Atlante vs. Ángeles y la eterna sospecha de juegos amañados

En pleno oscurantismo de los ochenta, este par de encuentros sirvieron para salvar la cabeza de un técnico y la permanencia en Primera División de una franquicia antes de venderla.

El Ángeles de Puebla estuvo envuelto en le polémica. Foto: Mexsport

Rumores sobre la honorabilidad del futbol siempre han existido. Con y sin pruebas, las acusaciones sobre la honorabilidad de este deporte en México siempre han estado presentes y los partidos Atlante vs Ángeles de Puebla de la temporada 1987-88 solo son un capítulo más en ese turbio camino.

En el año 2000, una guerra de declaraciones entre Eduardo Rergis y Raúl Arias, en ese entonces técnicos del Atlante y Necaxa, terminó por revivir una sospecha que parecía enterrada. Arias criticó a Rergis por mandar jóvenes al matadero, es decir a partidos importantes, a lo que el timonel de los Potros le recordó lo ocurrido en los 80, donde Arias era jugador del Ángeles.

Ángeles, el equipo perdedor de Puebla que ni La Volpe o Lapuente levantaron

Así sucedieron los hechos

Ante esto, el diario La Jornada realizó una investigación/recuento de aquella campaña y publicó lo extraño de aquellos dos encuentros, primero para salvar a un técnico y luego para rescatar a una franquicia.

Según el diario, el domingo 17 de enero de 1988 le tocaba al Ángeles dar su aporte. Los periodistas Abril del Río y Miguel Ángel Ramírez publicaron que “El promotor Carlos Hurtado se presentó la víspera para pedirle al técnico José Antonio Roca que perdiera el partido, y así ayudar a su íntimo amigo Lapuente, que llegaba al compromiso con la soga al cuello. La directiva del Atlante le puso un ultimátum: si no ganaba engrosaría la lista de desempleados”.

Según la publicación, Roca rechazó la petición del promotor, pero curiosamente, su escuadra cayó como local 1-4 ante unos irreconocibles Potros de Hierro, que salvaron así la cabeza de Manuel Lapuente, “a los futbolistas del club poblano les recordaron en el vestidor que no eran buenos actores, que había sido evidente que muchos de ellos no quisieron jugar ese día”, recordó el diario.

Pero la mayor sospecha viene para la última jornada de la Liga, Ángeles llegaba con 28 unidades, un punto menos que Correcaminos, escuadra que había perdido 1-0 ante Atlético Potosino, por lo que un triunfo hacía que el club poblano se salvara y mantuviera la categoría. Atlante, con 40 puntos, ya no peleaba por clasificar a Liguilla, pues Chivas y Pumas ya tenían los boletos del Grupo 1 asegurados matemáticamente.

Arturo Castañón se negó a jugar para el Atlante ese encuentro, argumentando tener un sentimiento especial por Ángeles.

Arturo Vázquez Ayala, el DT del Atlante (Lapuente ya había sido despedido), aseguró que se había enterado de un ofrecimiento económico de la gente de Tamaulipas para que ganaran, pero el diario agregó que “en el plantel azulgrana también se supo que a cinco jugadores les llegó una oferta por perder. Con cinco elementos estaba prácticamente amarrado el resultado”, detalló la publicación.

El resultado fue un 0-2 a favor de Ángeles en la cancha del Estadio Azulgrana el 12 de junio de 1988, último partido del equipo poblano en Primera División, pues dos semanas después de eso, fueron vendidos a Torreón; con un mar de dudas sobre su salvación, pero con la etiqueta (y el costo) de ser “equipo de primera”.


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