'Echarse una cascarita'; ¿cuál es el origen de esta expresión para jugar futbol?
Remontémonos a las primeras décadas del Siglo XX para entender esta frase muy mexicana

¿Cuántas veces has escuchado 'vamos a echarnos una cascarita', antes de comenzar un partido de futbol con tus amigos? Pues esta frase tiene toda una historia que te contaremos a continuación.
No hablemos de una cancha profesional, con sus medidas impuestas o con sus instrumentos de juego, porque no es el caso. En la calle, eso no importaba demasiado. Lo significativo era convivir con los amigos y tratar de jugar al futbol.
Remontémonos a las primeras décadas del Siglo XX. Por aquellos años, solamente se podía acceder al futbol por dos medios: ser socio de un club exclusivo, como el alemán, el español o el inglés, a los cuales solo acudían los ricos; o simplemente, el llano, que estaba abierto para todos.
La Ciudad de México terminaba por el poniente con el Bosque de Chapultepec; por el oriente, no rebasaba más allá de San Lázaro y su estación de tren; hacia el sur, desembocaba en Bucareli y la avenida Chapultepec y por el norte terminaba en la Glorieta de Peralvillo.
Lo que hoy en día conocemos como Álamos, la Del valle y Narvarte, eran llanos. Las colonias Cuauhtémoc, parte de la Roma y de la colonia Juárez; la actual zona norte y sur de la ciudad, la Hipódromo Condesa, las laterales de Tlalpan, algunas zonas de Coyoacán, San Ángel, Mixcoac y Tacubaya y sobra decir que Coapa, Tláhuac, Iztapalapa e Iztacalco, todo era una cancha de futbol, un llano inmenso en donde los capitalinos sin recursos y aún aquellos adinerados que querían probar las delicias de este deporte, del verdadero futbol mexicano, jugaban ahí.
Y como en la mayoría de las veces no se tenía para adquirir un balón de cuero, de aquellos con cámara, con la costura a un lado y correa de piel que en un buen cabezazo te dejaban marcada la cara, pues jugaban con lo que tenían a mano.
Normalmente se escogían las medias de las hermanas o un bote o hasta un trapo enrollado, pero sin duda, la mayor parte del tiempo se jugaba con una naranja a la que se le hacía un hoyo pequeño y por ahí se chupaba para que no mojara con su jugo a los futbolistas, y de aquí, que el jugar en la calle, en el llano, se le denomine simplemente echar una "cascarita".
Artículo publicado en MT en 2004, con información de Carlos Calderón.
Editorial Mediotiempo es el equipo responsable de generar contenido informativo breve, relevante y oportuno en mediotiempo.com, manteniendo a los usuarios actualizados con notas concisas y al momento.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.