal confusión que nos creíamos todo en tanto la propia Federación o los mismos jugadores no hablaban.

Y sucede que es la hora (cuatro años más tarde) en que todavía Salvador Carmona amenaza en los tribunales con decir muy pronto “todo lo que no se sabe”… ¿Entonces, que pasó?

Por eso el caso de Alberto Medina (como se han dado muchos en México y seguirán sucediendo en el futbol de todo el mundo) vuelve a presentar el dilema de ¿Hasta donde se pueden decir y hasta donde se deben ocultar esas conductas que provocan castigos imposibles de tapar cuando se trata de conjuntos en los que sus estrellas son noticia?

¿Tan grave fue que es mejor dejar que se especule o mas vale decir la verdad desde el inicio?

Honestamente, muchos dirían que la verdad siempre será lo mejor, pero ¡Qué difícil debe ser manejar esta decisión!

Ponte en el caso de los involucrados y dame tu opinón.

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