Cuatro grandes en semifinales

La presencia en semifinales de cuatro equipos que han forjado una historia repleta de éxitos y hazañas a lo largo de su existencia en el futbol mexicano es un acontecimiento que debe de resaltarse y aplaudirse. Por cuestiones propias del singular sistema de competencia existente en nuestro país, los equipos “grandes” no mantienen una hegemonía tan notable como la que suele presentarse en otros rincones del mundo, especialmente a raíz de la implementación de los torneos cortos, razón suficiente para considerar que las instancias finales de este certamen poseen ciertos ingredientes que contribuyen a generar mayor expectación en los aficionados y, por consiguiente, mayor identificación de la sociedad con la máxima fiesta futbolística del balompié casero, sin que esto pretenda demeritar de forma alguna la labor de las instituciones que han trabajado arduamente para ubicarse en los sitios de privilegio.

Para el sector encargado de la explotación comercial de este deporte, el negocio no fue completamente redondo, pues la posibilidad de contar con el clásico nacional resultaba sumamente tentadora. Sin embargo, el juego como tal terminó obteniendo una victoria que premia el esfuerzo y la constancia de una entidad que desde hace tiempo está exigiendo el reconocimiento de su grandeza, la cual está plenamente fundamentada en la realidad  del presente y no en los recuerdos polvorientos y cada vez más añejos del pasado.

El fenómeno mediático que se genera con la inclusión en la antesala del título de tres conjuntos con aceptación a nivel nacional es verdaderamente significativo; restaurantes a su máxima capacidad, pláticas acaloradas entre amigos y compañeros, apuestas que van de lo simple a lo complejo, ventas millonarias de publicidad en radio y televisión, son situaciones comunes en una nación que sueña con distraerse de los serios problemas que la aquejan. Y dentro de toda esta vorágine económica y balompédica destaca el hecho de que, ocasionalmente, el quehacer sobre el terreno de juego se imponga a los intereses de quienes velan única y exclusivamente por el bienestar de sus bolsillos.