Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

El significado del adiós

Hugo Sánchez se fue como el máximo elemento mediático de nuestro balompié. A los elementos que tienen la suficiente autoridad como para mover a las masas se les sigue en los triunfos y se les apabulla en la derrota. En el día de su caída, en la confirmación del escenario que ya se había ido presupuestando, el ex técnico nacional volvió a demostrar, sin pretenderlo, el arrastre que tiene con la sociedad mexicana, aunque, en esta ocasión, el día se haya convertido en una especie de linchamiento contra quien prometió mucho y por razones variadas acabó fracasando rotundamente frente a un obstáculo que no presentaba el mínimo grado de dificultad.

En sus últimas horas, con la atención de millones de mexicanos puesta en la decisión que tomarían dieciséis de los empresarios más exitosos de México, quedó de manifiesto lo que fue la malograda gestión del ex timonel de Pumas al frente del conjunto verde: exceso mediático y poco análisis respecto a lo que sucedió sobre el terreno de juego. Hugo, el de la mentalidad indomable, se fue entre la sed de venganza de los aficionados al futbol en México, contando entre ellos a un alto porcentaje de quienes denostaron a Ricardo Antonio La Volpe durante el ciclo mundialista pasado.

El adiós a la posibilidad de clasificar a Beijing 2008 emergió como la gota que derramó el vaso. La lectura con bases deportivas del asunto daba suficientes elementos como para pensar en destituir al estratega tricolor. No obstante, es evidente que cuando se reúnen los hombres más acaudalados del país, el éxito o el fracaso se mide en números más que en resultados sobre la cancha. Si los dueños del balón decidieron darle las gracias a Hugo se debió más a los millones de dólares perdidos que a la exigencia que aficionados y medios de comunicación ejercieron para que se presentara un cambio de ciento ochenta grados en el timón del comando azteca. Los números no cuadraron y hubo que darse marcha atrás a la idea de volver a respetar un proceso de cuatro años.

Detrás de la decisión que con justicia acabó con la etapa del Pentapichichi, tendría que haberse presentado un ejercicio introspectivo entre los propietarios de la pasión que mueve y reúne a millones de mexicanos. Cuerpo técnico y jugadores fallaron en los instantes en que mayor precisión y carácter se requerían, pero lo mismo hicieron las televisoras de Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, personajes de alta ponderación en el seno de la Federación Mexicana de Futbol al haber construido todo un espectáculo fundamentado en la publicidad y el elogio barato en vez de privilegiar el verdadero potencial del escuadrón nacional.

La contundente retórica y la fortaleza con que se anunció el cese de Hugo Sánchez no modifican más que un problema de los muchos que existen en el futbol mexicano. Un técnico es pieza importante de las cuentas a cosechar; sin embargo, semejante trascendencia tendría que dársele a la manera en que se planea un torneo, en que se trabaja en las fuerzas básicas y al esquema utilizado para vender por parte de diversas empresas relacionadas con alguno o algunos de los dieciséis dueños de la pasión colectiva que es el balompié azteca.

¿El futuro pinta mejor? Considero que sí. La estructura de las eliminatorias mundialistas minimiza la posibilidad de una posible inasistencia a la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. La incógnita estará en saber si será suficiente con un nuevo técnico (todo indica que será Pekerman) para superar la idea de haber hecho un "decoroso" papel en la máxima fiesta universal de la pelota. Reitero, el problema es que las fisuras de fondo se mantienen. Opina de esta columna aquí.

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