
Flamante ilusión
La luz de esperanza emana de un terreno usualmente olvidado por nuestro futbol. La destacada actuación que está realizando la Selección Mexicana Sub 17 en la Copa Mundial Perú 2005 ha provocado que los reflectores se concentren en un grupo de jóvenes con innegable talento e insaciable hambre de triunfo. Se asegura que los de verde pueden acceder a lo más alto de la justa, que son parte de un mejor mañana para la representación tricolor. Los dos triunfos conseguidos en igual número de cotejos otorgan argumentos de sobra para soñar con una participación histórica en suelo inca. Los números y el reconocimiento unánime de los medios especializados son tan contundentes como halagadores: México es candidato al título. Cuesta creer una afirmación de este tipo cuando un acceso a la segunda ronda suele ser considerado como una hazaña. No obstante, los pupilos de Jesús Ramírez deberán asumir la estafeta que otros le han otorgado con el mismo temple mostrado hasta el día de hoy. Merecido se lo tienen.
El temerario batallón azteca sorprende a propios y extraños. Los nervios de la edad se ven opacados ante el excelente trabajo desarrollado por el cuerpo técnico. El conjunto azteca que compite en suelo peruano sabe perfectamente que es lo más recomendable en los momentos precisos. Si va ganando, se reserva físicamente y, sin renunciar al ataque, consiente al rival hasta matarlo con un pase a las espaldas enemigas. Cuando siente el mínimo atisbo de presión, vuelve a golpear al contrincante. La frialdad es una de sus principales virtudes. Con futbolistas menores a los diecisiete años, eliminar lo más posible las imprecisiones entraña un reto que muy pocos pueden superar. Ramírez, desde la sobria esfera en la que se maneja, sonríe orgulloso por el incipiente éxito.
Son muchos los factores que influyen favorable o desfavorablemente para que un trofeo llegue a las vitrinas. No sólo se trata de superar al oponente en calidad futbolística, sino también de vencer posibles errores del árbitro, la impredecible aparición de los postes y el riesgo de atravesar una mala tarde. Todos nos damos el lujo de soñar con la corona, nada mejor que ello; sin embargo, sea cual sea el resultado final de esta promisoria aventura que vive el futbol mexicano, la verdadera misión consistirá en darle el pertinente seguimiento y apoyo a este equipo.
El tiempo será el encargado de colocar a cada quien en el sitio que le corresponde. Las jóvenes promesas que hoy acaparan las primeras planas de los diarios están dando sus primeros pasos. Muchos de estos elementos se quedarán en el camino; algunos otros escribirán una extensa trayectoria futbolística y unos cuantos más se convertirán en los ídolos de la afición. Cada uno de ellos deberá ganarse la confianza de sus respectivos estrategas. Imposiciones como la comentada por Jorge Vergara en torno a la oportunidad que tendrá Carlos Vela en el primer equipo del Guadalajara pueden ser más perjudiciales que benéficas. Si en verdad deseamos un mejor porvenir, la prudencia es la opción correcta.
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