El terrible susto de Paulina Peña en un vuelo a Las Vegas: ‘Me despedí de todos’
La hija del expresidente Peña Nieto sufrió durante un aterrizaje de emergencia por fallas en el avión.
La hija del expresidente Enrique Peña Nieto, Paulina Peña, sufrió un susto durante un vuelo con rumbo a Las Vegas en el que pensó que iba a morir, donde reveló que incluso se contactó con su círculo cercano para despedirse.
La joven pensó que moriría luego de las fallas que presentó el avión que tomó el primero de junio, cuando se subió a un vuelo de Vivaaerobus a Las Vegas, pero tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia.
La aeronave comenzó a tener problemas tras unas horas en el aire, y sin recibir información de la empresa, tuvieron que aterrizar de emergencia en Guadalajara, un evento que Paulina compartió en su cuenta de Instagram.
“Ha sido el peor susto que hemos tenido. Gracias Viva Aerobus, pero no gracias porque no supieron comunicar cuál era el problema del avión (...) En el momento me daban nervios y pánico, pero nadie hablaba”.
Peña confesó que en el momento pensó que moriría porque no sabía que estaba sucediendo y los pasajeros estaban en silencio. Y ante la desesperación, comenzó a despedirse de su familia mediante mensajes de WhatsApp.
“Estoy agradecida de que no pasó a mayores, me despedí de todos (...) Cada quien lo vivió diferente, pero yo dije ‘esta madre se va a caer, ya no voy a tener vida. Adiós familia, adiós todo”.
La aeronave aterrizó de emergencia en Guadalajara, donde los bomberos arribaron para controlar la situación, junto a técnicos que revisaron el avión y dijeron que hubo problemas en la cabina, sin dar más detalles.
“Aterrizaje de emergencia en Guadalajara y pues ya. Eso sí, en cuanto aterrizamos, bomberos... horrible, hubo gente que se bajó del avión, obviamente, ya no quisieron seguir el vuelo”.
Finalmente, Paulina y sus amigas llegaron sin más preámbulos a su destino en Estados Unidos, ya que permanecieron en sus lugares pese a lo que ocurrió, mientras que otros pasajeros sí dejaron el avión en Guadalajara.
“Todos en silencio, pero siento que muertos de miedo por aterrizar. Ni un pan para el susto nos dieron, eso sí, dejé las garras clavadas en el sillón”.