Río 2016 no estuvo exento de ‘tragicomedias’ mexicanas
Desde descalificaciones hasta infecciones estomacales han afectado a México
Ciudad de México /
Terminó Río 2016 y aunque hubo cinco medallas que rescataron la participación mexicana, estos Juegos no estuvieron exentos de episodios bochornosos en la delegación nacional.
El duelo entre dirigentes provocó que el Conade vs. COM fuera el duelo más competido. Como consecuencia de esos dimes y diretes entre Alfredo Castillo y Carlos Padilla –que incluyó terceros porque no faltaron acusaciones contra las federaciones nacionales–, estuvieron episodios como el de los uniformes parchados.
El levantador de pesas, Bredni Roque, apareció así en su competencia porque no tuvo una licra de su talla, mientras que en boxeo también hubo parches porque no se registraron debidamente las camisetas de los pugilistas.
Y si la esgrimista Alejandra Terán justificó en parte su derrota porque la Federación de su disciplina no acreditó a su entrenador y no pudo acompañarla, el boxeador Raúl Curiel dejó los Juegos sin competir y con el enigma de si la causa fue un mal gastrointestinal o que simplemente no dio el peso.
LA ROJA A BERNARDO SEGURA
Los mencionados incidentes quedarán en la historia para acompañar algunos tristemente célebres. Basta con recordar la descalificación de Bernardo Segura en Sydney 2000 después de que había ganado la marcha de los 20km.
Cuando ya celebraba con el presidente de México y era entrevistado, un juez se acercó para mostrarle el tarjetón rojo que lo descalificaba y dejaba sin medalla.
LOS ‘MALDITOS’ JUECES
También el marchista Daniel Bautista sufrió algo similar en Moscú 80, cuando a menos de dos kilómetros de terminar los 20km entró a un túnel con el oro casi garantizado. Se le vio entrar pero nunca salir.
La televisión solo transmitió la salida de un italiano que en la oscuridad de ese tramo había tomado la punta porque el regiomontano había sido descalificado.
Para Beijing 2008, Eder Sánchez tenía expectativa de podio pero la salsa de tomate del espagueti que comió la noche previa a la competencia le provocó agruras que lo mandaron hasta el puesto 15. “Estaba muy condimentada”, justificó.
‘AVÍSENME’
En los mismos Juegos de Beijing, la esgrimista Angélica Larios cayó en su primer combate y argumentó desconocer el sistema electrónico con el que se marcaban los puntos.
Otras de Río 2016.
El golfista Rodolfo Cazaubón sembró la duda: ¿Qué hubiera sido si empezaba la competencia en condiciones? Porque hizo sus últimos entrenamientos, ya en tierra carioca, con palos prestados, porque la aerolínea que lo llevó a Brasil los perdió por unos días.
Y si los jueces de marcha habían sido los villanos, ahora lo fueron los de clavados. Al menos para Castillo, quien acusó que afectaron a Paola Espinosa porque México se negó a pagar una multa por desistir de organizar el Mundial de Natación del 2017.
También una luz que “lampareó” a Jahir Ocampo fue una justificante cuando competía en sincronizados con Rommel Pacheco. Eso se convirtió en un motivo más para que Castillo aludiera a una persecución contra los mexicanos, a quienes no les dejaron repetir el clavado.
El duelo entre dirigentes provocó que el Conade vs. COM fuera el duelo más competido. Como consecuencia de esos dimes y diretes entre Alfredo Castillo y Carlos Padilla –que incluyó terceros porque no faltaron acusaciones contra las federaciones nacionales–, estuvieron episodios como el de los uniformes parchados.
El levantador de pesas, Bredni Roque, apareció así en su competencia porque no tuvo una licra de su talla, mientras que en boxeo también hubo parches porque no se registraron debidamente las camisetas de los pugilistas.
Y si la esgrimista Alejandra Terán justificó en parte su derrota porque la Federación de su disciplina no acreditó a su entrenador y no pudo acompañarla, el boxeador Raúl Curiel dejó los Juegos sin competir y con el enigma de si la causa fue un mal gastrointestinal o que simplemente no dio el peso.
LA ROJA A BERNARDO SEGURA
Los mencionados incidentes quedarán en la historia para acompañar algunos tristemente célebres. Basta con recordar la descalificación de Bernardo Segura en Sydney 2000 después de que había ganado la marcha de los 20km.
Cuando ya celebraba con el presidente de México y era entrevistado, un juez se acercó para mostrarle el tarjetón rojo que lo descalificaba y dejaba sin medalla.
LOS ‘MALDITOS’ JUECES
También el marchista Daniel Bautista sufrió algo similar en Moscú 80, cuando a menos de dos kilómetros de terminar los 20km entró a un túnel con el oro casi garantizado. Se le vio entrar pero nunca salir.
La televisión solo transmitió la salida de un italiano que en la oscuridad de ese tramo había tomado la punta porque el regiomontano había sido descalificado.
Para Beijing 2008, Eder Sánchez tenía expectativa de podio pero la salsa de tomate del espagueti que comió la noche previa a la competencia le provocó agruras que lo mandaron hasta el puesto 15. “Estaba muy condimentada”, justificó.
‘AVÍSENME’
En los mismos Juegos de Beijing, la esgrimista Angélica Larios cayó en su primer combate y argumentó desconocer el sistema electrónico con el que se marcaban los puntos.
Otras de Río 2016.
El golfista Rodolfo Cazaubón sembró la duda: ¿Qué hubiera sido si empezaba la competencia en condiciones? Porque hizo sus últimos entrenamientos, ya en tierra carioca, con palos prestados, porque la aerolínea que lo llevó a Brasil los perdió por unos días.
Y si los jueces de marcha habían sido los villanos, ahora lo fueron los de clavados. Al menos para Castillo, quien acusó que afectaron a Paola Espinosa porque México se negó a pagar una multa por desistir de organizar el Mundial de Natación del 2017.
También una luz que “lampareó” a Jahir Ocampo fue una justificante cuando competía en sincronizados con Rommel Pacheco. Eso se convirtió en un motivo más para que Castillo aludiera a una persecución contra los mexicanos, a quienes no les dejaron repetir el clavado.
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