‘Chapulines yo no quiero’; Satánico corrió a Místico en sus inicios como luchador
El Príncipe de Plata Oro, quien soñaba con ser futbolista, agradece a Daniel López el picarle el orgullo, pues eso lo catapultó para ser el último boom de la lucha libre.
“Me apasiona hablar de lucha libre, porque es mi vida”, advierte Místico antes de arrancar la charla con Sin Máscaras; en el desenlace, y al hacer el recuento de minutos y temáticas de la tertulia, con todo y que fue bastante duradera, el saldo parece corto, porque tal vez se quedaron capítulos en el tintero.
Y es que el tepiteño, en esa faceta de ser bueno con la labia, justifica con el tono y el brillo de la mirada que le resulta automático cuando le toca contar acerca de los orígenes, de su andar y de lo que se valió para convertirse en el último boom de este deporte.
Lo dice presuntuoso y apegado a la realidad, porque sus frases ni siquiera tendrían que sonar a mamonería, porque este personaje le dio para poner al pancracio en el foco de todos los extractos, pues en ese instante de tocar los cuernos de la luna, logró que incluso los famosos quisieran ser testigos de sus lances espectaculares.
Satánico lo echó de su grupo…
El primer desdén, cuando ya se había decidido a ser luchador, desilusionado de su otro gran amor, el futbol, le llegó de parte de un consagrado, de un mentor quien no entendía de la evolución valedera en cualquier nicho; sin embargo, el esteta, antes de coger sus maletas y guardarlas en el baúl junto a los tachones y el balón, fue picado en el orgullo, y lo que siguió fue una nueva leyenda luchística de la gran nación azteca.
“Yo estaba muy chiquito, me decían que parecía chapulín, y yo le agradezco mucho al profesor Satánico (Daniel López), porque me corrió de su grupo y él me hizo sacar el extra; ‘es que yo chapulines no quiero, no me gusta que anden brincando’, me dijo, y pues yo le respondí que así era mi estilo, que me nacía ser diferente, hacer otras cosas”.
Quería ser futbolista…
Dribles, cabezazos, patadas, pero a una redonda, eran la parte de su todo, del sueño que siempre tuvo de chaval, porque el pambol más bien era el objetivo del hoy Príncipe de Plata y Oro, aunque las pocas opciones terminaron por alejarlo y entonces la lucha libre, gracias a su madre, que fue quien lo animó, ocupó el sitio vacante entre sus ilusiones.
“Aunque no lo crean, yo no quería ser luchador, mi sueño siempre fue ser futbolista, toda la vida, recuerdo que mi papá (Dr. Karonte), que en paz descanse, me llevaba a entrenar lucha libre y la verdad es que yo nunca entrenaba, siempre estaba viendo los aerobics, el futbol de salón, iban y me buscaban, ‘tú qué haces aquí, súbete a entrenar’, y no me gustaba.
“Fui casi el último de la familia en entrar, me dediqué a jugar futbol rápido, me metí al profesional, fui seleccionado Sub 17, era cuando Miguel Herrera empezaba a hacer sus pininos de director técnico, entonces me enfoqué mucho, de pronto entrenaba lucha, pero ya no me quería ayudar mi papá, me tuve que ir a practicar con Fray Tormenta y él me decía que me tenía que meter a estudiar, pero estaba metido mucho en el fut, aunque me desanimé cuando me di cuenta que no era para mí, después de tantas pruebas y de que no tenía padrino; y mi mamá fue la que me trajo a la Arena México, pagué 400 pesos para entrenar con mi tío Tony Salazar y así empieza el sueño”.
Nace Místico… y el boom
El personaje de su caricatura favorita pasó de ser un cómic a un héroe palpable, porque fue el que decidió adoptar en este camino sinuoso de las llaves y las contrallaves.
“Hace años luchaba como Astroboy, siempre andaba pidiendo una oportunidad, era muy difícil, y Fray Tormenta también me lo decía, ‘búsquele mijo’; siempre he amado esa caricatura y usé ese nombre cuando empecé a forjarme, después conozco a uno de mis más grades rivales, Averno, quien actuaba como Rencor Latino, y lo mismo que mi tío, me dijo: ‘tú algún día vas a llenar esta Arena’.
“El señor Fernando Alonso me mandó a llamar, ya sabía de mí, y fue cuando me dio un contrato para estar en la Arena México, debuto como Astroboy y como a los dos meses me vuelve a hablar y me dice que si me gustaría cambiar de personaje y empieza Místico, me da un dibujo y le hacemos unas modificaciones, soy muy religioso, por eso es que viene el cáliz en la máscara, le puse una cruz por agradecimiento a Dios por la oportunidad, nadie sabía que iba a triunfar, nadie creía en él”. (Mañana: el récord que sólo Místico tiene, segunda entrega).
¿Qué es Sin Máscaras?
Sin Máscaras es un programa dedicado a la lucha libre, un deporte icónico de la gran nación azteca.
La tradición del pancracio es contada por los protagonistas, con entrevistas en las que puedes conocer más de tu luchador favorito, pues la idea es que veas una charla amable, pero además reveladora.
Esta emisión la puedes seguir en las plataformas digitales de Multimedios; una pieza en la que participan en sinergia Milenio La Afición, el periódico deportivo por excelencia, y mediotiempo, la multiplataforma deportiva.
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