Isaac Asimov; Megan y las reflexiones sobre quebrantar las leyes de la robótica

A propósito del cumpleaños de Isaac Asimov y el estreno de Megan en cines, reflexionamos en los temores de la participación social de las IA.

Megan y Asimov / Especial

Hoy es dos de enero y no solo es el segundo día del año, sino que, un día como hoy pero de 1920 nació una persona que se volvería por demás importante en la ciencia ficción y que traspasaría a la realidad con el avance tecnológico. Isaac Asimov y su trabajo sobre la robótica han tenido una importante injerencia en la cultura pop digital, y Megan es un buen ejemplo de esto.

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Sinopsis de Megan

Este 29 de diciembre llegó a los cines en México Megan, una película de terror tecnológico que cuenta la historia en donde conocemos a Gemma, una mujer que se queda a cargo de su sobrina Cady, quien lamentablemente perdió a sus padres. Debido a que Gemma tiene un trabajo demandante y no puede cuidar todo el tiempo a la pequeña decide crear por medio de Inteligencia artificial a Megan.

Megan en un principio parece ser la solución perfecta para Gemma, ya que le encargará que cuide a toda costa a Cady, algo que la muñeca se toma muy en serio. Al inicio Megan no sólo se convierte en la amiga de la niña, sino que también en una gran amiga.

El lazo entre Cady y Megan es tan fuerte que la muñeca decide a toda costa protegerla, es así que se vengará de todo aquel que se atreva a lastimarla.

Las tres leyes de la Robótica de Isaac Asimov

Una de las razones por las que el gran Asimov es conocido es por su escrito Yo, Robot, novela que llegaría a la pantalla grande en 2004 de la mano de Alex Proyas como director y Will Smith como protagonista (Disponible en Star+).

Una cinta adecuada para expresar las precauciones y temores que llegan acompañando a la tecnología con el cambio de siglo. Por supuesto que es una reflexión que ya se había adelantado con otros productos culturales en todo el mundo, en occidente con Terminator en 1984, y en oriente con producciones como los Kamen Rider en 1971.

Temores del avance tecnológico en la cultura pop / Especial

En Yo, Robot, Asimov vaticina que los robots y la IA tendrán gran participación en la vida social, por eso plantea que estos, como creación humana deben tener un marco ético por el que deben regirse, tres leyes universales que tienen el propósito de mantener la paz.

  1. No causar daño: “Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño”.
  2. Cumplir las órdenes: “Un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley”.
  3. Proteger la propia existencia: “Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley”.

Un claro ejemplo de la cabalidad de estas leyes es Robocop, quien combate con las órdenes de la OCP, porque posee este código.

Megan y Asimov

Megan es pues un robot con inteligencia artificial, y es parte de una reflexión colectiva acerca de los posibles escenarios que acontecen luego de que no se cumplen con las reglas de Asimov.

Vemos durante la película como Megan rompe con la primera regla, esto a causa de un fallo en el seguimiento del silogismo de la segunda regla, que puntualmente es rematada con un “excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley”.

Es pues, la ficción, la plataforma perfecta para comprobar posibilidades, la ciencia en el laboratorio genera conocimiento con su método, pero el arte en la ficción crea posibilidades, responde a la pregunta ¿y si? y esto propicia la tan importante reflexión de las cosas.

Los mundos probables se hacen tangibles mediante la realización audiovisual, la cultura pop digital si es un entretenimiento, pero también es una fuente inagotable de conocimientos y experiencias.

  • Pablo Antonio López
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