Columna de Montserrat Arrieta

¿La adicción a los videojuegos es realmente un problema?

Recientemente vi la noticia de una clasificación que hacía la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de la adicción a los videojuegos, a la que calificaba como un trastorno mental asociado con el uso excesivo de estos, agregándolo a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)

Muchas personas saltaron con sus opiniones acerca del tema. Pensé “¿Cómo es posible agregar a los videojuegos como un trastorno?”, pero antes de emitir un juicio me puse a pensar y leer más a fondo del tema.

Hubo bastante polémica, muchos de los que disfrutamos los videojuegos no llegamos a imaginar que se pueda volver un trastorno. Igualmente me puse a analizar, existen muchas personas que dedican su vida a los videojuegos, como jugadores profesionales, periodistas o hasta streamers.

Pero como dicen: “todo en exceso es malo”. Los videojuegos pueden llegar a ser dañinos siempre y cuando afecten tu integridad física y psicológica, como fue el caso de la niña que jugó tanto Fornite que hasta había olvidado ir al baño.

Los padres aquí son un punto clave para que los niños que juegan videojuegos sean supervisados. Durante mi infancia, mis padres me permitían estar bastantes horas frente a la consola, pero siempre había un punto en el que marcaban límites, debía comer, hacer mi tarea y hasta salir a jugar con mis amigos; inclusive yo me daba cuenta de que ya había sido demasiado, después de muchas horas me sentía súper cansada y decidía parar.

Si los padres dejan solos a sus hijos frente a un juego, celular, televisor o lo que sea esperando que eso los entretenga muchas horas, ahí es cuando está mal.

Aquellas personas que sufran este padecimiento les altera todo el entorno, causa un deterioro en su vida personal, social y hasta en el ámbito educativo. También hacen mención que se debe de analizar en un periodo de 12 meses para que se establezca un diagnóstico.

Hubo muchos críticos que pensaron que esta adicción fue algo precipitada, yo considero que mientras se juegue por el simple hecho de divertirse o desestresarse sin afectar tu salud o tu vida no hay ningún problema, es como una persona que asiste a algún casino, está bien, pero cuando sobrepasa el punto y se vuelve un apostador compulsivo y afecta no solo su economía sino también su salud y vida es cuando hay un problema.

Se debe de saber medir hasta qué punto es necesario seguir jugando. Cuando existan personas que ya no controlen esto, es ahí es cuando se debe de intervenir con ayuda.
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