Juan "El Elegante" Martínez: el boxeador-policía que se la rifa en el ring y en las calles

Actualmente como parte de la Policía Auxiliar, se presume como Campeón Gallo Latino y de la NABF por el CMB.

Juan El Elegante Martínez, en entrevista con Box MT | César Cerón

Las sirenas de una patrulla, tan alentadoras como alarmantes, para él son el sonido motivador, ese que igual lo incita a internarse en las calles, y así completar su labor como uniformado, como uno de tantos personajes citadinos que tienen bajo su resguardo la justicia y el orden. Y la campana dispuesta en un ring, el sonido de ‘guerra’ para darle vuelo a los puños, ante un oponente más.

Juan “El Elegante” Martínez, elemento de la Policía Auxiliar, quien además la hace de boxeador profesional y hoy puede presumirse como Campeón Gallo Latino y de la NABF por el CMB, decidió, después de sufrir con el rigor de un compañero de escuela que lo molestaba y lo tundía, empezar a practicar esta disciplina, y más adelante combinarlo con su trabajo profesional, un sueño que le despertó desde sus mismos amaneceres, agregado al boxeo de reflectores.

“Empecé a entrenar desde segundo de primaria y empecé por lo clásico, por el bullying de un niño; había un chamaco que diario me pegaba y como no me defendía, me metieron a clases de box para defenderme. Fue mi papá el que decidió, porque él lo practicaba y ahí es que empieza el gusto.

“Decido ser policía también por mi papá, provengo de una familia que en la mayoría son policías, y mi padre me inspiró a ser policía, además tenía firme la convicción, desde chico, a serlo, y pues cumplí un sueño más a los 19 años”.

Van de la mano

El joven que es parte, dirían algunos, de la poli defeña, comparte para Box MT respecto a esta mezcla de ser deportista de alto rendimiento, pero además una autoridad al servicio de los demás.

“El boxeo es una disciplina que como todos lo saben, te paras temprano a correr, te duermes temprano, llevas una alimentación correcta, llevas otros hábitos de disciplina como controlar tus impulsos, tener un mejor temperamento y claro que esto me ayuda para ser policía.

“El boxeo básicamente como policía, no lo hemos tenido que utilizar, pero sí la condición, como tener que bajarnos de la patrulla y corretear a alguien, correr con los casi 15 kilos que traemos encima, y nos ayuda bastante la condición física y el rendimiento”.

Modo poli…

Los azules, tamarindos, tan variados en colores, aspectos, personalidades y actuares, por naturaleza no son bien vistos en el colectivo general; sin embargo, Martínez pide ese beneficio de la duda, porque igual aclara que en esta llamada viña del señor, hay de todo.

“Es como dicen, por un policía catalogan a todos como malos, pero algunos sí somos buenos; a lo mejor todos pasamos por una mala experiencia, pero todo está en el actuar de cada uno de nosotros, también fui catalogado como un mal policía, pero en el modo de acercarte a la ciudadanía, del porqué están pasando las cosas, con el conocimiento necesario, el reglamento y la ley de cultura cívica en la mano, todo cambia la perspectiva y la manera en que te acercas a las personas.

“Todo es recíproco en esta vida, si tú te acercas a un policía y le hablas de una buena manera, él va a actuar igual, les sugeriría que siempre actuemos de una manera amable hacia nuestros servidores públicos, porque ellos son los que arriesgan la vida diariamente por personas que ni siquiera conocen, dan todo por ellas”.

Modo pugilista…

Como parte de su formación, y porque los guantes estuvieron presentes en todo momento, El Elegante decide dar el brinco y probar ya con una bolsa como plus, pues en el profesional también hay paga y él va por las grandes.

“Anteriormente estaba en el amateur, entré a varios torneos de la Policía y llegó un momento en que todo mundo me decía: ‘es que ya debuta, tú tienes mucho de profesional’, y una jefa de la Policía Auxiliar fue la que me apoyó, debuté a los 25 años y de ahí nació el gusto, en nuestra primera pelea ganamos por nocaut en el segundo round.

“En los gimnasios había varios apodos, antes no tenía tantas cicatrices en la cara, pero tuve un accidente, entonces la tenía un poco más fina y me decían Pinpón, porque siempre que salía del gimnasio me lavaba la cara, me peinaba, siempre andaba bien arreglado, perfumado, y alguna persona que me vio boxear me dijo que mi boxeo era elegante, y pues se nos quedó”.

Apoyo y glorias

Finalmente, y arengado por la patrona de la Ciudad de México, pues ella es parte de su porra, agradece el apoyo y de paso comparte las sensaciones cuando se vienen los triunfos en sus dos mundos: el policial y el boxístico, tan variados al fin, aunque también ambos llenadores.

“Al principio, como todo, le fuimos batallando, fuimos picando piedra, ahorita gracias a Dios, en la actualidad, ya complemento bien mi trabajo de ser policía y ser boxeador profesional. La jefa de gobierno (Claudia Sheinbaum), el jefe Omar García Harfuch y mi jefe Lorenzo Gutiérrez Ibáñez, son las personas que más me apoyan.

“Las dos cosas tienen su satisfacción, aunque sinceramente es más satisfactorio el triunfo arriba del ring, que poder agarrar a un delincuente, porque al final de cuentas lo que estás haciendo es tu trabajo, y si aun así el delincuente tiene la culpa y lo quieren golpear, lo tienes que defender, salvaguardar su integridad física, lo único que haces es ponerlo a disposición de una autoridad competente que decide su estatus”.

¡Ah, y por cierto!, sí pudo desquitarse de aquel chavito pegalón, por el que se decidió a conocer y aprender esto del pugilato.

“Sí hubo el desquite, en la escuela, y ya un poquito más grandes, pero después lo tomé como un hobby y pasó a ser una disciplina, hasta la actualidad que me dedico a esto”.


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