Columna de Edgardo Codesal

Análisis arbitral de la Jornada 14

El trabajo arbitral de Fernando Guerrero en el Clásico Joven desató polémicas y comentarios, y es que existieron decisiones importantes durante el mismo que fueron haciendo que los americanistas terminaran muy molestos con su actuación. En principio, al primer minuto dejó sin marcar una clara falta de Chávez sobre Sambueza contra la banda cuando el jugador de América lanzó el balón hacia adelante para ganarle a la carrera a su marcador y éste le comete una falta muy evidente; un minuto después Maza Rodríguez hace lo propio en la otra banda con Pavone y tampoco pasa nada. Se veía entonces que era para los dos lados y eso tranquilizó un poco, pero mostraba que el árbitro no estaba desde un inicio en el partido y por lo tanto comenzó a crecer el juego en intensidad. Cuando un árbitro no marca, los jugadores inmediatamente van subiendo la temperatura del encuentro al punto que en ocasiones termina por desbordarse. Así fue transcurriendo el primer tiempo y llegó una falta de Pinto sobre el mismo Sambueza (que recibió 6 faltas en todo el partido) cuando le comete una clara obstrucción con contacto físico -lo que significa sujetar al adversario para no dejarlo avanzar-  que debió ser la primera tarjeta del partido y sólo quedó en falta. Hubo otra falta posterior contra Paul Aguilar, en la que también detienen su desborde por la banda derecha, y tampoco recibió tarjeta preventiva. Esos fueron sus pecados del primer tiempo, al igual que permitir roces y cruce de palabras no amistosas ente Aquivaldo y Pavone; sin embargo, en lo principal del juego tomó decisiones acertadas, como  validar el segundo gol de Cruz Azul, donde Cata Domínguez sale de buena posición para rozar el balón y cambiarle la trayectoria a Moisés Muñóz, acierto del asistente dos Toño López. Las dos tarjetas amarillas para Sambueza y Andrade fueron correctas, aunque en la primera a Sambueza le hacen una falta inicial con un empujón sobre su hombro izquierdo y luego de enojo suelta un puntapié abajo que le acredita la tarjeta amarilla correctamente. La segunda ni hablar, perdió la cabeza en una decisión del árbitro en que no tenía razón de enojarse, ya que claramente es él quien envía la el balón a saque de meta y no tiro de esquina como reclamaba. Las del Rifle también fueron claras e innecesarias, sobre todo la primera, en la que hace un corte de manga que hoy los árbitros han cambiado de roja a amarilla y ahí quedó. La segunda por plancha directa sobre el pie del cruzazulino, que jugaba el balón en un despeje, porque lo tenía más cerca o sea que estaba a distancia de juego y Andrade no. La plancha inclusive lesionó a su adversario. Al final mucha gente opinó que Aquivaldo Mosquera debió ser expulsado por pisar a un adversario en la cabeza. Lo que se pudo apreciar es que cuando el rival queda en el piso tirado sobre la línea de meta a 9 metros de la banderola de esquina, el jugador de América brinca y cae aparentemente sobre la cabeza de jugador de Cruz Azul. Este último se toma la cabeza entre las manos y lo que parece a la distancia es que no cae sobre su cabeza sino que cae con el pie a un costado de donde había quedado el balón. Un golpe brincando con los tacos por delante sobre la cabeza de alguien lo dejaría en muy malas condiciones o el jugador que recibe el golpe hubiera tenido una reacción más violenta frente a un hecho tan alevoso. Nada de eso ocurrió y además estaba el asistente a 9 metros de la acción y no reportó más que saque de meta. En un juego como este, los otros compañeros hubieran armado una verdadera protesta masiva si ven que agreden de esa forma a su jugador. Para mí no hubo agresión alguna en ese incidente. El resto de la jornada fue bien arbitrada, especialmente el trabajo de César Ramos en Atlas- Puebla, partido muy complicado y con alto grado de dificultad que resolvió muy atinadamente siendo el mejor de la semana.
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