Cruzó el Atlántico para encontrar la felicidad en México, estudia psicología y juega en América
Cuando Bruna Vilamala habla de futbol, no habla solo de goles o de títulos; habla de vida, de errores, de aprendizaje y de la búsqueda constante de la felicidad.

Desde pequeña, la presión de la perfección la acompañó a Bruna Vilamala como un fantasma: cada fallo parecía pesar más que un triunfo. “Somos personas, no somos perfectos”, afirma en charla exclusiva para mediotiempo. La clave, dice, está en aprender a levantarse, en intentarlo una y otra vez, sin dejar que el miedo al error paralice.
Esa filosofía la llevó a enfrentar una de las pruebas más duras para cualquier futbolista: la rotura de ligamento cruzado. Un golpe que para muchos sería un final, para Vilamala fue un punto de inflexión. “Lo veo como parte de mi camino, parte de mi experiencia. Estoy agradecida por todo lo que he vivido; eso me ha hecho la persona que soy hoy”, afirma desde la distancia, ahora instalada en Ciudad de México para jugar con el Club América.
El salto de Europa a América fue más que geográfico; fue un cambio de vida. Lejos de su familia y adaptándose a un nuevo continente, encontró un refugio en sus compañeras, en la pasión de la afición y en la rutina que ella misma ha construido: entrenamientos, estudios de psicología y pequeños placeres como cocinar su tortilla de patatas o pasear por Coyoacán. “He cruzado el continente para buscar la felicidad. Para tener minutos y volver a disfrutar del futbol”, confiesa.
En el campo, la exigencia no desaparece, pero el ruido del Estadio Banorte y la cercanía de la afición le recuerdan que hay más que perfección. “Son dos estadios que imponen mucho, pero cuando entras, solo queda disfrutar y luchar por ganar”, reflexiona. Entre risas y nostalgia, Vilamala revela que aún habla en catalán, su lengua materna, porque es el idioma que primero le sale para procesar emociones.
Más allá del talento y los goles, Bruna Vilamala es ejemplo de resiliencia, de honestidad con uno mismo y de la búsqueda de equilibrio entre la exigencia y la felicidad. En México, lejos de casa, encontró su lugar para seguir creciendo: como futbolista y como persona.
Bruna Vilamala: la mente detrás del talento
Bruna Vilamala no solo deslumbra con su futbol; impresiona por su enfoque mental. La jugadora española, ahora en el Club América, entiende que la diferencia entre un buen jugador y un gran futbolista reside tanto en la mente como en las piernas. “La parte mental es muy importante para un deportista profesional”, afirma. Según Vilamala, aceptar el error y aprender de él es más valioso que la perfección absoluta. “Lo más difícil es volver a intentarlo después de fallar”, explica, y añade que la actitud de seguir luchando define la posibilidad de éxito.
Su resiliencia fue puesta a prueba con la rotura de ligamento cruzado, una lesión que puede marcar la carrera de cualquier futbolista. Para Bruna, fue un aprendizaje: “No lo veo como algo negativo, sino como parte de mi experiencia. Me ha permitido vivir situaciones que, de otra manera, no hubiera conocido”. Esa filosofía la acompañó al llegar a México, lejos de su familia y enfrentando la adaptación a un nuevo continente y a un futbol distinto.
En el América, la joven futbolista encontró un entorno competitivo y cálido. “He tenido mucha suerte; con mis compañeras y la afición, la adaptación ha sido más fácil”, comenta. Su día a día combina entrenamientos, clases de psicología y momentos de ocio para mantener el equilibrio emocional. Cocinar, pasear por la ciudad y mantener contacto diario con su familia son estrategias que la ayudan a gestionar la distancia y la presión.
Vilamala también enfatiza la importancia de la salud mental en el deporte. “Tener un psicólogo cambia tu manera de ver las cosas, de disfrutar la vida. Es parte del entrenamiento invisible, tan necesario como un fisioterapeuta o un nutricionista”, asegura. Su consejo es claro: acudir a terapia no es un signo de debilidad, sino una herramienta de fortaleza y crecimiento personal.
Con experiencia en ligas de España, Inglaterra y México, Bruna analiza el futbol femenil con ojo crítico. Destaca la competitividad en Inglaterra, el talento técnico en España y la creciente profesionalización en México. “La visibilidad es clave para que más gente se enganche al fútbol femenil”, dice, y subraya que las condiciones del América permiten a las jugadoras rendir mejor y ofrecer un espectáculo atractivo.
Bruna Vilamala no solo juega; entiende, siente y analiza. Su historia demuestra que el éxito en el deporte moderno no se mide solo en goles, sino en equilibrio emocional, resiliencia y pasión por lo que se hace. En el Estadio Banorte, el Camp Nou o cualquier estadio, su mensaje es el mismo: la mente es tan decisiva como el talento.
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