Anuario MT 2021: Tokio 2020, los olímpicos más ‘peculiares’ de la historia

La edición XXXII de los Juegos Olímpicos fue de las ediciones más atípicas de la historia luego de que el mundo enfrentó la pandemia.

La pandemia de Covid-19 convirtió a Tokio 2020 en un evento muy peculiar. (Foto: AFP)

Tokio 2020 estaba destinado a ser la justa olímpica más tecnológica de la historia y mostrarle al mundo cómo es el Japón del Siglo XXI. Sin embargo, los XXXII Juegos Olímpicos resultaron más atractivos por sus peculiaridades derivadas de la pandemia de covid, que por sus competencias.

Para Tokio 2020 se construyó un estadio, gimnasios y un Centro Acuático para albergar los Juegos Olímpicos más tecnológicos y amables con la naturaleza. Tokio se preparó a lo grande para recibir la fiesta veraniega del deporte en 2020 hasta que la pandemia del coronavirus apagó las luces durante un año, de las arenas, la Villa Olímpica y el Nuevo Estadio Olímpico.

El coronavirus provocó lo que solo dos guerras mundiales habían logrado: la incertidumbre del futuro de la competencia. Si bien las ediciones de Berlín 1916, Helsinki 1940 y Londres 1944 fueron suspendidas por los conflictos bélicos más grandes de la historia, Tokio 2020 tenía todavía una esperanza.

Constantes reuniones entre el gobierno japonés, el Comité Olímpico Internacional y el Comité Organizador rescataron los Juegos y por primera vez en la historia, una edición se aplazó un año. La olimpiada duró cinco años y no cuatro como sucedía desde Atenas 1896.


El valor de la marca Tokio 2020

Con miles de deportistas confinados en sus hogares postergando el sueño olímpico, el Comité Organizador y el COI ejecutaron un plan para llevar a cabo Tokio 2020 en el 2021, una recalendarización que generó confusiones, pues Tokio 2020 no podía dejar de llamarse así y mucho menos añadir un +1 para hacer alusión al 2021.

"Se acordó que los Juegos mantendrán el nombre de Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokyo 2020", dijo el presidente del COI, Thomas Bach. Asimismo, se apeló a mantener el cuatrienio de programación de los Olímpicos que fue utilizado por el francés Pierre de Coubertin al fundar los Juegos Olímpicos de la era moderna.

El periodista Alastair Gale, de The Wall Street Journal, explicó que en el 2013 se dio la designación de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos número 32 y en ese momento de conceptualizó un logo de identificación que para el 2015 comenzó a ser comercializado con productos de mercadeo y publicidad como Tokyo 2020.

Aunado a esto, las constantes presentaciones de la justa se adaptaron al diseño del logo al igual que las construcciones de las sedes. Por eso se mantuvo la marca como tal.

Para el 2018 ya era posible encontrar desde un pin hasta esculturas metálicas en Tokio con el logo, además de que se presentaron productos oficiales y las mascotas, que formaban parte de la mercancía de unos Juegos Olímpicos.

Aplausos esporádicos

Uno de los golpes económicos más fuertes que tuvo Tokio 2020 fue la prohibición de la afición. En un principio, el COI anunció la entrada de residentes de la isla, sin embargo, fue el propio gobierno de Tokio el que terminó por cerrar las puertas de las instalaciones y solamente permitir la visita entre los mismos atletas.

De acuerdo con Nomura Research Institute, se esperaba que los Juegos Olímpicos generaran una derrama de mil 606 millones de euros por la presencia de público, de los cuales, mil 200 millones (en torno al 70% del total) los desembolsaría el millón de espectadores extranjeros que debían aterrizar en Japón y que gastarían una media de mil 160 euros durante su estancia (hospedaje, alimentos, transportación y boletaje).

Dejando a un lado el tema económico, los Juegos Olímpicos tuvieron que conformarse con pocos aplausos en cada una de sus sedes que provinieron de las manos de los mismos atletas que comenzaron a ocupar las butacas para apoyar a sus compatriotas. Así pudimos ver a un Tom Daley, nadador y doble medallista (Oro y Bronce en Plataforma 10 mts) en Tokio 2020, tejiendo a dos agujas y crochet.

Restricciones a la prensa

Las acreditaciones para la prensa internacional se redujeron luego de que la crisis de la pandemia obligó a una gran cantidad de medios de comunicación a reducir sus gastos y con ello volver a planificar la cobertura de la justa veraniega.

En México, entre cinco y siete medios de comunicación renunciaron a cubrir el evento y los pocos que sí acudieron (contemplando a los medios con derechos de transmisión) se sometieron a una serie de medidas rigurosas propias de la pandemia.

Una de las medidas solicitadas fueron 15 días de cuarentena en una habitación de un hotel habilitado para el proceso, pues se estableció que los representantes de la prensa extranjera no deberían mezclarse con los japoneses hasta no cumplir con el periodo de encierro.

Desde la llegada a la isla, las pruebas de covid-19 fueron una constante. Entrando al país y cada tres días se realizaban muestras de saliva en recipientes especiales para ser examinadas. Todos fueron monitoreados a través de una app con GPS para conocer cada movimiento y en caso de darse un positivo detectar si hubo o no contacto con otras personas.

Esa misma app llevaba un cuestionario que era llenado día a día para verificar los signos vitales. Si bien en un comienzo se habló de la restricción del transporte público, esto al finalizar no sucedió, como tampoco un límite de horario para estar fuera de los hoteles, pues se permitió acudir a negocios de comida rápida luego de que a las 20:00 horas locales todos los restaurantes cerraban.

El trabajo de los reporteros se vio mermado en cuanto a las competencias a las que podían asistir, pues se limitaron a solo permitir el acceso a las que tuvieran representación de su país. Se abrieron las zonas mixtas con micrófonos que tenían que tener extensiones y respetar la sana distancia para así tener las impresiones de los atletas al término de sus respectivas participaciones.

Este contenido es parte del Anuario MT 2021 que podrás encontrar impreso el próximo 3 de enero.

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