De altos vuelos

América es una realidad en el Apertura 2005. La extensa racha de partidos sin conocer la derrota que experimenta el conjunto capitalino es producto de la continuidad otorgada al proyecto de Mario Carrillo. Los éxitos recientes del equipo de Coapa fungen como una clara muestra de los niveles que se pueden alcanzar cuando la planeación supera a los impulsos. La actual directiva azulcrema ha sabido delegar las responsabilidades pertinentes en su cuerpo técnico y, reservando sus apariciones para momentos adecuados, se maneja con cautela en el quehacer administrativo. En las Águilas se está volviendo una sana costumbre que cada quien se encargue de los aspectos que le corresponden. . La nueva forma de trabajo que se respira en la atmósfera emplumada ha propiciado una carretada de elogios por parte del medio futbolístico, incluso de las vertientes más críticas, aunque estas últimos recurren sistemáticamente a todo tipo de argumentos para minimizar  el presente del campeón del balompié azteca. El aplauso hacia el vuelo americanista debe calificarse como ampliamente merecido, le pese a quien le pese.

La oncena plumífera  presenta una solidez a prueba de fuego. El impresionante arsenal ofensivo que posee suele ocasionar que la victoria llegue sin grandes complicaciones. En el peor de los casos, como en el Clásico ante las Chivas Rayadas del Guadalajara, el empate aparece registrado noventa minutos después del inicio de las hostilidades. Si Cuauhtémoc no concreta, aparecen Kléber y el “Piojo” para resolver. Cuando ninguno de ellos funciona, la dupla conformada por Mario Carrillo y Manuel Lapuente voltea al banquillo y recurre a hombres como Reinaldo Navia y Aarón Padilla. Ya en situaciones inesperadas, Guillermo Ochoa sale al quite y evita que el festín azulcrema se vea interrumpido. Habrá quien diga que el Guadalajara fue afanado por el árbitro; no obstante, el silbatazo se efectuó con anterioridad, y la mayor parte de aproximaciones correspondieron al conjunto de Coapa. .

Cuando jugadores del Cruz Azul, envalentonados por su acceso al liderato general del futbol mexicano, se declaran superiores al América cometen una grave equivocación. La Máquina tiene las facultades requeridas para superar a los de amarillo; sin embargo, no puede asumir superioridad sin analizar el pasado inmediato. Mientras que las Águilas están a un paso de romper la marca de más partidos consecutivos sin tropiezo, los de la Noria únicamente, sin que por ello se les descalifique, han tenido un promisorio comienzo de campaña. Ni Pereyra ni ningún otro elemento celeste tendría que desgastarse en una batalla de la que difícilmente saldrán bien librados, al menos bajo las actuales circunstancias. Hoy por hoy, la entidad azulcrema es la que marca el ritmo en la competencia local.

El rompimiento del tan mencionado récord  está muy cerca de consumarse. La historia puede tener un lugar reservado para los integrantes del conjunto azulcrema. El logro resultaría en verdad notable. Sólo deben entender que de nada servirá si no son capaces de revalidar la corona en el Apertura 2005. Así de categóricos son los recuentos en el futbol.