Larisa Latynina, la gimnasta rusa destronada por Phelps

La gimnasta originaria de la Unión Soviética, fue la máxima ganadora de medallas olímpicas hasta que apareció el nadador estadounidense.

Larisa ha sido la gimnasta más ganadora de medallas olímpicas de todos los tiempos. Foto: labrys.ru

Larisa Latynina es la más grande gimnasta de los Juegos Olímpicos, pues a lo largo de su carrera ganó 18 medallas (nueve oros, cinco platas y cuatro bronces) repartidas en tres justas olímpicas (Melbourne 56, Roma 60 y Tokio 64), lo que la posicionó como la atleta con más medallas en la historia de los Juegos hasta 2012.

Ese año fue superada por Michael Phelps, quien llegó a 22 medallas en Londres. Latynina se retiró de la gimnasia en 1966, a los 32 años, pero el legado que dejó en la disciplina, así como para las mujeres deportistas, tiene un valor incalculable.

La gimnasta rusa nació en 1934 en Jérson, en la Ucrania Soviética. Su infancia fue sumamente complicada debido a los bombardeos que había en la ciudad, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico le arrebató a su padre en la batalla de Stalingrado y tuvo que abandonar a su madre para vivir fuera de Jérson. Su madre le hizo una mochila llena de pan seco para que no sufriera hambre en el camino. Años más tarde la gimnasia se convertiría en su refugio.

Latynina debutó en la gimnasia en 1954 y su estreno olímpico se dio en Melbourne 56. En su debut le tocó competir contra una de las grandes estrellas de la gimnasia de la época: Ágnes Keleti. Sin embargo, la húngara no fue impedimento para que la rusa brillara en su debut Olímpico, donde consiguió seis medallas: bronce en gimnasia rítmica en equipo, plata en barras asimétricas, oro para el equipo de la Unión Soviética, oro individual en salto, y oro correspondiente al ejercicio de suelo, el cual compartió con Keleti.

También consiguió llevarse el oro en el concurso completo individual, un comienzo soñado que ayudó en buena medida a la Unión Soviética a conseguir el primer lugar del medallero, y ganar por primera vez más medallas que los Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos, con un total de 98 y 37 de oro.

Al concluir los juegos del 56, la Unión Soviética le permitió saltarse la lista de espera para comprase un auto, gracias a los logros conseguidos en los olímpicos.

“Me dieron el derecho de comprar un coche sin ponerme en lista de espera, porque en la Unión Soviética todo era deficitario. Yo tuve derecho a saltármela gracias a una medalla olímpica”, explicó hace un par de años en una entrevista con El País.

Para Roma 1960, Latynina ya era una de las favoritas en la gimnasia. En las antiguas ruinas romanas, la rusa consiguió un bronce en salto, dos platas, una en barra de equilibrio y la otra en asimétricas, y repitió los tres oros que había ganado en Melbourne: uno en el ejercicio de suelo, el segundo por equipos y el tercero en el concurso completo individual. Para ese momento ya había ganado su sexto oro Olímpico.

Finalmente, llegaba a Tokio 1964, una sede que traía malos recuerdos a Larisa. Estos juegos se iban a llevar a cabo en 1940, sin embargo, los estragos de la Segunda Guerra Mundial obligaron a parar la actividad olímpica. Primero la sede, que originalmente era Tokio, le fue cedida a Helsinki, a raíz de la invasión japonesa a China; sin embargo, el estallido del conflicto bélico obligó a cancelar esta edición de los Juegos Olímpicos.

A pesar de las amargas memorias, Latynina disputó sus últimos Juegos Olímpicos con el mismo coraje y las ganas de triunfar que caracterizaron su carrera. Con 30 años, Larisa cerró su carrera olímpica en gran forma y se colgó seis medallas: un bronce en barras de equilibrio y otro en asimétricas, plata en salto y en concurso individual, y dos oros, en equipo y en el ejercicio de suelo.

Para 1966 se despidió de la gimnasia con 32 años, deporte que dominó de 1958 a 1964, periodo en el que ganó 18 medallas, lo que en su momento le otorgó el título de la olímpica más ganadora de todos los tiempos, algo que cambió 48 años más tarde.

Latynina tiene hoy 86 años y en las mañanas continúa realizando algunos de los ejercicios básicos de gimnasia que la ayudaron a triunfar en tres Juegos Olímpicos, mientras recuerda las hazañas que consiguió gracias a su carácter y estilo elegante que la llevaron a grabar su nombre en oro en la historia del deporte.

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