Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

Falta de profesionalismo

De la entrega del Balón de Oro se ha comentado mucho en cuanto a los términos deportivos. Yo mismo he discutido en diversos espacios lo lamentable que es percatarse de que de la media defensiva en adelante el ochenta por ciento de los ganadores son extranjeros. También hemos analizado las declaraciones de Daniel Guzmán y la molestia de José Antonio García al sentirse ignorado por unos conductores que no son malas personas, pero sí ignorantes de todo lo que tenga que ver con el mundo del futbol.

Sé que lo importante para el aficionado está en la cancha, donde se construyen ilusiones y se esfuma la esperanza. Sin embargo, me gustaría enfatizar la falta de profesionalismo y preparación que sigue presentándose en los diferentes actos organizados por la Federación Mexicana de Futbol. Así como resulta de risa que Decio de María se empeñe en fungir como traductor de Sven-Göran Eriksson –como si la FEMEXFUT no pudiera hacerse de los servicios de un profesional de la materia, no deja de provocarme una profunda pena observar cómo los periodistas deportivos permiten sin chistar que un suceso en el que se premia a lo mejor del año futbolero en México tenga como conductores a puro personaje ligado a la industria del espectáculo.

La aparición en el escenario de Jorge Ortiz de Pinedo, Mónica Noguera, la Chica Televisa Deportes y un conductor de Telemundo de nombre desconocido para mí es una falta de respeto al gremio periodístico. No es novedad que aparezcan unos cuantos de ellos, pero sí que la totalidad de los premios haya dependido de personas que se pasaron la velada inventando nombres, dando falsos ganadores y hasta cambiando el apellido de los ganadores.

Insisto, parece un pecado menor dentro de los males profundos que ya de por sí carga sobre sus espaldas el futbol mexicano. No obstante, son estos detalles los que mantienen a nuestro balompié en un esquema de mala organización y peor imagen. Quizás Sven no se haya dado cuenta porque todavía no habla bien el español, pero las equivocaciones que se hicieron presentes a lo largo de toda la ceremonia pusieron de malas a los directivos, generaron las burlas de los invitados especiales y la molestia de los periodistas presentes en la Carpa Neumática del Hipódromo de las Américas.

El primer mundo pone atención especial a cada detalle. No se vale equivocarse; tampoco es concebible que una conferencia de prensa que comienza cerca de cuarenta minutos tarde (la presentación de la portada del FIFA09) tenga dificultades para proyectar una simple presentación en PowerPoint. Esas aparentes minucias se juntaron a lo largo de la tarde-noche y entregaron por resultado un acto mal organizado y con cualquier cantidad de tropiezos.

No quiero concluir la columna sin unirme a la pena que embarga a la familia del deporte en México por el fallecimiento de Carlos Trápaga, un hombre al que nunca conocí en persona, pero que fue pieza fundamental para que me interesara en el periodismo en aquellos años en los que todavía ni siquiera existía Medio Tiempo. Del mismo modo, debo señalar que me dan risa muchos periodistas que se equiparan al señor Trápaga y que se quejan de quienes sólo buscan glamour, siendo que muchos de ellos llevan años en el medio y siguen cometiendo infantiles errores de ortografía y redacción. No todo lo anterior es mejor que lo actual.

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