Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

El futbol como lo queremos

El espectáculo es posible incluso ante rivales que tienen por costumbre defenderse con un grado de eficacia que flirtea con la perfección. Tras días iniciales en los que la Euro prometía ser el anticipo de un nuevo periodo de reinado para las escuadras conservadoras y que gustan de mantener el orden táctico, apareció Holanda y su osado espíritu aventurero para refrescar la imagen que el deporte más popular del planeta estaba dejando en Austria y Suiza, donde República Checa, Croacia y compañía amenazaban con llevar el balompié a un destino tan sencillo como el anotar un gol y echarse para atrás rogando que no se presentara equivocación alguna en sector bajo.

Si el equipo dirigido por Marco Van Basten había puesto la muestra, y en menor medida el conjunto teutón, España nos lanzó una advertencia respecto a su poderío y a una filosofía que quizás en su parado inicial no sea arrolladora, pero que capitaliza cada oportunidad que se le presenta frente al marco enemigo para hacerse presente en el marcador. Evidencias minúsculas, mas no por ello menos válidas, de que quien tiene el arco rival tatuado en la frente aspira al éxito tanto o más que el toma cualquier gol a favor como argumento suficiente para dejar de soñar con una nueva anotación.

Sirva aclarar que con esta columna no pretendo demeritar al nutrido grupo de técnicos, comentarios y aficionados que aplauden el arte de resguardarse con rectitud. Armar una defensa escalonada, que tenga la fortaleza física y mental para soportar la embestida furiosa de los rivales raya en lo titánico, sobre todo si se toma en cuenta que cualquier equivocación en sector propio es suficiente para abrir la puerta a que el enemigo iguale o dé vuelta al marcador.

Tampoco busca avivar la polémica entre el espectáculo que Manuel Lapuente califica como circense y el dicho que versa acerca de la importancia de partir de la defensa para poder estar en condiciones de armar a un cuadro equilibrado y sólido en cada una de sus líneas.

Mi motivo para estar satisfecho con lo que hicieron Holanda y España tiene que ver con las posibles repercusiones a mediano plazo, aunque seguro estoy que éstas sólo existirán en caso de que alguna escuadra de este tipo termine llevándose la corona del máximo torneo en el Viejo Continente. Hecho innegable es que la Euro funge como un espejo de lo que un par de años más tarde, en la Copa del Mundo, podremos observar. Para bien o para mal, los grandes representantes del balompié a nivel mundial se fijan parámetros de acción y movimiento con base en lo que sucede en el certamen europeo. Así como escuadras débiles por tradición vieron en el estilo griego una posibilidad para alcanzar grandes logros, habrá quienes se animen a ofender y a mostrar una actitud propositiva si se corona como Campeón un equipo con fuerte presencia ofensiva y agradable para los espectadores.

Es prematuro anticipar lo que sucederá en las fases a ganar o morir. Hoy estoy optimista. Confío en que atacar la meta contraria trae sus frutos; no obstante, reconozco que en el futbol contemporáneo ha sido mucho más frecuente que se coronen conjuntos con tendencia hacia el orden y el cálculo, hacia la frialdad y el autocontrol.

Me gusta creer que sí se puede jugar bien, bonito y espectacular, que se puede luchar por más de un gol para ganar un compromiso. La Euro es la oportunidad para que el futbol de tipo abierto y ofensivo se cotice. Yo a él le apuesto, pero la disciplina táctica y mecánica de otras escuadras podría acabar imponiéndose. Sólo espero que los aficionados al futbol terminen ganando.Opina de esta columna aquí.

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