‘Soy luchadora por mi papá’; Jarochita probó en el futbol y se decantó por los costalazos
Su debut se dio de manera exprés y el nombre lo porta como un homenaje a su estado natal, Veracruz.
El boom futbolero femenil en la era de Leonardo Cuéllar, como iniciador de todo, ese que más bien era uno un tanto informal, pues las visorías eran masivas y, a partir de una convocatoria abierta en distintos puntos de la República, la pudo marcar cuando en sus años de juventud le pegaba al balón y se encargaba de meter los goles con su escuadra, aunque de pronto el camino cambió de rumbo, 360 grados.
La Jarochita, auténtica veracruzana y que hoy es portadora de una máscara que provoca respeto en su segmento luchístico, puntualmente entre Las Amazonas, pudo ser futbolista destacada, porque además dicen que era buena haciendo suertes con la redonda, casi siempre culminando las mismas reventando redes; sin embargo, la insistencia de su padre, quien para esos tiempos ya la hacía de gladiador, terminó por decantarla en un deporte también de mucho arraigo en México.
Y es años después de aquellos tiempos en que fue ferviente pambolera, que, en un ejercicio de regresión y honestidad, asegura en entrevista con mediotiempo que “me quedo siendo luchadora, me ha dado muchas satisfacciones, no digo que en el futbol no lo hubiera hecho, pero ahorita es mi deporte, lo que más amo, lo que me ha dado tantas satisfacciones, lo que me ha dado para salir adelante con mi familia y por supuesto para viajar a un país que no pensé conocer como es Japón.
“Me quedo con esto y estoy eternamente agradecida con mi padre, que fue el culpable y el que hizo que me gustara este deporte”.
La enmascarada, quien hoy cumple un rol de estrella en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), estuvo a punto de probarse en una de tantas opciones abiertas para las chicas que gustaban del balompié, pero, al final, no pudo intentarlo y lo que siguió fue subirse a un cuadrilátero, sin pensar que esos primeros entrenamientos serían a la postre la base de su vida y la columna de todo lo que ahora es.
“En el puerto de Veracruz estaba en un equipo cerca de mi casa y me gustaba mucho, siempre hice deporte, pero me llamó la atención más el futbol. Y aquí hay un dato curioso, porque a mi papá nunca le gustó, me decía que como era posible que a la gente le gustara ver a alguien corriendo detrás de un balón, pero a mí me apasionaba mucho.
“El culpable es mi papá, siempre lo he dicho, porque después de que yo le pedí permiso para ir a probarme con Selecciones y no me dejó, porque me decía que para qué, me llevó a entrenar y a hacer ejercicio; me llevó a la Arenita en donde él luchaba y desde el primer día fue muy estricto, pensó que no me iba a gustar y la verdad es que fue todo lo contrario”.
Su debut como esteta
Y así, con esa espontaneidad que empezó a practicar costalazos desde los cimientos, para después darse vuelo con llaves, lances y patadas voladoras, en la misma línea fue que se dio su primera vez en tiempo y forma en una cartelera y también siendo La Jarochita.
“De hecho, yo no fui la primera que dijo ‘quiero ser luchadora’, cuando estaba entrenando un día, el promotor de la Arena le habló a mi papá, después me hablaron a mí y el señor me preguntó si quería luchar; respondí que no tenía nada: máscara, equipo, botas y mi papá me dijo que, si quería, él se movía a conseguir todo y que debutaría a la siguiente semana.
“La verdad me sentí emocionada, porque ya estaba entrada en esto y dije ‘sí, adelante’, y así fue como nació La Jarochita, por mi papá nuevamente, porque yo quería ser ruda, aunque él dijo que no y el nombre es por representar a mi estado”.