'Fui camionero, paletero y periodiquero'; Guapito, el microluchador que apadrinó Abismo Negro
El pequeño gran esteta, en charla con Sin Máscaras, revela que su condición nunca ha sido un obstáculo para alcanzar sus sueños.
Porte, personalidad, rostro afilado, gafas oscuras, pelo rubio, se la cree y lo aplica; y lo del tamaño ni quiera es algo que le quite el sueño, porque los de su estirpe ondean aquello de la seguridad a rajatabla, a prueba de todo.
La lucha libre, el deporte icónico por estos lares, es tan variado y de ahí que para las pupilas resulta exquisito, porque entonces dentro de esa baraja de personajes que le ponen el color y el sabor al nicho, se enlistan estetas como uno que se hace llamar El Guapito.
No es presunción, pues lanza, en entrevista con Sin Máscaras, que su condición más bien es una forma de vida, porque incluso, el mote igual es parte del tipo que lo mismo entra a ver una película, o que se mete a un buen restaurante para deleitarse con los platillos incluidos en la carta.
“Cuando a mí me dieron el personaje del Guapito, los compañeros me echaban carrilla, porque decían que me había quedado a la perfección, dicen que porque tiraba mucho aceite, que porque me la creía, aparte el nombre me queda papá, estoy guapo”, lanza de entrada.
José Armando, el sinaloense, un luchador micro que ahora mismo encabeza al elenco de Robles Promotions, comenzó desde abajo, también validando una faceta de mil usos para ir evolucionando, y es por eso que ahora, con esa pinta siempre presuntuosa, pero además auténtica, se sigue abriendo brecha en una ruta que siempre apuntó al éxito.
“Yo no tuve ningún problema, si me lo dices en cuestión del bullying; hasta la fecha 'siempre me ha valido cacahuate', y la verdad en cuestión de micros siempre me he sentido muy contento con lo que soy, siempre he salido adelante donde yo quiera, donde yo me he presentado, ya sea luchísticamente, en un programa, en telenovelas, yo me he sentido bien”, comenta sin titubeos el norteño y agrega, para aderezar la charla, que la hizo de todo para salir adelante desde chaval.“Tengo un primo por parte de mi papá, él es camionero, de autotransportes, de autobuses, yo andaba con el dando la vuelta, de Los Mochis a Culiacán, a Guasave, o a Mazatlán, o en el pueblo donde están mis papás, y de vez en cuando me ponía a cobrar el pasaje; después, no me da vergüenza, fui periodiquero, paletero. Vendía paletas en un carrito, en Juan José Ríos, andaba en las calles y me siento orgulloso de haber trabajado en algo así”.
Aficionados de hueso luchón
Seguidor fiel del deporte de los costalazos, el gladiador mochiteco relata que la jefa del hogar, una aficionada empedernida de toda esta parafernalia, desde niño lo llevó a deleitarse con las suertes de los greñudos y enmascarados.
Y fue precisamente gracias a que eran tan afectos a todo este mundo, que pudo conocer a un par de personajes que lo animaron a probar del lado protagónico, en el ensogado.
“Me llamó la atención la lucha libre por mi madrecita, no me la inculcó, pero ella me empezó a llevar a las Arenas, yo soy originario de Los Mochis, Sinaloa, y mi mamá y yo éramos los clásicos aficionados qué no faltaban.“Llegué aquí a la Ciudad de México por dos personas que ya no están en este mundo, Jesús, La Parka, y mi padrino Abismo, Andrés Palomeque González, a quién conocí por Chuy en Tijuana y me llevó a AAA.
“La Parka me dijo que me viniera a la Ciudad, pero yo lo tomé en cuestión de cotorreo, 'le dije sí voy, ajá', me lo volví a encontrar unos meses después en Tijuana en el Auditorio Fausto Gutiérrez y ahí conocí a mi padrino Abismo, porque me pasaron al vestidor, y fue quien me invitó y lo escuché más seguro, para salir adelante en lo que a mí me gustaba que era la lucha libre”.
De ballet a esteta
Y como la mayoría de minis, el rudo metrosexual primero probó como acompañante de luchadores, aunque después pudo palpar lo que era la disciplina más en forma y se animó a dar el salto en donde están los aplausos y los vítores.
“Primero fui ballet o second mascota, como se les dice, con el señor Brazo que en paz descanse, con el señor Juan; después fui La Chivita, mi otro nombre era Seguridad del Brazo, y después se formó parte del concepto de Los Guapos VIP, que eran Shocker, Scorpio Jr., Alan Stone y Zumbido, y ahí empecé mis pininos para entrar a este concepto, se sale Shocker de AAA, se regresa al Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), y quien me ayuda a que yo entre de lleno a esta facción fue el señor Scorpio, y por él yo soy El Guapito, por el señor Rafa.
“Empecé a entrenar con el señor Carmona, que es el papá del original Hysteria, de Poncho, en el Gimnasio Latinoamericano, y en esa misma clase estaban El Brujo y El Lobo, con ellos comencé a practicar, solo una vez lo hice con mi padrino Abismo, y chulada de clase, de persona, de profesor, me gustó mucho, porque me tuvo paciencia, también con El Apache y mi padrino Último Guerrero, ellos fueron mis profesores”, asevera.
Una celebridad en su pueblo
Sin perder el piso, aun en los cuernos de la luna, Guapito cuenta que en su tierra lo recuerdan de cuando vendía el impreso local más exitoso, algo que le produce alegría, pues esos fueron sus orígenes,
“El Guapito y José Armando tienen mucho en común, porque son a todo dar, sencillos, muy humildes, en cualquier parte en que yo me paro, atiendo a todos, siempre soy el mismo.“Me ubican más de cuando era periodiquero, en dónde crecí, en Juan José Ríos, no tenía mucho contacto con la gente; pero en dónde están mis papás ahorita, porque nos cambiamos de casa, se llama Corerepe, en Guasave, Sinaloa, ahí sí me dicen, ‘yo te miraba cuando vendías periódico, y qué padre que ahorita seas alguien importante, alguien en la lucha libre. Te veía cuando andabas en tu bicicletita’”.
Tiene un pendiente
Agregado a esos objetivos en la mira, que apuntan a ganar títulos, quitar capuchas y pelar rivales, comparte que su otro pendiente es recuperar el tiempo que se ha perdido con los suyos, pues de pronto esta carrera lo privó de muchos momentos importantes.
“Lo más difícil ha sido no estar con mi familia, con mis hermanos, con mis papás, con mi hija, me he perdido muchas cosas de mi niña, de mi tesorito, pero quiero decirle que la quiero mucho y que ella es lo más importante para mí”.
¿Qué es Sin Máscaras?
Sin Máscaras es un programa dedicado a la lucha libre, un deporte icónico de la gran nación mexicana. La tradición del pancracio es contada por los protagonistas, con entrevistas en las que puedes conocer más de tu luchador favorito. Esta emisión la puedes seguir en las plataformas digitales de Multimedios; una pieza en la que participan en sinergia Milenio La Afición y mediotiempo, la propiedad deportiva digital número uno de México.