Alemania 1974: Beckenbauer alzó el título; Holanda se llevó los aplausos

La RFA venció a una de las selecciones más poderosas de la historia del futbol, apoyada en su disciplina táctica y un par de genios fundamentales como el Káiser y Müller.

Alemania Federal fue campeona en 1974. (Foto: Mexsport)

Ningún campeón en la historia de los Mundiales ha sido tan poco reconocido –incluso muchas veces olvidado–, como lo fue Alemania Federal en la Copa del Mundo de 1974, a pesar de que ganó el título con justicia ante un rival inconmensurable que, por el contrario, sería el que se llevaría los honores a pesar de la derrota, como lo fue Holanda.

Con su histórica obediencia táctica y comandado por jugadores de la talla de Franz Beckenbauer, Sepp Maier o Gerd Müller, el representativo alemán empezó a consolidar en el primer Mundial que organizó una imagen de equipo casi imbatible al que no se le debía dar por acabado hasta que el árbitro pitara el final del encuentro.

Al igual que pasó ante Hungría en 1954, Alemania remontó el marcador ante el claro favorito para hacerse del título, pero esta vez sin el valor que merecía su gesta, no solo por cómo se dio el partido, sino por la propia calidad del oponente, el cual presumía su “futbol total” con una plantilla completamente cohesionada y comandada por Johan Cruyff, al cual se le daría el apodo de la “Naranja Mecánica”.

El camino de Alemania al título

Acaso el único pecado de esa selección campeona fue el rendimiento que alcanzó en la primera ronda, en la cual avanzó segunda de grupo tras vencer a Chile en su debut (1-0), a Australia (3-0) y después de perder con Alemania del Este, que sería la mejor de su sector.

Entonces se comenzó a mencionar que el bajo rendimiento obedecía a la intención de esquivar a Holanda, Argentina y Brasil, aunque no fue así, según sus integrantes, al grado de que sería muy reprendido al interior del grupo al grado de que el entrenador Helmut Schön reunió a toda su plantilla para poner los puntos sobre la mesa para mejorar.

“Fue entre todos que resolvimos cambiar, porque al Mundial lo empezamos a jugar muy 'a lo sudamericano'. Nos desprotegíamos atrás y así nos ganó Alemania Democrática. Vimos en plena competencia, que lo que hacíamos no servía y Schön decidió los cambios”, aclaró el Káiser en una carta que apareció años más tarde.

A partir de entonces, en una segunda fase de grupos de reciente creación para la justa, apareció la Alemania reconocible, la que juega mentalmente con sus oponentes y que suele imponer condiciones para vencer 2-0 a Yugoslava, 4-2 a Suecia y 1-0 a Polonia, otro representativo que desplegó gran futbol, inclusive comparable con la forma de jugar de los neerlandeses por cómo se acomodaban en el terreno de juego.


La Final ideal ante Holanda

Con paso perfecto, Alemania Federal se encontraría con Holanda, otra selección que ganó sus tres partidos en la segunda ronda gracias a un futbol memorable que al día de hoy se aplaude, pero que no le bastaría para quedarse con la corona en el Olympiastadion de Berlín.

La final contra Holanda fue emocionante y excelentemente bien jugada. A los dos minutos de iniciado el partido, el árbitro John Taylor pitó penalti a favor de los tulipanes que fue bien cobrado por Neeskens, otro de los grandes jugadores del equipo visitante.

Los alemanes recompusieron tras su desconcertante inicio hasta igualar también con un penalti cobrado por Breitner (25’), lo que desataría una ola de reclamos de la selección holandesa, la cual reclamaba que el silbante se había dejado engañar por Hölzenbein.

Equilibrados en fuerzas, Müller demostró por qué era el mejor delantero del mundo en ese momento, ya que generó una gran jugada que le dio la ventaja a su país, y posteriormente el título: recibió el balón dentro del área holandesa y giró a la perfección para fusilar a Jogbloed.

En la segunda parte, Schön edificó un muro con el portero Maier y los defensas Vogts y Beckenbauer, principalmente, esquema que sirvió para resistir el embate neerlandés, que así vería esfumarse sus posibilidades de ser campeón ante una Alemania pragmática y ordenada, que acabaría por romper una sequía de 20 años sin títulos del mundo con un 2-1.


Los campeones

Sepp Maier, Berti Vogts, Paul Breitner, Hans-Georg Schwarzenbeck, Franz Beckenbauer, Horts-Dieter Höttges, Hebert Wilmmer, Bernhard Cullmann, Jürgen Grabowski, Günter Netzer, Jupp Heynckes, Wolfgang Overath, Gerd Müller, Uli Hoenes, Heinz Flohe, Rainer Bonhof, Bernd Hölzenbein, Dieter Herzog, Jupp Kapellmann, Helmut Kremers, Norbert Nigbur y Wolfgang Kleff. DT: Helmut Schön.

  • Eduardo Domínguez
  • Reportero-redactor. Egresado UNAM. Llegué a Mediotiempo en 2019.
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