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Rubén Rodríguez
Entre Sombras Rubén Rodríguez

La dictadura del Vasco y la división de clubes que pega al mercado local

Javier Aguirre, entrenador de la Selección Mexicana (Imago7)
Ciudad de México

División de clubes le pega al mercado interno

El futbol mexicano está más dividido que nunca. A nivel directivo la camaradería que se tenía, que se presumía desaparece día a día. Entre señalamientos, indirectas, amenazas, “periodicazos”, la estructura de negocio se ve afectada, ya que el doble mercado que se tenía o mercado interno para futbolistas mexicanos está en peligro.

Este mercado que tenía o tiene de clientes a los clubes más ricos del futbol nacional y que cada torneo se daban la oportunidad de una compra cara ya sea a Necaxa, Pachuca, Xolos, Gallos, Puebla se está extinguiendo luego de la división proclamada por el G-8 (Pachuca, León, Chivas, Toluca, Monterrey, Tigres, FC Juárez, San Luis).


Esta separación ocasionó que el mercado se partiera de igual manera y ahora es muy complicado que las negociaciones entre grupos lleguen a buen puerto, ya que difícilmente se hablan. Y más luego de episodios como el comunicado del Club América acusando a Grupo Pachuca de las filtraciones para dañar a su portero Luis Ángel Malagón, o el tema del Mundial de Clubes y la no participación del León que trajo la participación de las Águilas en un juego de repechaje.

La realidad es que el mercado interno va lento y sólo algunos equipos que no entran en conflicto podrán negociar tranquilos, tema de Cruz Azul y Necaxa, que están en contra del G-8 y prefieren el actual manejo del futbol mexicano, o del otro lado Chivas, Pachuca y Juárez, quienes se han prestado jugadores para el Mundial de Clubes.

Aguirre y sus muestras de control y poder

La disciplina se sale de lo normal, lo que siempre y cada vez que llega de “bombero” un entrenador a la Selección Mexicana es quitar y eliminar los grupo de poder e imponer “nuevas” reglas, métodos de trabajo y comunicación para el grupo o llamando a nueve jugadores para inmiscuirlos en el día a día y equilibrar la balanza, y esta misma situación se ha repetido en tres ocasiones con Javier Aguirre en el Tri, con Miguel Herrera, y con todos y cada uno de los que han llegado a dirigir de emergencia.

En esta ocasión, el legado de Juan Carlos Rodríguez y todo el entorno inmediato de Jaime Lozano, Javier Aguirre lo convirtió en una dictadura absoluta, al grado de generar un sentimiento de duda, miedo, incertidumbre a la hora de consultarlo como jugador, ya que a nivel directivo el control lo tiene el entrenador, al no tener a nadie ni una sola figura de peso que le imponga o que le cuestione o diga algo.

La frase: “A mi me dejan tranquilo y trabajar o aquí está su Selección”, se volvió una decisión incómoda a la interna y muy dura de mediar. Esto se ha convertido en lo que tenía Ricardo La Volpe con sus cuatro jugadores de confianza que decidían todo (Rafa Márquez, Oswaldo Sánchez, Jared Borgetti y Pável Pardo), y por ello la llegada de Jorge Campos para el Mundial de Alemania en un intento de equilibrar las cosas.

O lo que Hugo Sánchez tenía con Cuauhtémoc Blanco y Nery Castillo. Juan Carlos Osorio con Miguel Layún y Javier Hernández, y así el eterno dilema de liderazgo y manipulación en la Selección Mexicana que a un año del Mundial pesa más de lo necesario.



Sobre el autor
Rubén Rodríguez

Rubén Rodríguez es uno de los grandes insiders de la Selección Mexicana y del futbol mexicano. Te mantendrá informado sobre lo más relevante que esté sucediendo en nuestro balompié.

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