¡Arriba el norte! Hechicero, el arquitecto del ring

El luchador regio debutó con solo dos meses de entrenamiento; en su haber tiene al menos 20 llaves creadas.

El Alquimista del Ring es de los consentidos en La Catedral / Fotos: Alexis Salazar CMLL

El Alquimista, El Hombre que Nació para Luchar, El Forjador, El Creador, muchos motes, todos como anillo al dedo, y el relato de Hechicero, dejando de lado aquellas etiquetas, apunta a uno que puede rayar en lo increíble.

Y es precisamente por lo poco tangible de estas letras, que el protagonista de las mismas comparte que le llevó tiempo abrirse y contar cómo empezó todo para él en este mundo llamado lucha libre.

“Es un caso muy curioso, muy particular, tengo 20 años como luchador, pero hace apenas como dos, cuando me hice de un nombre y de un prestigio, de cierta credibilidad, fue que pude contarlo, porque se podía malinterpretar, más en esta época de redes en que hay muchos improvisados y que se conocen historias que puedan golpear a nuestro deporte”.

Y es que aun cuando era un fan de hueso luchón, fue hasta que era un joven que decidió entrarle a los costalazos.

Porque para el esteta regio, ni la estirpe, ni la tradición o la herencia, fueron sus arengas para marcar un camino en esta disciplina tan arraigada en territorio azteca.

“Coleccionaba fotografías, revistas, recortes de periódicos, máscaras, juguetes, todo lo posible”, era fanático, admirador de estetas.

“Es muy curioso, mi afición por la lucha libre fue hasta la juventud, con el paso de los años comienzas a tener otras tareas, otros compromisos y estudiaba mi primera carrera universitaria.

“Un día iba a casa, pero caminé en dirección contraria a como siempre lo hacía y me topo con un letrero viejo, de un local igual antiguo, y decía Gimnasio Hércules, clases de lucha libre, y entonces recordé, porque tenía como ocho años que me había desconectado de la lucha, y me dio curiosidad, pedí informes, eran como las 12, y ese mismo día, a las 5 de la tarde, ya estaba entrenando, porque había una clase de principiantes. Fue súper rápido y a los dos meses posteriores ya estaba debutando”, cuenta el Campeón Completo del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL).

SU ESTRENO LUCHÍSTICO

Con apenas un par de meses practicando, con tal suerte de que pudo compartir con colegas que siempre estuvieron dispuestos a enseñarle las bases, fue que se dio su debut en una velada luchística.

“El profesor Pequeño Diamante creo que me vio muchas cualidades, agregado a que en esa época hacía muchas cosas, me organizaba bien, entrenaba hasta tres o cuatro veces al día, y la verdad es que los compañeros me cobijaron.

“Fueron nueve semanas de preparación, empecé un mes de julio y para el 9 de septiembre me debutan, Diamante me comenta que iba a reinaugurar una Arena y que le faltaba una lucha, y me pregunta si me aviento, mi respuesta fue que, si consideraba que estaba listo, ‘sí’; fue un match a una caída, a diez minutos. Creo que me fue bien, y a partir de ahí el compromiso fue mayor y también la preparación”.


ERA UN PASATIEMPO

Una actividad poco redituable, a excepción de contar ya con un estatus de superestrella, algo por todos conocido en este nicho, le hizo ir paso a paso.

“De hecho, yo estuve 11 o 12 años como luchador en Monterrey, Nuevo León, y compartía este deporte con otras actividades, con estudios, con trabajos y tenía muchas cosas que hacer; la lucha era lo que más me gustaba, pero lo que menos me generaba ingresos, era como un hobby, siempre con mucho respeto y disciplina, pero no me daba para vivir.

“Yo vivo por y para la lucha libre desde hace ocho o nueve años, a partir de que vengo a probar suerte en la Arena México”.


EL PERSONAJE

“El profesor me dijo que me veía como rudo, me preguntó si quería utilizar máscara o no, qué nombre quería, y la verdad es que a todo respondí: ‘no sé’”, dice, pero explica que siempre tuvo conceptos firmes pensando en un nombre.

“Como concibo la lucha libre, siempre pensé en un personaje que tuviera la magia de sorprender al público, con una llave, con un golpe, con un vuelo, no convertirme en alguien predecible y Rey Hechicero me pareció correcto, hasta que llego al CMLL, y me piden reducirlo, porque había muchos reyes y acepté, pues además empiezas a entender el tema de marketing”.

De la máscara, aunque la raíz fue usar los cuatro elementos, al final sólo se quedó con el fuego, en distintas formas.


SU CASTIGO CARACTERÍSTICO

  • El Conjuro: Rehilete, volantín, martillo al brazo y acaba con quebradora.
“Desde mi formación me puse como reto crear una llave por año como profesional. En mis redes sociales tengo tres y pido al público que les pongan nombres”.


Hechicero, luchador del CMLL


  • Rodrigo Mojica
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