Alejandra Valencia, la violinista olímpica
Alejandra Valencia, la violinista olímpica
Ciudad de México /
Alejandra Valencia lleva una vida entre las cuerdas. La mexicana que logró el cuarto lugar de tiro con arco en Río 2016 emplea casi ocho horas diarias en entrenamiento, pero cuando deja la cuerda, el arco y las flechas, su mejor terapia para relajarse es tocar el violín, un pasatiempo que empezó hace cinco años.
“Después de que gané las dos medallas de oro en los Panamericanos de 2011 mis papás me dieron un regalo: mi violín, porque sabían que yo tenía muchísimas ganas de aprender a tocarlo; hasta me decían ‘¿bueno pero a qué hora te va a dar tiempo?’ y les decía ‘pues no sé, pero yo quiero aprender’ y me puse a aprender en Youtube y sí me encontré ‘videíllos’, pero ahora ya he estado tomando clases más formales”, expresó la sonorense, quien en Río 2016 vive sus segundos olímpicos.
Para Alejandra, tocar el violín es una oportunidad de relajarse, después de los entrenamientos de tiro con arco, pues esta temporada tuvo sesiones en las que lanzó 600 flechas por día.
Valencia Trujillo se inició en la arquería en su natal Hermosillo, Sonora. La casa de sus papás está cerca del campo de tiro y aunque les pidió que la apoyaran, la falta de recursos lo impidió; sin embargo, un desafortunado (y afortunado) día, su hermana cayó de la bicicleta y el entrenador Miguel Ángel Flores le dio apoyo médico.
“Entonces hablé con él de cómo hacerle para entrenar allí y me apoyó…y ya que por fin pude ir a entrenar, pues yo no tenía arco, entonces me prestaron uno. Me acuerdo que yo empecé uy…con un arco de madera, pero la verdad le tengo mucho cariño a ese arco con el que hice mis primeros entrenamientos.
“Ahora hasta me da risa porque me acuerdo la primera vez que pude poner la flecha y lanzarla: Me emocioné muchísimo, no le di a nada, ni siquiera llegó muy lejos mi flecha, pero yo estaba feliz porque por fin pude lanzar una y así todos los días lograba algo pequeñito que me motivaba más y más y de esa flechita, ahora estar en Selección Nacional”.
“Después de que gané las dos medallas de oro en los Panamericanos de 2011 mis papás me dieron un regalo: mi violín, porque sabían que yo tenía muchísimas ganas de aprender a tocarlo; hasta me decían ‘¿bueno pero a qué hora te va a dar tiempo?’ y les decía ‘pues no sé, pero yo quiero aprender’ y me puse a aprender en Youtube y sí me encontré ‘videíllos’, pero ahora ya he estado tomando clases más formales”, expresó la sonorense, quien en Río 2016 vive sus segundos olímpicos.
Para Alejandra, tocar el violín es una oportunidad de relajarse, después de los entrenamientos de tiro con arco, pues esta temporada tuvo sesiones en las que lanzó 600 flechas por día.
Valencia Trujillo se inició en la arquería en su natal Hermosillo, Sonora. La casa de sus papás está cerca del campo de tiro y aunque les pidió que la apoyaran, la falta de recursos lo impidió; sin embargo, un desafortunado (y afortunado) día, su hermana cayó de la bicicleta y el entrenador Miguel Ángel Flores le dio apoyo médico.
“Entonces hablé con él de cómo hacerle para entrenar allí y me apoyó…y ya que por fin pude ir a entrenar, pues yo no tenía arco, entonces me prestaron uno. Me acuerdo que yo empecé uy…con un arco de madera, pero la verdad le tengo mucho cariño a ese arco con el que hice mis primeros entrenamientos.
“Ahora hasta me da risa porque me acuerdo la primera vez que pude poner la flecha y lanzarla: Me emocioné muchísimo, no le di a nada, ni siquiera llegó muy lejos mi flecha, pero yo estaba feliz porque por fin pude lanzar una y así todos los días lograba algo pequeñito que me motivaba más y más y de esa flechita, ahora estar en Selección Nacional”.