¡Cómo no te voy a querer! Pumas revivió su grandeza en penaltis ante las Chivas

Hugo Sánchez coronó a un equipo que había sido sublíder y el mejor en todos los rubros.

Hace 18 años, la tarde del domingo 13 de junio de 2004 le dio al Estadio Olímpico Universitario un regalo más que especial, pues por fin volvía a tener el olor de una Final. Pumas recibía a Chivas y ambos se jugaban el orgullo, el prestigio y la posibilidad de presumir la grandeza diluida en años de sequía, todo con un final de ensueño para los felinos: en penaltis y creando una rivalidad que se volvió épica.

Eran los antagonistas por excelencia del año. Las Chivas de Jorge Vergara vs los Pumas de Hugo Sánchez, que finalmente levantarían la Copa. Se enfrentaba el Sublíder del torneo, que tenía al campeón de goleo en la figura de Bruno Marioni, la mejor ofensiva con 42 goles y la mejor defensa con solo 19 tantos recibidos.

De los desplegados al "Campeón a la Vergara", así creció la rivalidad de Pumas y Chivas

Chivas era tercer lugar, pero contaba con la base de la selección Nacional como el portero Oswaldo Sánchez, el defensa Carlos Salcido, el goleador Omar Bravo y Juan Francisco Palencia.

Los 60 mil aficionados en el Olímpico estaban expectantes. El juego de Ida había tenido como protagonista al árbitro Manuel Glower que marcó un penal inexistente a Chivas y el duelo terminó empatado 1-1.

El calor del mediodía era sofocante para todos, pero nadie cedió. En las gradas estaba Jorge Vergara que antes del partido dijo que soñó un resultado favorable a su Rebaño.

LA TENSA CALMA PREVIO A LAS GRANDES EMOCIONES

Jaime Lozano, hecho en CU, tuvo un remate dentro del área que se fue a un costado, era increíble la falla. Luego el mediocampista Leandro Augusto probó los reflejos de Oswaldo Sánchez con un disparo cruzado.

El gol no llegaba y la tensión se apoderaba de todos. Hugo Sánchez estiraba las manos, caminaba por toda el área técnica, gritaba. Hasta se mecía los cabellos con cada llegada peligrosa del Rebaño.

El duelo terminó empatado 0-0 en tiempo regular y habría prórroga de 30 minutos.

Ya ambos técnicos habían realizado sus ajustes. Uno de ellos fue la sustitución de Marioni por Ismael Íñiguez, una situación que le molestó al argentino, mientras que por Chivas salía Alberto Medina y entraba Rafa Medina.

Pumas todavía tuvo que enfrentar una última jugada en la que Sergio Bernal tomó la capa de héroe por un segundo cuando alcanzó a desviar un remate de Medina en el último minuto del tiempo extra.

LOS BENDITOS PENALTIS AURIAZULES Y LA GROSERA FALLA DE MEDINA

En penales, los Pumas fueron contundentes, desde Jimmy Lozano hasta Ailton da Silva, pasando por Joaquín del Olmo, Francisco Fonseca y Joaquín Beltrán.

Todos dieron muestra de que las clases de Hugo les habían funcionado, incluso el famoso Kikín se dio el lujo de gritarle el gol prácticamente en la cara a Oswaldo, en una estampa que vive por siempre en la memoria universitaria.

Chivas no se había quedado atrás, Bofo Bautista, Francisco Palencia, Manuel Sol y Omar Bravo concretaron de manera exitosa su disparo.

Todo iba bien, pero como en las grandes historias siempre se necesita un épico villano, y en esta Gran Final el disfraz se lo puso Rafael Medina. El jugador de Chivas había tenido una gran temporada con el Rebaño, era el encargado de darle equilibrio en el equipo y pieza clave ya sea en la contención o en la lateral derecha, pero estaba escrito que aquella tarde, la suerte le daría la espalda.

Medina tomó el balón y con todo el peso de alargar la serie de penaltis encima de sus hombros, simplemente no pudo, voló el disparo y todo se acabó.

Así fue como Pumas recuperó la grandeza 13 años después y de paso venció a Chivas, el único Grande que le faltaba en Finales, un acontecimiento que sirvió de antesala para lo que un semestre después terminaría convirtiéndose en un Bicampeonato para los universitarios. 


  • Édgar Malagón Medel
  • Reportero. En MT desde 2011. Egresado de la licenciatura de comunicación FCPyS de la UNAM
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