'Lo mejor que me pudo pasar fue reprobar el examen para la universidad': Pólvora

El luchador del CMLL comparte para Sin Máscaras que ser parte de este deporte ha sido fantástico y lo volvería a hacer.

Pólvora, luchador del CMLL | César Cerón

“Lo volvería a hacer y con mucha razón”, dice Pólvora, en charla con Sin Máscaras, a propósito de aquella canción que, por supuesto, es apenas ad hoc con su personaje, uno explosivo y que de la nada, como suele pasar con este artefacto, suele ser impactante.

Y es que esta vez, la historia dista de otras tantas, porque este enmascarado, después de fallar en uno de sus retos escolares, sin penársela mucho, encontró en el deporte de los costalazos un nicho que hoy le ilumina la mirada cuando le toca relatar sobre sus inicios, formación y retos venideros.

La pregunta recurrente, esa que apunta a hacer una regresión en el tiempo, y en la que, hablando de la analogía, bien podrían cambiarse algunas líneas de lo que ya pasó con el joven que empezó en estos menesteres, para el esteta tiene una respuesta clara, porque ni siquiera se arrepiente de haber tenido que arrumbar los libros y calzarse una botarga para deleitar pupilas.

“Fíjate que no. La verdad le agradecería, porque por ahí fue que se dio el cambio en el rumbo de mi vida, y me ha llevado hasta donde estoy; le agradecería infinitamente, porque todo lo que he vivido dentro de la lucha libre es algo sensacional, y pasó mi vida, de ser una ordinaria, a una extraordinaria.

“Siempre he sido aficionado, pero nunca me imaginé ser luchador profesional, esto sucedió después de que ya no pude quedarme en la universidad, hice mi prepa, hice mi examen, no me quedé y mi hermano, El Vaquero, ya retirado, me motivó a que hiciera algo”, comparte en uno de los salones que se enlistan en la Arena México, ese en donde se celebran los triunfos después de una ardua batalla, o bien se lloran las derrotas, cuando éstas llegan a suceder.

De hobby a profesional

Después de aquel capítulo en que lo intentó y las respuestas simplemente no le dieron, y apuntando a una actividad que pudiera ayudarlo a ponerse en forma, fue que decidió entrarle al pancracio, aunque sin una idea clara de que esto se convertiría en su diario vivir de ese día en adelante.

“Ya había visto que estaba un poco pasado de tamales, y en ese momento dije, ‘ya tengo que hacer algo’, mi intención era irme a correr, mi hermano me vio que me estaba cambiando, y me invitó por la tarde a entrenar lucha. De ahí para el real, son 18 años sin parar.

“Lo agarré como un hobby, porque literalmente no estaba haciendo nada, hasta que mi profesor, Tony Salazar, me dijo: ‘vas a debutar’, la verdad me sorprendió, porque por mi mente no pasó en convertirme en profesional, o en tanto tiempo lo haré, me sorprendió cuando me dio la noticia y empiezo dos años después de que comencé a practicar”.

Siempre fue Pólvora

El remojo en un cuadrilátero, casi siempre inmerso en la improvisación, hablando de que, más allá de la preparación, casi siempre sucede como reemplazo de un faltante, en el caso de Pólvora fue idéntico, aunque con la diferencia de que a él siempre lo presentaron con el mismo nombre.

“Mi mamá no estuvo en desacuerdo, pero siempre con el gusanito de ‘no les vaya a pasar algo a mis hijos’, porque mi hermano ya luchaba, yo a entrenar, siempre nos apoyó; en el debut yo estaba súper nervioso, no tenía equipo, ni máscara, nada absolutamente, subí con todo prestado, mis tenis eran de lucha olímpica, me prestaron una botarga, una máscara y lo curioso es que debuté con el nombre de Pólvora, me lo puso Tony Salazar, y se quedó.

“En la segunda lucha subí sin tapa, porque no tenía ni equipo, y no imaginaba que iba a llegar a lograr todo lo que hasta ahora; en la tercera lucha, después de que debuté, pasaron unos seis meses, actuaciones en la calle, y decido quedarme con el mote, porque no tenía ni idea de algún otro”.

Personaje… ni mandado a hacer

Salazar, el mentor del tipo detrás de una de las tapas más llamativas, literal, en este mundo luchón, siempre tuvo en mente el personaje para su muchacho, aunque tal vez rondaron algunos otros como Selva Negra o Azufre.

Y referente al equipo, la incógnita y todo ese folclor que es parte de, lo fue ideando el portador con el paso de los años.

El diseño es totalmente mío, echando a perder libretas enteras, lo relacioné con una explosión, saqué una máscara que incluso me hicieron, pero no me gustó y la verdad nunca la saqué, no luché con ella, además no me quedaba. Lo relacionaba con una explosión, la pólvora es un químico que hace explosión, me gustó y ya se me quedó”.

‘Todo se lo debo a la lucha’

Aunque tuvo que picar piedra, ser parte de esas carteleras en las que ni siquiera había paga, y aun cuando no siguió en la escuela, el gladiador del roster del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) está complacido con todo lo que le dio su profesión hasta el momento.

“Todo se lo tengo que agradecer a la lucha libre, no me ha costado nada, los he disfrutado paso a paso todos los momentos que he vivido, no tengo nada que reprochar, porque todo lo que he conseguido es gracias a este deporte.

“Me he llegado a arrepentir de no tener una carrera, pero la verdad es que la lucha libre me ha dado todo, no me quejo, en su momento tal vez hubiera sido bueno”, finaliza.

¿Qué es Sin Máscaras?

Sin Máscaras es un programa dedicado a la lucha libre, un deporte icónico de la gran nación mexicana. La tradición del pancracio es contada por los protagonistas, con entrevistas en las que puedes conocer más de tu luchador favorito. Esta emisión la puedes seguir en las plataformas digitales de Multimedios; una pieza en la que participan en sinergia Milenio La Afición y mediotiempo, la propiedad deportiva digital número uno de México.


  • Rodrigo Mojica
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