Guillermo Ochoa de niño quiso ser como Robert Dante Siboldi, pero fue más allá

Antes de ser americanista, el portero gustaba de apoyar al Atlas y especialmente a su portero, idolatría que marcó su rumbo hasta convertirse en estelar.

Guillermo Ochoa, un incondicional del Tricolor.

Cuando había la oportunidad, en esos días que papá se encontraba en casa, y no en su trabajo en el Distrito Federal, la costumbre en la familia de Guillermo Ochoa (Guadalajara, 13 de julio de 1985) era asistir a los partidos del Atlas, conscientes de que el pequeño pediría estar justo detrás de la portería, lo más cerca posible de su ídolo, Robert Dante Siboldi.

A Paco Memo le llamaba la atención la labor del cancerbero, por lo que ver a unos metros al gigante uruguayo le atraía demasiado, más porque muchas veces le tocaba sostener a un club que entonces distaba del brillo que tiene hoy o hacer los marcadores más decorosos, en el peor de los casos.

Yo era seguidor del Atlas, porque todos los sábados iba con mi familia a verlo al Estadio Jalisco y me gustaba cómo paraba Siboldi, era mi ídolo. Yo lo observaba y, como todo niño, sales al parque y quieres imitar a la gente que ves en la cancha, tus ídolos, y él era uno de los que imitaba, de los que veía en mis inicios y con los que crecí”, explicó Ochoa a Futbol Total en septiembre de 2020.

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Pero no solo era Siboldi, sino que igual le entretenía ver a Jorge Campos, Óscar “el Conejo” Pérez, Adolfo Ríos, Óscar Córdoba o Alejandro “el Gallo” García, a quienes también le gustaba emular cuando jugaba, muy especialmente en esos días que su padre, de mismo nombre, tomaba el balón para divertirse un rato juntos en la cochera de la casa.


Emigró y ahí cambió todo

La distancia física que existía entre la familia Ochoa Magaña obligaría a tomar decisiones, por lo que salieron de la Perla Tapatía para recalar en el Multifamiliar Miguel Alemán de la capital del país. Paco Memo se hizo a un lado de Siboldi y de sus Zorros queridos, para darle forma a una nueva vida que lo llevaría, con el paso de los años, a un plano estelar.

Don Memo señala que para tener a su hijo activo decidió meterlo a la escuelita del América, aunque fue como delantero, ya que la portería estaría cubierta; sin embargo, no fue por mucho tiempo, ya que dos meses después de haberse puesto la playera amarilla se le abrió la posibilidad de colocarse los guantes, debido a la lesión que sufrió el pequeño que se encargaba de eso.

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Y algo tuvo que aprender a todos esos porteros, que nunca volvió a salir de esa posición en cada etapa que vivió en las fuerzas básicas del club azulcrema. Lo hizo tan bien que, a la edad de 18 años, el 15 de febrero de 2004, el neerlandés Leo Beenhakker, entonces entrenador de las Águilas, lo hizo debutar en el primer equipo.


Si bien pasó por los altibajos que le corresponden a cualquier jugador, eso de ser relegado a la banca por gente de experiencia, Mario Carrillo lo asentaría para convertirlo en uno de los mejores porteros de México, lo que lo llevó en el año 2005 a la Selección Mexicana y después a Europa con clubes como Ajaccio, Granada, Málaga, Standard Lieja.

Pilar del Tricolor

Si bien hasta ahora es señalado por la cantidad de goles que recibe, Ochoa supo consolidarse como uno de los mejores porteros de la historia de México, frecuentemente comparado con Jorge Campos. Especialmente ha brillado en la Selección, en la cual dejó postales memorables en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018.

En las redes sociales de la FIFA llegó a compararse una atajada que le hizo a Neymar (Brasil 2014) a la que le realizó Gordon Banks a Pelé (México 1970), algo en lo que sus críticos no están de acuerdo, aunque al final eso de ser cuestionado tampoco es algo que le incomode, ya que así creció en el América.


Y también es la constancia lo que lo ha vuelto una imprescindible. Prueba de ello son los últimos cinco partidos de la Selección, en donde mantuvo su portería en cero, lo hizo ante El Salvador, Honduras, Estados Unidos, Panamá y Costa Rica.

Lo veremos en los campos de Qatar, donde le tocará comandar a un prometedor grupo en el que resaltan nombres como Raúl Jiménez, Hirving Lozano, Jesús Manuel Corona, aunque ninguno como el de ese muchacho que pensaba ser como Roberto Dante Siboldi, sin imaginar que sería algo más.

Por su quinto Mundial

Como el mexicano Antonio “La Tota” Carbajal (1950, 1954, 1958, 1962 y 1966), el alemán Lothar Matthäus (1982, 1986, 1990, 1994 y 1998), el italiano Gianluigi Buffon (1998, 2002, 2006, 2010 y 2014) y el también mexicano Rafael Márquez (2002, 2006, 2010, 2014 y 2018), Memo Ochoa se perfila para formar parte del selecto e histórico grupo de los “5 Copas”, uno el que también formarían parte el portugués Cristiano Ronaldo, el español Sergio Ramos y el argentino Leo Messi y otro tricolor, Andrés Guardado. Nunca en un Mundial con tantos aspirantes a ese título personal.

  • Eduardo Domínguez
  • Reportero-redactor. Egresado UNAM. Llegué a Mediotiempo en 2019.
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