Columna de Caleb Ordoñez

Mohamed: aprender a vivir con dolor

Regresará la cábala al banquillo de Monterrey. Se trata de un rosario para recordar la memoria de su hijo, quien murió en un accidente en Alemania cuando se llevaba a cabo el Mundial del 2006.

Faryd Mohamed era mexico-argentino, tenía tan solo nueve años, emocionado por el vivir el magnífico evento. El último partido que vería sería el de Argentina frente a Alemania, una derrota que decepcionaba al grupo de amigos quienes tuvieron que cambiar los vuelos para regresar de inmediato a tierras albicelestes, pues Antonio Mohamed era entrenador de Huracán en ese tiempo y no debía perder más tiempo.

El exjugador de Toros Neza narra que era un viaje corto, por lo que decidieron viajar muy temprano a Frankfurt para alcanzar el vuelo. Él sería el conductor designado. A los minutos de sentir cansancio pidió a uno de sus amigos que tomara el volante para dormir un rato al lado de su hijo en la “casa rodante” que habían rentado.

¡Es oficial! Antonio Mohamed regresa a Monterrey como DT de Rayados

De pronto, el sonido de un helicóptero lo despertó, habían sufrido un aparatoso accidente en el tramo entre Dresden y Eisenach producido por un par de jóvenes. Los golpes sufridos lo enviarían a un hospital donde estuvo 60 días recuperándose, sin embargo, la tragedia alcanzó al pequeño Faryd, quien por decisión médica tuvo que ser desconectado a los cuatro días del incidente. Entonces, el argentino sufrió el dolor más grande de su vida.

“En un segundo la vida te cambia, a partir de ese momento mi vida cambió. Estoy tratando de soltar ese dolor, transformarlo en energía positiva”, narra Mohamed con una profunda emoción.

Todos tenemos una historia de dolor detrás, no es victimizarse, debo disfrutar a mis hijos, la vida y mirar hacia delante positivamente”.

PASO A PASO

Hoy, el Turco Mohamed tiene un semblante muy distinto a los tiempos de desgracia que vivió el resto del 2006 y 2007, pues incluso, desde su duelo, confesó vivir episodios de depresión constantes y pensaba en el retiro.

El apoyo de su esposa e hijos fue trascendental para que se levantara y retomara su carrera como entrenador. Al renovar su actitud vio cristalizado su esfuerzo al ascender al club Huracán a la Primera División argentina. Una promesa que había hecho a su hijo.

A partir de ese triunfo, el éxito de Mohamed como técnico se propagó, desencadenándose una serie de triunfos en los siguientes años. Primero, al salvar al humilde equipo Colón del descenso y llevándolo a la Copa Libertadores. Luego, en 2010, al Club Independiente lo hizo subcampeón de la Copa Sudamericana. En el 2012 regresa a México para tomar a un débil Xolos de Tijuana. No solo le bastó para salvarlos del descenso, sino para llevarlos al campeonato en el torneo de Apertura.

Dos años después levantó la Copa, ahora con el América. Llegó en 2015 al Monterrey, donde jugó dos finales y no logró el anhelado título, pero el destino le tenía una oportunidad dorada y su sueño de entrenar en Europa se realizó con el Celta de Vigo.

LA REVANCHA DEL TURCO

Hoy, como nunca antes, el recuerdo de Faryd se hace muy presente en la cabeza del Turco. Regresar a la Sultana del Norte le trae la imagen presente de aquel niño que siempre pedía una fotografía con la mascota de los Rayados.

Mohamed no olvida que las derrotas contra Pachuca y Tigres le quitaron la alegría de cumplir la promesa de entregarle el título mexicano a su hijo y a la afición. Un día se fue de Monterrey cabizbajo, pero con la esperanza de regresar y buscar la revancha. Hoy la vida le da de nueva cuenta esa oportunidad.

La historia de dolor fuera de la cancha que ha vivido Ricardo Antonio Mohamed Matijevich es digna de contarse, pues las heridas -más allá de un accidente automovilístico- han sido cicatrices en su alma. Quizá hoy se pueda ver a un vibrante entrenador con una sonrisa en su rostro, pero para llegar hasta eso han tenido que pasar los momentos más álgidos, tristes, desesperanzadores y depresivos.

Habrá quienes le apoyen y otros que no lo soporten. De lo que está seguro Mohamed es que se puede vivir con dolor para transformarlo en triunfos, pues el apoyo que tiene va más allá de este mundo.

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