Columna de Oscar Guzmán

¿En la banca y en la cancha?

Llegamos a la recta final del Clausura y me gusta el nivel de los directores técnicos en nuestro balompié. La tabla general nos muestra que la sólida gama de entrenadores consagrados está encabezada por el nóvel aprendiz que hace albergar mayores esperanzas. De los seis primeros puestos, 5 son dirigidos por técnicos con muchos años en la construcción de un estilo, mientras que el líder es el "nuevo" que trabaja para forjar un camino. El ‘Ojitos’ y Vucetich son los más exitosos. El ‘Tuca’ el más constante y duradero. El ‘Jefe’ el más explosivo (y uno de los que siguen pensando como jugador). El ‘Güero’, el de mayor escuela (como gran formador). Y Memo el que intenta demostrar lo aprendido durante toda su vida en la cancha, en la casa y en la banca. La victoria de los Pumas sobre los Tigres demostró que el técnico ‘principiante’ no tiene nada de improvisado. Memo Vázquez le dio al ‘Tuca’ una cucharada de su propio chocolate, con la demostración de serenidad y esos cinco minutos de explosividad que se requieren (sobre todo en CU al mediodía con una temperatura calcinante). A mí me gusta destacar a los jugadores porque son los que hacen y deshacen. Los futbolistas son los protagonistas principales (por obvio que suene), pero quiero expresar el gusto al constatar que los entrenadores en nuestro país viven un muy buen momento. Cuando destacamos a las generaciones doradas de jóvenes en el terreno de juego, cuando nos enorgullecemos por la alta competitividad de guardametas nacionales, cuando aplaudimos que nuestros defensores siguen emigrando Europa, debemos reconocer también que nuestros entrenadores están a la altura de esa competencia. No es coincidencia que el ‘Vasco’ siga haciendo bien las cosas en España (en todos los niveles), o que Hugo haya cumplido con la difícil tarea en el Almería (por mucho que lo quieran demeritar). Tampoco creo que sea obra de la casualidad que en nuestra zona geográfica se decanten por los hombres que trabajan en México: Carlos de los Cobos brilló en El Salvador (y ahora es uno de los contados extranjeros en la MLS), Juan de Dios Castillo coronó a Honduras en la UNCAF, Ricardo Lavolpe (hecho en México) busca el éxito con Costa Rica, y a hombres como Meza, Romano y Chucho Ramírez los buscaron también para trabajar con Selecciones Centroamericanas. ¿Y qué hay de los que están en la banca (literal) esperando otra oportunidad? Una de las virtudes del nuevo cuerpo técnico nacional es haberse rodeado de hombres valiosos como el ‘Flaco’ el ‘Meloncito’ y el ‘Yayo’, aunque todavía existen entrenadores que esperan volver a la actividad: Daniel Guzmán, Mario Carrillo, o los que pican piedra en el Circuito de Ascenso como Cristóbal Ortega, Juan Antonio Luna. O los que no han recibido aún el chance para trabajar en nuestro país a pesar de conocerlo perfectamente como Alex Aguinaga (ahora en Ecuador), Juan Reynoso (en Perú), o el posible regreso del ‘Turco’ Mohamed (en Argentina). O simplemente los que han hecho cosas importantes pero seguimos sin verlos dirigiendo clubes como Leonardo Cuéllar o Ramón Raya. Está claro que si algo tenemos en México, son buenos entrenadores pero muy pocas oportunidades. Pensando en lo grato que significó el regreso de Víctor Manuel Vucetich después de la pausa de los dos años y el triunfo merecido que cosecha en Monterrey, me hace reflexionar sobre lo que podrían aportar otros también. ¿Por qué nos resignamos al voluntario retiro del Dr. Miguel Mejía Barón? ¿Si Carlos Reinoso volvió, qué hay de una mejor suerte para Manuel Lapuente? ¿Por qué no ha regresado Fernando Quirarte después de haber sido Campeón con el Santos? ¿Será que el destino de Alfredo Tena está en las fuerzas básicas americanistas antes que buscar otro título como entrenador? ¿Qué pasó con técnicos extranjeros importantes como Roberto Saporitti? Ojalá que así como se empiezan a desarrollar mejores oportunidades para los niños y jóvenes en el terreno de juego, de la misma manera crezca el escaparate de la baraja de entrenadores, para que el crecimiento de nuestro balompié se consolide parejo tanto en la cancha como en la banca.
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