Alejandro Kirk, el mexicano que desafió los estándares físicos para brillar en MLB
El pelotero de 26 años nacido en Tijuana tuvo que luchar por la oportunidad que hoy está aprovechando. Muchos no creían en él.

Algo en el destino confabuló para que Alejandro Kirk y las personas correctas estuvieran ese día que los ojos, como siempre fue en su caso, apuntaban a otro joven.
Aunque él siempre fue “el otro muchacho”, el que entraba cuando el juego estaba por terminar, cuando se necesitaba alguien para cachar luego de que había salido el titular, Kirk desafío los estándares, recibió la oportunidad y ha logrado brillar para convertirse, probablemente, en el más insólito caso de éxito en el beisbol, este deporte tan obsesionado con las proyecciones y las probabilidades.
“Kirk es un unicornio”, dijo el manager de los Blue Jays, John Schneider.
Buscaban talento a precio razonable
Alejandro Kirk, de 1.76 metros y alrededor de 111 kilos, estaba en el lugar correcto ese 2016 que los Blue Jays estaban necesitados de talento joven fuera de sus fronteras a un precio sumamente razonable, tras haber firmado a Vladimir Guerrero Jr. por 3.9 millones de dólares.
Las reglas de Grandes Ligas les impedían firmar a cualquier otro pelotero por más de 300 mil dólares. Por eso, los Blue Jays apostaron en cantidad a esos talentos que no habían recibido una oportunidad.
Para aquel momento, sus herramientas en el juego habían posicionado a Kirk como uno de los mejores peloteros en la región llegando a ser llamado para selecciones estatales, en ocasiones para equipos nacionales, pero poco era tomado en cuenta cuando se trataba de los showcase a los que asistían los cazatalentos de la Liga Mexicana de Beisbol; ni qué decir de aquellos que representaban a equipos de las Grandes Ligas.
“En ese momento, era mi sueño. Siempre tuve el sueño de firmar como profesional. En ese instante, también me di cuenta de que había muchos jugadores, incluso en México, con mejores herramientas que yo”, confesó Kirk. “Físicamente… se veían mejor. Seguí entrenando y creyendo, pero un día, mi bate empezó a hablar por mí”.
Eso se le quedó muy grabado a Aaron Acosta, quien conoció a Kirk tiempo atrás trabajando para los Tampa Bay Rays cuando el equipo le extendió a Alejandro una invitación para ir a entrenar 10 días a su academia en República Dominicana. Si bien la invitación fue una muestra de interés, la esperada oferta nunca llegó.
No lo veían a él, pero...
De regreso en México, los Blue Jays encontraron a Kirk cuando un pequeño contingente de cazatalentos encabezados por Dean Decillis estaban en una misión especial. Como siempre le sucedía a Alejandro, el foco principal estaba en otro prospecto. La primera impresión no hacía sentido, pero había algo que Decillis no se podía sacar de la cabeza.
“En realidad, me gustó más el muchacho del otro equipo”, le dijo Decillis a Andrew Tinnish, vicepresidente de scouteo internacional de los Blue Jays. “Puede cachar, puede tirar, tiene muy buenas manos y un swing sencillo, es un bateador de líneas y controla muy bien la zona de strike. Sin embargo, tengo que ser honesto contigo... no tiene un gran físico”.
Tinnish estaba sorprendido. En un ambiente en el que siguen a decenas de jóvenes intentando proyectar los mejores perfiles a mediano y largo plazo, llamadas como las de su colega Dean no suceden muy seguido.
“Éste no es el jugador típico. No es el físico común”, recuerda Tinnish que le dijo Decillis. “Si firmamos a este muchacho, el departamento de desarrollo de jugadores va a tener muchas preguntas. Pero te digo, este tipo puede batear, hace que el juego parezca fácil, simplifica las cosas, tiene un swing muy bueno. Puede batear, puede batear, puede batear”.
Aún rodeados por la incertidumbre de una talento tan único en la figura poco convencional para un pelotero de esa demandante posición, los Blue Jays decidieron hacer la apuesta y ofrecerle a Alejandro un contrato por 30 mil dólares, menos del 1 por ciento de la cifra por la que firmaron a Vladdy Jr.
Al inicio, Kirk usualmente era confundido por sus compañeros como asistente de clubhouse o como empleado del estadio, entre otros puestos, cuando andaba en los pasillos del estadio en Dunedin. Aparentemente no era común ver a un jugador de sus características cuando comenzó su carrera en las instalaciones de Florida donde el equipo entrena durante el Spring Training y el resto del año sirve para el desarrollo de talento.
“Mi físico… obviamente quería ser más alto. Quería tener mejores herramientas. Pero esto es lo que Dios me dio. Nunca me molestó”, dijo Kirk. “Estoy muy feliz con lo que tengo. De hecho, usé mi físico para motivarme. Me obligué a mejorar. Nunca lo usé como excusa, como si fuera diferente a los otros muchachos por su físico. No iba a rendirme. Eso me hizo exigirme más que a nadie”.
Kirk necesitaba jugar para demostrarle a los Blue Jays que habían acertado con su apuesta, oportunidad que tuvieron que postergar después de que Alejandro sufrió un accidente en automóvil que le costó casi toda la temporada de 2017.
El tiempo les dio la razón. Alejandro comenzó a despegar un año más tarde cuando bateó para .354 con 10 dobles y 10 jonrones en 58 juegos dentro de la liga de novatos. En 2019 la motivación llegó de una de las fuentes más importantes del beisbol cuando entró al Top 30 de MLB Pipeline, el ranking de los mejores prospectos curado por distintos personajes alrededor de las Grandes Ligas de Beisbol.
En 2020 recibió la señal que tanto esperaba pues, aún con la cancelación de la temporada de las Ligas Menores, Kirk fue convocado al taxi squad como parte de los jugadores que podrían entrar al roster de Grandes Ligas en cualquier momento. Así fue para Kirk, que todavía en ese momento se aferraba a demostrarle a las demás personas que su talento estaba por encima de su físico.
“Recuerdo que un día le dije a mi papá: ‘Voy a demostrarles a todos que están equivocados. Voy a callarlos’. Ese día, mi papá me dio un gran consejo. Me dijo que me olvidara de la gente, que lo hiciera por mí. Todo, por mí. Todo lo que logre, que sea para mí”.
Le reconocen su talento
La afición de Toronto ha sabido reconocer el talento de Kirk al grado de convertirlo en un héroe de culto. Al portar el mismo apellido de James Tiberius Kirk, personaje ficticio de la serie Star Trek, la gente a menudo se refiere a él como “Capitán Kirk”, mote que ha hecho valer con su trabajo, especialmente detrás del pentágono.
“Si Kirk dice algo, más vale que lo escuches”, dijo su compañero Chris Bassitt. “No importa si tienes 10 años de experiencia, si eres Max (Scherzer) con todo lo que ha logrado, o si apenas llevas dos días en MLB. No importa. Él se ha ganado el respeto. Muchos de los buenos jugadores con los que he jugado y que son como Kirky, siempre terminan siendo los líderes del equipo”.
Han pasado casi 10 años desde que Kirk y Decillis cruzaron en el mismo estadio, aunque nunca se saludaron, ni se estrecharon las manos. Es más, nunca cruzaron miradas. Pero la corazonada que tuvo aquel día por un joven que no se parecía a ningún otro que hubiera visto en esa posición, lo hizo descubrir un talento que se encargó de desafíar los estándares de la pelota convencional.
“Es una gran historia de scouteo, pero también es una historia increíble sobre alguien como él que recibió una oportunidad”, dijo Decillis. “Los rankings de prospectos lo pasaron por alto, pero él recibió su chance y la aprovechó al máximo. Ya ha sido convocado al Juego de Estrellas dos veces, y probablemente será llamado varias más. Estoy muy orgulloso de él. No lo conozco personalmente, pero de verdad me siento muy orgulloso de él”.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.