Celta de Vigo vende cara la derrota en su visita al Ludogorets en la Europa League
El conjunto celeste cedió dos penales, que le costaron un resultado positivo en su visita a Bulgaria.

El Celta protagonizó un naufragio inexplicable ante el Ludogorets, al que le bastó con aprovechar los regalos defensivos de la zaga celeste para vencer por 3-2, y se complicó sus opciones de lograr un billete directo para la siguiente fase de la Europa League.
La arriesgada apuesta de Claudio Giráldez, que salió con un once repleto de suplentes, no funcionó en Bulgaria. El desplome celeste fue rotundo, individual y colectivamente. La ambición del Ludogorets contrastó con la fragilidad de la segunda unidad del equipo gallego.
La idea de juntar a Manu Fernández con Yoel Lago fracasó. El primero cometió dos infantiles penaltis que condenaron a su equipo a una dolorosa e inesperada derrota. Al segundo, en otro grosero fallo mediado el primer acto, lo salvó que el brasileño Caio Vidal no estuvo acertado en el mano a mano ante Iván Villar.
A ambos futbolistas le costará olvidar su actuación en Razgrad, donde debutó el joven Ángel Arcos, que en el último suspiro del primer tiempo tuvo una inmejorable oportunidad para firmar las tablas, pero, con el alemán Hendrik Bonmann superado, mandó el balón por encima del larguero. Antes, Ilaix Moriba también amenazó con un remate de cabeza.
En el inicio del segundo tiempo, tras un saque de esquina, el Ludogorets sacó a relucir la fragilidad de la línea defensiva del Celta. Doblete de Stanić que obligó a Giráldez a meter en el campo a Iago Aspas y Bryan Zaragoza. En el descanso ya había movido ficha con la entrada de Miguel Román y Pablo Durán por Damián y Arcos.
Ambos llevaban cinco minutos en el campo cuando Manu Fernández completó su desastrosa actuación con otro penalti. Stanić pareció sentenciar el duelo con su tercer tanto. No fue así. Un gol de Pablo Durán asustó al Ludogorets y alimentó el sueño de remontada del Celta.
El equipo gallego espabiló. Se sintió muy superior al campeón búlgaro y, en apenas un par de minutos, entre el 72 y el 74, disfrutó de dos clarísimas oportunidades con un cabezazo de Pablo Durán y un remate de Moriba muy centrado cuando tenía todo a su favor.
Los de Giráldez siguieron empujando, pero las pérdidas de tiempo del rival evitaron que el choque tuviese ritmo. Eso acabó matando al equipo gallego, pese a que Jones El-Abdellaoui recortó la desventaja en el minuto 95 y casi logra la igualada en el siguiente ataque.
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