‘Peleamos por mejor paga’; La Pequeña Lulú asegura que las mujeres han crecido en el box
La hermana de La Barby Juárez, quien empezó a los 26 años en el deporte de los puños, lanza que sus peleas llegan a ser más atractivas que las de los hombres.
Diez años después, sigue enfocada, entregada a un gimnasio, al mismo sitio que se convirtió en algo así como su otra casa. Lourdes “La Pequeña Lulú” Juárez, una chica que retó al tiempo, porque los años los guardó en el baúl, con la bandera femenina en todo lo alto lanza que ser boxeadora ha sido magnífico, incluso por encima de las diferencias de género que aún existen.
Esto dijo la Pequeña Lulú
La Pequeña Lulú, hermana de otra excampeona del mundo, Mariana “La Barby” Juárez, con una década a cuestas de soltar los puños, demanda que les den su lugar, porque el trabajo que hacen apunta como muy intenso, sin distinciones, pues lo del bigote o los labios pintados, encima del poderoso ensogado sale sobrando.
“Hablando boxísticamente creo que ya no hay mucha diferencia, somos muchas mujeres técnicas, guerreras arriba del ring, entonces en lo boxístico ya no creo que hay mucha diferencia, pero en donde seguimos peleando es en la paga, ahí es en donde nada más no se puede, no ha cambiado, pero espero que no tarden en hacer un cambio en los sueldos de mujeres.“Ya van a ser diez años que empecé en lo del boxeo, fue en 2013, y creo que quería quitarme la espinita de años atrás que me decían que era buena, cuando acompañaba a mi hermana. La acompañaba a sus entrenamientos, me ponía a pegarle al costal, a entrenar de repente, entonces me veían algo, me decían; no jugué tanto como mis hermanas futbol, pero me gusta más jugarlo que verlo”.
Estreno de campeonato
Juárez, quien ya probó las mieles de la gloria, calzándose el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en Peso Supermosca, comparte respecto a su remojo en el pugilismo, uno que se dio porque le empezaron a ver cualidades, aunque tampoco es que fuera el mejor día de su vida, porque ser parte de esta batalla en serio que es para chicas superdotadas, y ella empezaba a formar su etiqueta.
“Mi hermana tenía una preparación para una revancha, para una pelea importante, y me dijo que si quería debutar como profesional, tenía que hacer lo mismo que ella en el entrenamiento, o sea que entrené como toda una campeona, bajé diez kilos, estaba un poco arriba de peso, hicimos de todo, hicimos una preparación de campeonato mundial, y fue que mi hermana me ayudó para poder debutar.“Aprendí de ver a mi hermana, de ver a la gente cuando le pegaba al costal, realmente nunca tuve como tal un entrenador, entonces aprendí viendo”.
El Team Lulú
Ya siendo mamá, pues su incursión en este mundo se dio con 26 años de historia, comparte que los suyos la arroparon, y entonces armaron un equipo en busca de conseguir grandes triunfos, en conjunto.
“Lo hice por mis hijos, si me decían que no era tan mala, y podía generar un poquito de dinero, no me veía encerrada como ama de casa, y me dije, ‘si puedo darles una mejor vida a mis hijos, por qué no’. El más pequeño siempre echándome porras y viéndome, pero al grande sí ya le entran como un poquito más los nervios, ya no le agrada tanto ver a mamá subirse al ring, pero de todos modos siempre están ahí, los dos siempre me han apoyado, lo mismo que mi esposo, y todos somos un equipo”.
Tras los pasos de La Barby
Lourdes, como una ferviente admiradora de Mariana, con el arropo de ésta, siguió sus pasos en el pugilismo, y aclara que, al menos ella, en ese camino de ir evolucionando, no la sufrió con el machismo de los chicos con los que pudo entrenar, y menos de los profesores.
“Vi todo lo que mi hermana tuvo que pasar, la verdad sí era un ambiente muy pesado, muy feo, no era nada agradable, pero yo no tuve ese chance, creo que caí en blandito, realmente a mí no me tocaron tan groseros, hubo ese cambio en el gimnasio de la aceptación de las mujeres por los boxeadores y hasta por los entrenadores, entonces creo que a mí no me tocó eso.“Mi primera pelea nunca se me va a olvidar, entrené como para una pelea de campeonato mundial, pero en el primer round, cuando salí, regreso a mi esquina, y yo sentía que no podía respirar, que ya no aguantaba, que ya me había cansado, mis puños no los podía abrir, pero bueno, acabamos esa pelea, fueron cuatro rounds, todo salió bien, ganamos, pero es inolvidable esa tensión que podemos tener, esos nervios, esa adrenalina que a uno hace que se canse”.
Una mamá boxeadora
El idilio, que se dio desde que ella fue parte de este núcleo, redondeó su relación con la disciplina, por lo que asevera que no lo cambia por nada.
“Ha sido una gran experiencia desde que empecé en esto, también me he dado cuenta que siempre fui una niña ruda, siempre fui de deportes en la escuela, en todos los lugares, entonces creo que es parte de la vida, uno se enamora tanto del boxeo, de lo que uno hace, que hasta nos gusta sentir esos golpes.“Yo siendo mamá y dedicándome a esto, admiro a todas las mamis, porque sabemos que es un trabajo doble, siempre en casa, estar al 100% en el gimnasio, porque no podemos estar al 50, ni al 90, y también en casa, con los hijos, con la escuela, con la comida, con el esposo, sí es todo un show, pero si uno se lo propone, lo puede lograr y aquí andamos”.
Estoica y decidida
Con algunos capítulos inmersos en el desdén y tal vez hasta dispuesta a tirar la toalla, como se dice en el argot, de pronto todo lo logrado la hizo reflexionar, porque además le gusta esta aventura que decidió emprender.
“Sí me han dado ganas (renunciar), y no una, sino varias veces, pero ya estamos en este camino, y sigo, me regresa para no aventar la toalla, porque creo que podemos hacer mejores cosas, no me rindo tan fácil, y me ha costado mucho llegar hasta donde estoy, además no lo haría por darles un buen ejemplo a mis hijos”.
Defiende al gremio
Para el cerrojo, vuelve a ondear la bandera y refuerza lo que ha logrado el segmento, porque además presume que los combates de chicas suelen ser más atractivos en varias carteleras.
“Hay veces que la gente no sabe lo que es subirse a un ring, creo que hay mucha gente de esa, que le gusta hablar, o de repente no ve el trabajo que nosotras hacemos; pero al buen entendedor pocas palabras, entonces es un poquito triste que hablen, cuando no saben lo que realmente uno pasa, lo que uno tiene que pasar, aun siendo amateur, y creo que no cualquiera se sube a un ring.“Estoy satisfecha con lo que hemos hecho como mujeres, hemos ido avanzando, boxísticamente hemos ido aprendiendo demasiado, emocionada en todo lo que he logrado y lo que hemos logrado como mujeres en todo esto del boxeo. Los hombres son otro tipo de boxeo el que tienen, pero sí creo que damos más show, porque las mujeres somos más guerreras y no nos quedamos sin ganas de dar todo, por eso le gusta al público vernos arriba del cuadrilátero”.
Y para el aderezo, anima a otras chavas a no quedarse en el intento, porque por atreverse no hay que pagar boleto ni nada.
“Si lo quieren hacer, que lo hagan, que lo intenten, que no se queden con esa idea de, ‘y si yo hubiera, qué hubiera pasado’; se los pongo tan simple, empecé a los 26 años en el boxeo, cuando sabemos que es un deporte muy corto, no es algo para toda la vida, y me aventé a los 26, ya era grande, para empezar, y mira a donde andamos, y todavía me quedan algunos años".
Ibeth La Roca Zamora | Box MT | Detrás de las Cuerdas
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