Columna de Antonio Rosique

Lecciones desde la agonía

“Soy mexicano, y un mexicano siempre llega hasta el final”: Tony Margarito De Antonio Margarito se podrán pensar muchas cosas. El boxeador mexicano está lejos de ser un modelo a seguir luego de los errores que ha cometido en su carrera (suspensión por vendaje ilegal o mofarse del mal de Parkinson que aqueja al entrenador de Manny Pacquiao, Freddie Roach). Sin embargo, aun desde una derrota tan clamorosa, como la que sufrió el tijuanense ante Manny Pacquiao, es posible enviar un mensaje y salir fortalecido. Porque, en el fondo, tengo la certeza de que -esta vez- Margarito sí sabía por lo que estaba peleando. Sólo así puedo entender el valor y el pundonor inconmensurables que Tony exhibió ante el fenómeno filipino. En una época en la que el boxeo genera tantas dudas entorno a su limpieza, Margarito demostró que aún hay boxeadores, que una vez arriba del ring, son capaces de combatir hasta las últimas consecuencias para honrar su profesión y recuperar el respeto del público. Tony pudo haber renunciado a seguir sufriendo desde el octavo o noveno round. Nadie se lo hubiera reclamado. Pudo haberse dejado caer o simplemente no salir de su esquina, como actualmente hacen muchos. Sin embargo, soportó el castigo. Ofrendó su sangre, en presencia de su esposa e hijo, a cambio de limpiar su nombre. Fue un esfuerzo titánico y hasta alienado, en medio de una batalla imposible. “Soy mexicano, y los mexicanos llegamos hasta el final”, dijo Tony tras la pelea antes de irse al hospital. Es, sin temor a equivocarme, el momento más lucido de Margarito en toda su carrera. La frase tiene mucho sentido para los mexicanos quienes, como él, se buscan todos los días la vida en los Estados Unidos. Los errores se pagan caro, pero cuando hay arrepentimiento, todos tenemos derecho a ser perdonados y enmendar nuestras vidas. Por eso, tras la noche del sábado, sólo siento respeto por él, y creo que ya nadie puede acusarle de cobarde o sinvergüenza. Al contrario, si yo hubiese estado en el estadio de los Vaqueros de Dallas, le habría aplaudido de pie al bajar del cuadrilátero, igual que como se le despide, en la plaza, a un toro tosco, áspero, ordinario, pero que –dentro de sus limitaciones- es leal a su naturaleza de toro bravo.   “En carrera de dos, gana tercero…” El profesor Tadeusz Kepka, uno de los “padres” del atletismo mexicano, suele decir esto -con mucha gracia- cada vez que en una competencia el duelo se centra en dos atletas, y en donde -al final- un tercero saca provecho de la energía que se invierten, entre sí, los dos favoritos. Así ocurrió en el circuito de Abu Dhabi este domingo, cuando la escudería Ferrari centró tanta atención en Mark Webber, principal perseguidor del español Fernando Alonso, que descuidó al joven alemán Sebastian Vettel, quien al final se consagró Campeón Mundial. Alonso entró demasiado pronto a pits (tratando de seguir el ritmo de Webber), que después se pasó toda la carrera atorado en el tráfico e intentando rebasar al empedernido ruso Vitali Petrov en su Renault. Dicen que Alonso derramó lágrimas al concluir la competencia, y a pesar del error de estrategia de su equipo, declaró: “Estoy más enamorado que nunca de Ferrari”.    La película de la semana: “Vivo en un gran país. Un país que es capaz de ayudar a un hombre cuando está en problemas, así comienza “Cinderella Man”, la película que te recomiendo esta semana, y que cuenta la historia verídica de James Braddock, un boxeador acabado que, en plena crisis del 1929, sube de nuevo al cuadrilátero con tal de salvar a su familia. “Estos días no todos tienen una segunda oportunidad, pero esta vez, sé por lo que estoy peleando”. Inolvidable historia encarnada por Russell Crowe y que, por alguna razón, regresó a mi memoria tras la noche del sábado.                *Puedes ver aquí el trailer de “Cinderella Man”: http://www.youtube.com/watch?v=DlbHzcH4VJY *Si quieres vivir más historias de éxito y agonía visita www.eldiademivida.com.mx y www.librofaitelson.com *Sígueme en Twitter: antonio_rosique
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