
Verdades y obligaciones en el escándalo Maurer-Esparza
El estado social e ideológico de un país tiene que estar plenamente acostumbrado a la corrupción para llegar a comprender cómo es posible que para algunos es más grave el hecho de filtrar una conversación privada que una grotesca invitación a engañar a los aficionados y a quebrantar las más elementales reglas de una competencia deportiva.
Decepcionante me resultó ver que hubo quienes en vez de cuestionar el fondo de la plática entre Emilio Maurer, quien ahora sí merece estar expulsado de por vida, y Roberto Ruiz Esparza, decidieron referirse a quienes pudieran haber participado en la grabación de dicha reunión y a los interes que los llevaron a ello.
La lógica que debemos aplicar para echar por tierra los argumentos del ex directivo y el ex futbolista es muy sencilla: por más micrófonos que hubiera, si uno es transparente y actúa con rectitud, los "acechadores" no tendrían las armas necesarias para armar "complots" ni persecuciones. Al más puro estilo del mundo de la política, los principales afectados en la grabación hecha pública por el diario Récord aseguran que dieron carpetazo al asunto y que buscarán a los responsables para que paguen las consecuencias. Como si ellos no fueran los principales culpables de ensuciar la ya de por sí dañada imagen de nuestro balompié.
La dignidad tendría que salir a flote después de una prueba tan contundente. Lo menos que podría pedirse es que, en un acto de vergüenza, Emilio Maurer y, especialmente, Roberto Ruiz Esparza aceptarán su culpa y asimilaran el hecho de que la sola insinuación de arreglar un partido con el técnico del rival amerita una sanción ejemplar. Si se consumó o no la propuesta del hoy político es un tema que agravaría la situación, pero bajo ninguna óptica resultaría saludable librarlos de culpa por no poder probar de manera irrefutable si se produjo o no una negociación con Hugo Fernández.
La Federación Mexicana de Futbol está obligada a realizar las pesquisas correspondientes y a proteger el tan comentado proceso de profesionalización y transparencia encabezado por Justino Compeán y que ha sido tan promovido en los últimos tiempos. Podemos entender que Maurer y Esparza no son parte activa del máximo organo de nuestro balompié; no obstante, medios de comunicación y aficionados debemos exigir que ninguna de estas dos personas vuelva a estar involucrada con el deporte, ni directa ni indirectamente… y tiene que estar por escrito para evitar que el tiempo haga que la memoria falle.
En el caso del actual técnico de los Dorados, el juicio es complicado. Dudar de la integridad de un profesional por el simple hecho de que alguien mencionó la posibilidad de comprarlo suena un tanto irresponsable. Sí, hizo un movimiento insospechado para el partido de vuelta contra los poblanos y su equipo jugó un pésimo cotejo a la hora de la verdad, pero no serán elementos suficientes para hablar de la consumación del arreglo. Como suele suceder, a menos que algo extraordinario acontezca, todo quedará en una sospecha que terminará convirtiéndose en rumor.
¿Qué debe hacer la Femexfut? ¿Es factible el descenso automático del Puebla? La respuesta a la primera pregunta ya la mencioné párrafos arriba: Maurer y Esparza fuera de por vida de la industria del futbol y aclarar, dudo que se pueda, lo que sucedió en la Final por el ascenso a la Primera División. En lo que respecta a La Franja, estoy seguro que no pasará gran cosa. Seguirá jugando en el Máximo Circuito y nunca sabremos si el regreso de los otrora ejecutivos se gestó por la vía legal o por las argucias aprendidas por Ruiz Esparza en el mundo de la política. Opina de esta columna aquí
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