El Abierto Mexicano de Tenis y su evolución en 25 años
El AMT ha tenido un crecimiento exponencial a lo largo de su historia y, desde que cambió la superficie a cancha dura, ha reunido a más figuras del tenis mundial.
Ciudad de México /
En 25 años el Abierto Mexicano de Tenis creció a pasos agigantados. El torneo pasó de ser una iniciativa para fomentar el deporte blanco en el país a ser uno de los más importantes de Latinoamérica; de ser categoría Serie Mundial alcanzó el nivel ATP 500 y de tener una bolsa de 300 mil dólares ahora reparte más de 2 millones.
Fue en 1993 cuando México adquirió los derechos del torneo que entonces se disputaba en Maceió, Brasil. El español Carlos Costa llegó como favorito pero el austriaco Thomas Muster se erigiría como el primer campeón ante poco más de 3 mil personas que se dieron cita en el Club Alemán, primera sede del AMT.
Muster se adjudicó los primeros cuatro Guajes, nombre del trofeo que se otorga al campeón, para dar pie al dominio de español en la tierra batida mexicana. Francisco Clavet se coronó en 1997 y, desde entonces, 11 veces un ibérico ha salido campeón del Abierto Mexicano.
“El torneo me sorprendería si no se habla de españoles, es la armada española con los Moyá, los Nadal, los Ferrer, Feliciano López, Ferrero o Carlos Costa, quien fue el sembrado uno del primer torneo. Es histórica la relación con los españoles”, dijo Raúl Zurutuza, actual director del torneo.
Para 1998 el torneo pasó a manos de Grupo Pegaso y, pese a que en 1999 se suspendió su realización, en el 2000 regresó para jugarse ya como categoría International Series Gold de ATP Tour, en su última edición en el Alemán.
Así pues, Acapulco se convirtió en la sede por excelencia del AMT desde 2001, cuando el brasileño Guga Kuerten se proclamó campeón y la sudafricana Amanda Coetzer se convirtió en la primera mujer en coronarse. El Estadio Pegaso contó con un aforo de 4 mil 500 espectadores y se repartió una bolsa de 800 mil dólares.
En 2005 un joven prodigio español de nombre Rafael Nadal acaparó los reflectores. El AMT apostó por una de las más grandes promesas del deporte blanco en ese entonces y no se equivocó. El manacorí se proclamó campeón aquel año y con el tiempo logró convertirse en uno de los mejores tenistas de la historia, al ostentar, hasta el momento, 16 títulos de Grand Slam.
Tras la edición 2007, el Abierto de Acapulco fue reconocido como el mejor torneo de Latinoamérica y, desde entonces, ha sido galardonado como el mejor certamen de su categoría en el ATP World Tour.
A partir de 2009 fue incluido en la serie de los ATP 500 y en 2014 cambió la arcilla por una superficie dura, lo que trajo consigo más jugadores de prestigio. Además, el estadio pasó a ser de 7 mil 500 personas, aforo que fue aumentado para el Aniversario XXV, que contará con 9 mil 77 espectadores.
De los 300 mil dólares que se dieron en su primera edición, 25 años después, el AMT repartirá 2 millones 15 mil 695 dólares, siete veces más dinero que en 1993. Números que explican el exponencial crecimiento del torneo y que son reflejo del arduo trabajo de una organización que supo colocar a Acapulco como el destino favorito de los mejores tenistas del mundo.
Sigue toda la información del Abierto Mexicano de Tenis en Mediotiempo
Fue en 1993 cuando México adquirió los derechos del torneo que entonces se disputaba en Maceió, Brasil. El español Carlos Costa llegó como favorito pero el austriaco Thomas Muster se erigiría como el primer campeón ante poco más de 3 mil personas que se dieron cita en el Club Alemán, primera sede del AMT.
Muster se adjudicó los primeros cuatro Guajes, nombre del trofeo que se otorga al campeón, para dar pie al dominio de español en la tierra batida mexicana. Francisco Clavet se coronó en 1997 y, desde entonces, 11 veces un ibérico ha salido campeón del Abierto Mexicano.
“El torneo me sorprendería si no se habla de españoles, es la armada española con los Moyá, los Nadal, los Ferrer, Feliciano López, Ferrero o Carlos Costa, quien fue el sembrado uno del primer torneo. Es histórica la relación con los españoles”, dijo Raúl Zurutuza, actual director del torneo.
Para 1998 el torneo pasó a manos de Grupo Pegaso y, pese a que en 1999 se suspendió su realización, en el 2000 regresó para jugarse ya como categoría International Series Gold de ATP Tour, en su última edición en el Alemán.
Así pues, Acapulco se convirtió en la sede por excelencia del AMT desde 2001, cuando el brasileño Guga Kuerten se proclamó campeón y la sudafricana Amanda Coetzer se convirtió en la primera mujer en coronarse. El Estadio Pegaso contó con un aforo de 4 mil 500 espectadores y se repartió una bolsa de 800 mil dólares.
En 2005 un joven prodigio español de nombre Rafael Nadal acaparó los reflectores. El AMT apostó por una de las más grandes promesas del deporte blanco en ese entonces y no se equivocó. El manacorí se proclamó campeón aquel año y con el tiempo logró convertirse en uno de los mejores tenistas de la historia, al ostentar, hasta el momento, 16 títulos de Grand Slam.
Tras la edición 2007, el Abierto de Acapulco fue reconocido como el mejor torneo de Latinoamérica y, desde entonces, ha sido galardonado como el mejor certamen de su categoría en el ATP World Tour.
A partir de 2009 fue incluido en la serie de los ATP 500 y en 2014 cambió la arcilla por una superficie dura, lo que trajo consigo más jugadores de prestigio. Además, el estadio pasó a ser de 7 mil 500 personas, aforo que fue aumentado para el Aniversario XXV, que contará con 9 mil 77 espectadores.
De los 300 mil dólares que se dieron en su primera edición, 25 años después, el AMT repartirá 2 millones 15 mil 695 dólares, siete veces más dinero que en 1993. Números que explican el exponencial crecimiento del torneo y que son reflejo del arduo trabajo de una organización que supo colocar a Acapulco como el destino favorito de los mejores tenistas del mundo.
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