Me pagaban 5 pesos: Rubens Sambueza y su primer sueldo cortando pasto

El volante naturalizado mexicano platicó cómo fue su infancia, antes de comenzar en las inferiores de River Plate.

Sambu en Tuzos para el Apertura 2019. (Imago 7)

En 1995, impulsado por un comercial de televisión y su gusto por el futbol, Rubens Sambueza comenzó a ahorrar para poder trasladarse de Neuquén, una ciudad en la región de la Patagonia, hacía Buenos Aires, donde se encuentran tres de los más importantes clubes del balompié argentino.

Para realizar el viaje, de más de mil 500 kilómetros, y debido a las carencias económicas, Rubens tuvo que trabajar desde los 11 años para ayudar a sus papá a juntar dinero. Cortando el pasto, limpiando y levantando escombros de las casas, empezó a ganar cinco y 10 pesos argentinos, hasta que tuvo lo suficiente para trasladarse a la capital donde se probó en Independiente y en los Millonarios, equipo del que es hincha desde niño.

“Sí me acuerdo que cuando estaba con mis padres, estábamos viendo televisión y pasaban todos los deportes de las inferiores de los clubes de Buenos Aires, y yo le decía a mi papá ‘qué lindo sería estar ahí. En el momento que le dije a mis padres que me quería ir a Buenos Aires comenzamos a ahorrar, empezamos a juntar algo de dinero, yo también salía a trabajar, a cortar pasto, a limpiar, a levantar escombros para tener algunas moneditas”, dijo en entrevista para Mediotiempo.

Rubens Sambueza desea jugar junto a su hermano Fabián antes del retiro

​“Sí, me pagaron cinco pesos argentinos, que en esa época eran muy, muy poco, pero de a poquito se iba juntando. Después yo empecé a cobrar 10 pesos porque ya dependía si era grande el terreno o para limpiar igual, cargar piedras y llevaras en la carretilla, empecé con cinco pesos, después 10 y así en todo el día podía hacer tres o cuatro casas, tanto de cortar pasto como levantar escombro y así junte para ayudar a mi papá”

Sambu, quien debutó con la camiseta de River a los 18 años, cinco años después de haber llegado a Buenos Aires, recordó los primeros zapatos de futbol que sus papás le pudieron comprar. Fabricados de lona y como una imitación de los “tacos” de futbol, con ellos Rubens dio sus primeros pasos en el futbol entrenando por su cuenta en su localidad.

“Sí, eran unos zapatos que se llamaban “Sacachispas”, eran unos zapatos muy comunes, parecían de cartón porque se rompían muy rápido, hasta que mi papá me pudo comprar unos Puma Borussia, y eso ya era diferencia, ya eran de piel, los llevaba a la casa todos los días para limpiarlos, para lustrarlos, para al otro día al entrenar estuvieran lindos, brillantes”, platicó.

El tema de las espinilleras también era complicado porque salían muy caras y los zapatos también, y uno cuando se acercaba a las casas de deportes para ver si podían colaborar en algo no te escuchaban, pero es todo parte de la vida”.

A 12 años de haber pisado por primera vez el futbol mexicano, Rubens recordó sus últimos años vividos al lado de su familia antes de partir a Buenos Aires, donde estuvo hasta el 2007 antes de ser fichado por los Pumas.

“Creo que la mayoría de os futbolistas pasan por esta situación, son muy pocos los que son privilegiados y nacen en cuna de oro y tiene la posibilidad de jugar en primera división. Los demás es mucho sacrificio, mucho trabajo, alejarse de la familia de muy chico.

Una infancia complicada y linda a la vez porque nunca dejé de entrenar, nunca bajé los brazos para cumplir mi sueño de jugar en primera. Me alejé de mis padres y hermanos a los 13 años para llegar a la casa club de River Plate vivir ahí con muchos compañeros y emprender el viaje de poder jugar en primera”, finalizó.



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