Máscara Dorada, el gladiador que abandonó su sueño de ser atleta olímpico por la lucha libre
El peleador del CMLL aseguró que estaba contemplado para asistir a Tokio 2020 y París 2024, pero la pandemia por COVID-19 modificó sus planes.

Cada personaje del pancracio mexicano esconde una gran historia, como el caso de Máscara Dorada, el gladiador aéreo del Consejo Mundial de Lucha Libre, quien decidió cambiar su sueño de una medalla olímpica por los campeonatos y el reconocimiento del público en los encordados.
Y es que el propio luchador contó en una entrevista con mediotiempo que antes de ser un ídolo del pancracio mexicano, incursionó en la lucha olímpica, disciplina en la que ganó un aproximado de 60 medallas; sin embargo, llegó la pandemia del COVID-19 y sus planes fueron modificados. Fue cuando se enamoró de la lucha libre, aunque asegura, fue difícil decantarse por una de las dos profesiones.
“Fue una decisión muy difícil porque no es fácil separarte de algo que estuviste haciendo 10 años. Es una decisión que se pensó mucho tiempo y que tomé maduramente. Mucha gente no lo sabe, pero yo entré a la empresa porque estaba internado en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR). Me sacaron por la pandemia del COVID-19, nos dijeron que solo íbamos a durar una semana afuera, pero se convirtió en 3 años”, comentó.
En ese lapso en el que se quedó sin entrenar lucha olímpica, decidió adentrarse en el arte de la lucha libre pese a que era un gran prospecto de medalla.
“Para no quedarme sin hacer nada, empecé a entrenar lucha profesional. Mi papá ya me había invitado desde antes, pero estaba más enfocado en la lucha olímpica. Tenía en mente los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y París 2024. El chiste es que estaba enfocado en conquistar una medalla olímpica. Pero se viene la pandemia, empiezo a entrenar lucha libre y desde el primer entrenamiento quedé enamorado”, añadió.
La lucha libre por el sueño olímpico
Para el luchador originario de la Ciudad de México, fue complicado decirle adiós al sueño olímpico, pero es consciente que tomó una buena decisión.
“Bien sabemos que cuando pierdes algo dejas un espacio emocional muy grande. Gracias a Dios empecé a entrenar lucha profesional y ese espacio fue rellenado totalmente. Desde un principio sabía que este era el deporte por el cual yo había nacido. La lucha olímpica como lo digo, me ha dejado muchísimas cosas, pero la lucha profesional se ha impuesto por encima de la lucha olímpica, porque es un deporte maravilloso y gracias a Dios ahorita es lo que nos da de comer a mí y a mi familia”, dijo.
Su padre, Panterita del Ring no quería que fuera luchador
Curiosamente, el gladiador aéreo se desarrolló en cuna de luchadores, pero su progenitor, Panterita del Ring, no quería que siguiera sus pasos.
“Cuando era muy pequeño antes de entrar a la lucha olímpica yo le decía que quería ser luchador, quería ser como él. Pero mi papá me decía: ‘se sufre demasiado, a veces no sabes si vas a comer, no sabes si vas a dormir, no sabes si vas a descansar. Vas a estar muy cansado, claro como en todo trabajo. Pero sí es muy demandante la lucha profesional’. Él sabía de todos estos riesgos y él me dijo que no”, compartió.
Debido a que el mundo atravesaba por la pandemia del COVID-19, su padre decidió cambiar de opinión e inducirlo a entrenar lucha libre con él.
“Llegó la pandemia del COVID-19 y el que me invita a entrenar es él. ¿Por qué? Porque no estaba haciendo nada. Yo creo que mi papá pensó, para que no esté de huevón ahí en la casa, mejor me lo llevo a entrenar. Y nos fuimos a entrenar, él me empezó a enseñar poco a poco. Y desde esos días se ha vuelto mi pasión”, aseveró.
“Comí con mi padre debajo de un tráiler”.
El ídolo de muchos fanáticos recordó con emotividad la forma en la que atravesó la pandemia junto a su papá, pues la escasa falta de trabajo los orilló a incursionar en otras labores. Una jornada laboral les dejó una experiencia que recordarán para toda su vida.
“Llegó un momento donde estaba lloviendo, olía feo y nosotros estábamos comiendo debajo de un tráiler. Teníamos un cartón que pusimos como mesa y estaba comiendo al lado de mi padre, la lluvia, el entorno, era de película. Y ese día me dijo mi padre, ‘no puedo creer que estemos aquí comiendo debajo de un tráiler, pero confío en que en los próximos años que vengan nos va a ir mejor’”.
El gladiador sabe lo que es sufrir en la vida, que todos esos sacrificios que hizo para ser alguien en la vida lo tienen con los pies en la tierra y trata de mantenerse humilde.
“Gracias a toda la gente que se da el tiempo de escribirme, de mandarme un mensajito, de hacerme una carta, de brindarme un regalo, muchas gracias a todos ustedes porque eso es lo que ha formado a Máscara Dorada y ha hecho que tenga los pies en la tierra, que nunca se me suba y que siempre esté con toda la afición que me ha apoyado desde un inicio”, concluyó.
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