Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

Grandes en Crisis

El mal inicio de América y Chivas en el Apertura 2008 da para el análisis. Mientras que la entidad azulcrema hace tiempo que arrastra su prestigio; los jaliscienses se habían acostumbrado a hacer mucho con poco, aunque sin realmente levantar los títulos que se esperarían de una de las instituciones más grandes de nuestro balompié. En el caso de las Águilas, el ineficiente andar no sorprende; en el Rebaño, en cambio, no están habituados a ello, pero tampoco puede hablarse de un conjunto todopoderoso en los últimos años.

Aficionados de uno y otro conjunto adoptan como debate de moda definir cuál de los dos atraviesa un peor momento. Consuelo sin justificación… paliativo a final de cuentas.  La extensa duración de la sequía de resultados americanistas inclina la balanza a favor de los tapatíos; no obstante, revisando el material humano de uno y otro conjunto, es el cuadro de Coapa el que luce con mayor potencial para encontrar en algún momento el sendero de las victorias. No es que las Águilas tengan un equipazo -ahí están Esqueda, Domínguez y compañía para demostrarlo-, pero al menos poseen elementos de experiencia y con la autoridad suficiente para colgarse la responsabilidad colectiva sobre sus hombros.

En contra del equipo amarillo obra el anuncio espectacular de una reestructuración que no fue ni tan rápida ni tan profunda como sus aficionados hubieran querido. Los cambios existen. Son poco perceptibles para los seguidores, pero basta con leer un comunicado o revisar la iniciativa de apoyo hacia Carlos Sánchez para entender que el deseo y las ganas de mejorar están presentes, inquietas y expectantes ante cualquier oportunidad que se presenta. El problema es que sobre el terreno de juego no se está demostrando. Hecho suficiente para que los esfuerzos internos queden opacados.

El problema central de las Águilas está en la falta de tino al momento de armar al conjunto. La tardía llegada de Ramón Díaz y la confianza depositada en un jugador que no da el ancho en el futbol mexicano se presentan como dos de los factores fundamentales para explicar el porqué de la crisis emplumada. El futbolista en cuestión es Sebastián Domínguez, elemento que no ha hecho más que equivocarse y tirar patadas a lo largo de este torneo… Y se suponía que él iba a convertirse en el líder que tanto necesitaba la retaguardia americanista. A su favor habría que apuntar como un yerro el que se haya pretendido que un solo hombre resolviera las evidentes carencias de la zona de protección. Un error que afectará a lo largo de los siguientes meses.

 La lectura en torno al Guadalajara es más compleja. La administración de Jorge Vergara se volvió comodina respecto a la contratación de jugadores. Lejos de reforzarse torneo a torneo, se convirtió en costumbre el hecho de permitir la salida de uno o dos jugadores importantes a cambio de no recibir ningún refuerzo con la experiencia y el talento equivalente a alguno de los que se fue.

Cada seis meses, en el receso de torneo a torneo, escuchamos que ahora sí la directiva rojiblanca abrirá la chequera para apuntalar al equipo. Días más tarde, aparecen los mismos hombres de pantalón largo para culpar al resto de los conjuntos y acusarlos de encarecer al máximo el precio de los jugadores. Como si Vergara no supiera de esta situación de antemano y como si la salida de tantos elementos no abriera las puertas para que se realice un esfuerzo económico que otorgue mayor terreno a la serenidad y menos espacio a la sorpresa.

América y Chivas viven situaciones semejantes bajo circunstancias distintas. Las Águilas seguirán con una marcada debilidad en la defensa, pero es factible que tarde o temprano encuentren la forma de anotar más que el rival. Del otro lado, Guadalajara podría mejorar, aunque con muchas dificultades para ser verdadero candidato al título.Opina de esta columna aquí.

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