¿Mexicano? Es tu momento de callar bocas

Cuando se habla del deporte en México hay una cierta pesadumbre, tantas carencias, desatinos, falsas promesas, corrupción y malos resultados han desalentado a millones de mexicanos a creer que algún día tendremos una delegación fuerte y combativa, capaz de generar preseas en los distintos deportes y disciplinas. Ese pesimismo ha creado que los patrocinios disminuyan y que los apoyos económicos cada día sean menos para los jóvenes atletas que tienen un ensueño natural y –muy- válido por representar a su país y anhelar ver su bandera en lo más alto.

Estamos a un año de los gloriosos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que será una gala de emociones incalculables, momentos que se quedarán guardados para la historia, donde se romperán marcas y nacerán nuevas leyendas. Un derroche de talento en cada deporte del que millones de personas alrededor del mundo serán testigos.

Lamentablemente, México pareciera estar muy lejos de los reflectores internacionales donde se disputan solo las grandes potencias los triunfos. ¿Qué podría cambiar ese panorama? ¿Por qué estamos sujetos a la pesadumbre de la derrota consecutiva?

Hoy, la delegación mexicana que participa en Lima, Perú en los Juegos Panamericanos tiene la misión de revertir ese nefasto sentimiento generalizado en el país. Según los expertos, se acumularán entre 17 y 20 medallas, dicen que podríamos caer hasta un sexto o séptimo lugar en el medallero.

Los datos que se arrojan podrían ser correctos, otros países panamericanos han crecido mucho más que México en cuanto a fortalecer a sus deportistas y nos han rebasado en disciplinas que antes dominábamos.

Sin embargo, hay algo que puede romper todos los estereotipos y paradigmas, es una situación que está en el centro de la mente de cada atleta que hoy tiene la bandera de su país bordada en su pecho. Son 543 competidores, 543 almas que, estoy seguro, tienen la inspiración suficiente para callarle la boca, a todos los derrotistas; son cada uno de ellos que no quieren pasar a la historia “como una o uno más”.

Muestra tu rostro

Querido representante mexicano, tú que estás participando en estos Juegos Panamericanos en Lima, Perú seguramente tienes un manojo de sentimientos: Nervios, ansiedad, emoción, preocupación, felicidad, ilusión y estrés. Quiero imaginar como tu cerebro esta revolucionado, la cantidad de sustancias químicas que están recorriéndole. Toda la adrenalina y euforia que están provocado las endorfinas.

Quiero decirte que todo ese esfuerzo para llegar hasta donde estás, tiene la recompensa de representarnos, de representar a un país del cual tienes que sentir, y estoy seguro que lo sientes, un profundo orgullo. Decirte también que cada disciplina es igual de valiosa, ya sea que participes en atletismo, bádminton, basquetbol, balonmano, béisbol, boliche, boxeo, canotaje, ciclismo, deportes acuáticos, deportes ecuestres, esgrima, esquí acuático, fútbol, gimnasia, golf, hockey, judo, karate, fisicoculturismo, levantamiento de pesas, lucha, patinaje, pelota Vasca, pentatlón moderno, racquetbol, remo, rugby, softbol, squash, surf, taekwondo, tenis, tenis de mesa, tiro, tiro con arco, triatlón, vela o voleibol.

No tengo la menor idea de lo que signifique estar en tus pies –porque nunca llegaré tan alto como tú-, pero sé que si lograste alcanzar llegar hasta los panamericanos no fue por suerte. Se que tienes un apellido que te formó. Que tus tantas –y tantas- horas de entrenamiento, los distintos retos que has vencido, las veces que has pensado en desistir, las difíciles pruebas que se te han presentado hasta llegar a ser una o uno de los mejores de América ha rendido el mayor de los frutos.

Debo decirte que nada ni nadie puede detener tu esfuerzo y hambre de triunfo. Que somos millones que creemos en ti; en la fuerza y el coraje de tus entrañas para que tu nombre y tu rostro sea conocido por todo el país, levántalo con felicidad antes y después de competir, no importa el resultado.

Quizá no necesites saberlo, pero por si alguna razón lees esto hasta aquí, quiero decirte, desde la comodidad de alguien que solo escribe unas cuantas letras para ti: Gracias por representar a mi país. Estoy seguro que triunfarás.

Dedicado a estos 543 orgullos mexicanos

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