Con medalla en maratón de Río, etíope teme por su vida
Correr es su forma de protestar y ganar una medalla olímpica se convirtió en el reflector para exponer su angustia.
Ciudad de México /
Correr es su forma de protestar y ganar una medalla olímpica se convirtió en el reflector para exponer su angustia.
El etíope Feyisa Lilesa se quedó la plata en el maratón de los Juegos de Río 2016. Cruzó la meta con las manos cruzadas sobre su cabeza, simulando que estaban encadenadas, como lo está su pueblo: los Oromo.
El maratonista teme por su vida. “Si regreso a Etiopia después de esto, el gobierno va a matarme a mí y a mi familia…o me mandarán preso”, dijo Lilesa, a quien no le preocupa una posible sanción por parte del Comité Olímpico Internacional, Tras su expresión política en la meta.
Lilesa tiene una preocupación más grande: los más de 15 millones de Oromo en Etiopía. “El Gobierno nos obliga a dejar nuestras tierras, nos encarcela, nos mata… Yo les pido a ustedes, los periodistas que hablen de la democracia que no existe en mi país, de los intereses económicos que apoyan la represión de los Oromo”, explicó el medallista olímpico.
Feyisa forma parte de la tribu Oromo, de tradición nómada y agrícola, una de las más grandes y reprimidas en Etiopía. El conflicto étnico en el país es intenso: En 1974 la etnia minoritaria Amhara derrocó al emperador Haile Selassie, ahora los Amhara gobiernan al país y mantienen una guerra continua con los Oromo.
El último levantamiento de los Oromo fue en noviembre de 2015, tras la expropiación de tierras que usaba la tribu para cultivo y con las que el gobierno planificó hacer un desarrollo urbanístico. El gobierno buscó apagar las manifestaciones y causó la muerte de medio millar de etíopes Omoro.
“Hay demasiados problemas en mi país. Es muy peligroso, pero yo seguiré protestando por los presos Omoro, porque esa es mi tierra”, agregó el corredor.
Lelisa no tiene seguro el país en el que residirá después de ganar medalla para una Etiopía que somete a su tribu.
Fue en los Juegos Olímpicos de México 1968 que los velocistas John Smith y Tom Carlos recibieron sus medallas olímpicas y escucharon el Himno de Estados Unidos con sus puños cerrados, enfundados en guantes negros, emulando al ‘BlacK Power’ y las diferencias sociales para los afroamericanos.
Ahora, Feyisa Lilesa pone sobre el podio los conflictos en su país y el Campeón Olímpico del evento, Eliud Kipchoge de Kenia, le externó su solidaridad.
El etíope Feyisa Lilesa se quedó la plata en el maratón de los Juegos de Río 2016. Cruzó la meta con las manos cruzadas sobre su cabeza, simulando que estaban encadenadas, como lo está su pueblo: los Oromo.
El maratonista teme por su vida. “Si regreso a Etiopia después de esto, el gobierno va a matarme a mí y a mi familia…o me mandarán preso”, dijo Lilesa, a quien no le preocupa una posible sanción por parte del Comité Olímpico Internacional, Tras su expresión política en la meta.
Lilesa tiene una preocupación más grande: los más de 15 millones de Oromo en Etiopía. “El Gobierno nos obliga a dejar nuestras tierras, nos encarcela, nos mata… Yo les pido a ustedes, los periodistas que hablen de la democracia que no existe en mi país, de los intereses económicos que apoyan la represión de los Oromo”, explicó el medallista olímpico.
Feyisa forma parte de la tribu Oromo, de tradición nómada y agrícola, una de las más grandes y reprimidas en Etiopía. El conflicto étnico en el país es intenso: En 1974 la etnia minoritaria Amhara derrocó al emperador Haile Selassie, ahora los Amhara gobiernan al país y mantienen una guerra continua con los Oromo.
El último levantamiento de los Oromo fue en noviembre de 2015, tras la expropiación de tierras que usaba la tribu para cultivo y con las que el gobierno planificó hacer un desarrollo urbanístico. El gobierno buscó apagar las manifestaciones y causó la muerte de medio millar de etíopes Omoro.
“Hay demasiados problemas en mi país. Es muy peligroso, pero yo seguiré protestando por los presos Omoro, porque esa es mi tierra”, agregó el corredor.
Lelisa no tiene seguro el país en el que residirá después de ganar medalla para una Etiopía que somete a su tribu.
Fue en los Juegos Olímpicos de México 1968 que los velocistas John Smith y Tom Carlos recibieron sus medallas olímpicas y escucharon el Himno de Estados Unidos con sus puños cerrados, enfundados en guantes negros, emulando al ‘BlacK Power’ y las diferencias sociales para los afroamericanos.
Ahora, Feyisa Lilesa pone sobre el podio los conflictos en su país y el Campeón Olímpico del evento, Eliud Kipchoge de Kenia, le externó su solidaridad.