
De técnicos y jugadores
Hay jugadores que por su talento y lo que aportan a un equipo se miden con distintos parámetros. La tan promovida equidad no se da ni en el futbol ni en la sociedad en general. La explicación la encontramos en que, por más que se quiera vender un discurso en el que todos los seres humanos ocupamos un mismo espacio y una posición semejante, cada uno de nosotros como individuos tiene sus propias capacidades, un nivel de preparación distinto y aptitudes que no se parecen en nada a las de otras personas.
De estas diferencias que surgen ya sea desde nuestro nacimiento mismo o por medio de las experiencias, emergen las figuras del futbolista emblemático; del artillero letal ante la meta enemiga; del que se parte el corazón en el mediocampo para rechazar los intentos ofensivos del rival; del que marca la pauta como líder indiscutible en la zaga central… Todos ellos, con sus propios atributos, son diferentes entre sí y exigen un trato personalizado de parte de su estratega.
Una de las tareas más complicadas para quien está a cargo de un equipo o de una empresa estriba en medir correctamente cuál es la flexibilidad que debe manejarse con cada uno de los elementos que se tienen a disposición. Cualquier exceso es negativo. Minimizar los alcances de unos y sobrevalorar la capacidad de otros es un grave error. Aquí es dónde entra la pregunta: ¿qué tanto deben aguantarse los desplantes de un jugador, por más renombrado que sea, en un equipo de futbol?
El tema sale a colación después de analizar las diferentes manifestaciones de inconformidad de Adolfo Bautista a la hora de ser sustituido por órdenes del “Chepo” de la Torre. Tras la molestia del espigado delantero, la directiva actuó y decidió que el también delantero de la Selección Mexicana debía ser castigado. Un acto indudable de lealtad y respeto a la autoridad que debe ostentar el técnico de la escuadra más popular de nuestro país. Pero José Manuel, intentando preservar un ambiente de confianza hacia el interior del plantel, continuamente ha salido para defender la posición de Bautista y hasta para darle las gracias por lo que hizo el torneo pasado.
¿Debe considerarse acertada la postura del timonel de los rojiblancos? Bajo una perspectiva muy personal, considero que los berrinches de Adolfo tendrían que ser cuestionados con mayor severidad por el “Chepo”. Sí, el “Bofo” no vio acción en el partido de este fin de semana, pero no basta para que modifique ese temperamento que lo convierte en un arma de doble filo: así como resuelve un cotejo por medio de una de sus acostumbradas genialidades, pone en riesgo la clara estructuración en cuanto a la escala de poderes en un equipo y alimenta la posible rebelión de jugadores con peso semejante al que él tiene dentro del funcionamiento del Rebaño.
Habría que preguntarse si vale la pena bajar la guardia con tal de estar en sintonía con ese tipo de jugadores que por talentosos se sienten imprescindibles. Cada caso tiene sus peculiaridades, pero un técnico decide buena parte de su futuro al momento de actuar en escenarios que se presentan como pruebas necesarias para quien se ostenta como líder de un grupo de individuos que más allá de las aspiraciones colectivas, tiene intereses personales y ambiciones propias.
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