Columna de Walter González

Polvos y pintura verde

La Copa de Oro es un tremendo laberinto de accidentes dentro de una de las Confederaciones menos comprometidas con la evolución de sus propios torneos. Los equipos, envueltos en un halo de misterio y basándose en la diosa fortuna, cambian del cielo a la tierra en menos de cuatro días jugando en campos "mutantes" que pondrían los pelos de punta a cualquier directivo de la Primera División "A" en México.

El torneo parece organizarse como un mero accidente. Cuando vemos que 24 horas antes de un partido aún no acaban de colocar los absurdos rollos de pasto que consideran como solución, nos preguntamos si al administrador del estadio le avisaron apenas una semana antes de la "posibilidad" de que se jugara un partido ahí. Pero cuando descubrimos que se tira un dudoso polvo para atraer la tierra suelta y luego se pinta la cancha de verde para que en la tele se vea bonita, realmente ya el olor a irresponsabilidad comienza a invadir todo el ambiente.

No se diga la información oficial. Nadie sabe, nadie supo, nadie jamás se entera de quiénes serán los cuatro árbitros de cada partido, nunca vemos un reporte de la Comisión Disciplinaria, de hecho las listas oficiales de los equipos ni siquiera tienen correctos los números de los jugadores. Es sencillamente, como si estuviéramos en un torneo llanero y de los que están mal organizados.

Que los equipos de los países más pequeños no tengan la experiencia suficiente para atreverse a exigir una buena planeación, no quiere decir que todo deba ser un caos. Lo primero que necesita una Confederación en su torneo insignia es poner orden, dejar claras las premisas y establecer un mínimo de calidad en los campos de juego la cual no puede ser menor a la que se tiene en cualquier estadio de Primera División de nuestro país.

La amplia comitiva de directivos del futbol mexicano que están viajando en la Copa de Oro deberían estar tomando cartas en el asunto, averiguando por qué se pone en riesgo a los jugadores en canchas vergonzosamente malas. Los jerarcas de los equipos mexicanos deberían estar muy preocupados de la violencia con la que algunas selecciones están buscando ganar los partidos, jugando al límite de una grave lesión innecesaria que les haría perder millones y millones de pesos a los clubes de nuestro país. Hay patadas que en cualquier torneo del mundo ameritarían un castigo ejemplar y conductas de equipos que generarían fuerte repudio en cualquier otro lugar del mundo; al tiempo, los intentos de engaño en las áreas se cuentan ya con dos manos en cada partido. Sin embargo, en la Copa de Oro todo se queda simplemente en cruzar los dedos para que "no pase una desgracia".

Obviamente, luego vienen las quejas como la de Hernán Medford que llegó a tal desorden de decir que el árbitro estuvo en su contra y sólo la jugada en la que Camacho casi parte en dos el abdomen de Cuauhtémoc fue "una entrada brusca" ¡Por Dios! Esa patada es como para salir del estadio pidiendo disculpas.

En fin, igualmente Costa Rica sufrió con la terrible cancha y consideró que pegar patadas era la solución a los malos arbitrajes y la pésima organización, un error que se suma a las grandes pifias de los organizadores creciendo una bola de nieve que lo único que hace es frenar los esfuerzos individuales de técnicos y jugadores de países pequeños que, prácticamente sin recursos, trabajan honestamente por alcanzar un nivel digno a nivel mundial, sólo teniendo este torneo como posibilidad de adquirir roce internacional.

ROGELIO ROA SE UNE AL EQUIPO DE MEDIO TIEMPO

Tengo el inmenso placer de darle la bienvenida a Rogelio Roa, estudioso de la industria del futbol, coautor del libro "La Isla del Futbol" con Antonio Rosique con quien también fundó Dream Match Solutions. Roa se incorporó este domingo al equipo de columnistas del Medio Tiempo y nos ofrecerá una visión distinta del futbol, la de los negocios y el marketing. ¡Bienvenido Rogelio!

Por hoy me despido, no sin antes recordales que me envíen sus comentarios a wgonzalez@mediotiempo.com. Nos vemos el próximo lunes (ya con la posibilidad de sacar conclusiones de la actuación del Tri en Copa de Oro) o antes si el futbol nos lo demanda.

Muchas gracias a todos por hacernos grandes.

Walter GonzálezDirector Editorial

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