Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

La cultura del aficionado

El endeble estado económico de nuestro país, combinado con la voracidad de la clase política, propició que la Federación Mexicana de Futbol desistiera de su intento de albergar la Copa del Mundo en 2018 ó 2022.  Tras el anuncio, el medio futbolístico nacional mostró resignación y, como suele ocurrir, los comentarios en tono de burla hacia la candidatura mexicana no se hicieron esperar. Lo triste del caso es que más allá de lo monetario, donde era evidente la inferioridad, existe en el entorno una falta de cultura y respeto en los recintos deportivos, rubro cuya responsabilidad recae directamente en la socied.

La afición mexicana, entre la que me incluyo porque era y siempre seré un apasionado seguidor antes de ser periodista, no se encuentra lista para recibir una Copa del Mundo. Los recintos deportivos sufren un maltrato constante por parte de quienes los visitan. Para señalar las malas condiciones de escenarios como el Estadio Azteca, el Gimnasio Juan de la Barrera y más, siempre se apunta a la falta de apoyo del gobierno y no a la irresponsabilidad de quienes arrancan butacas sin pudor alguno, de quienes orinan en las gradas ni de aquellos que capitalizan la oportunidad del anonimato para grafittear cuanta pared se les ponga enfrente.

En vísperas de la inauguración del Territorio Santos Modelo, me agrada visualizar que México puede evolucionar culturalmente para aceptar con beneplácito más y mejores instalaciones. Sin embargo, me genera extrema desconfianza el hecho de saber que dichos proyectos tendrán que lidiar con grupos que acuden al futbol para desahogar sus frustraciones y para expresar un nivel de educación que no parte de las escuelas, sino del mínimo sentido común necesario para comprender que el entorno es construido por los propios individuos.

Tal como estamos, un aficionado común que acude al Estadio Azteca no concibe un baño sin que éste despida olores desagradables. En el mismo Coloso de Santa Úrsula, sólo por citar el ejemplo clásico de nuestro balompié, la única opción segura para no recibir impacto de cuanto objeto pueda ser lanzado es la de acudir a un palco, encontrar una zona techada o de plano ir hasta arriba, donde los jugadores apenas se ven, pero la seguridad de no ser golpeado por vasos, cajas contenedoras de pizza, sobres de salsa y demás está garantizada.

Sé que las afirmaciones anteriores no aplican a todo el universo de aficionados, pero por unos cuantos pagamos todos. Sólo el amor por un equipo es capaz de llevarnos a pagar una cifra que comienza a ser considerable por asistir a un espectáculo de calidad no garantizada. Si a lo anterior sumamos el hecho de padecer cualquier cantidad de contratiempos e incomodidades, queda claro que la industria del futbol en México necesita un revulsivo en la cancha, pero también en las tribunas, pues gran parte de los males parte de nosotros mismos.

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.