Geopolítica y futbol

¿Podría el futbol hablar árabe?

Este miércoles presenciamos un partido atípico entre México y Arabia Saudita, un partido que fue el último intento para que una de las dos selecciones avanzara de la Fase de Grupos… Lo anterior es lo que se habla a nivel deportivo, pero: ¿que hay de los intereses políticos, mediáticos y económicos?

A modo informativo, “El Reino de Arabia Saudita” -como se le llama oficialmente-, es un país que se extiende a más de dos millones de kilómetros cuadrados, es más grande que México, pero con menos población, la cual no rebasa los 45 millones de habitantes. Arabia es el mayor exportador de petróleo crudo del mundo y, por ello, se sitúa como la décima novena economía más fuerte del planeta.


Foto: Reuters

Históricamente, antes de la Primera Guerra Mundial (1915), casi todos los países del Medio Oriente -como los vemos en su forma actual- no existían; varios nombres de imperios dominaban, unidos todos en un solo país y respetando el mismo gobierno. Desde entonces, en los países “árabes” sigue manifestándose una corriente nacionalista que sueña con revivir esta unión perdida del Gran Imperio Árabe Islámico.


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La corriente antes mencionada se duerme y se despierta repentinamente, según la situación de cada país y su relación con sus vecinos, y las diversas potencias mundiales. El primer Mundial “árabe” (porque así lo quieren demostrar al mundo) es una ocasión en la que se despierta ese gigante nacionalismo. Para los saudíes el Mundial no está en Qatar nada más, es el Mundial de todos los árabes, algo que el mismo Emir de Qatar ha dicho: “Este Mundial es el regalo de Qatar para el mundo árabe”.


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Con esta carga “nacional” y social viene la Selección de Arabia, junto a Marruecos, a hacer historia en Qatar. Con más razón, debido a la derrota qatarí siendo la selección anfitriona, Arabia sentía responsable en representar la cultura árabe del Golfo, y el Islam, en un Mundial que capta las miradas de todo el universo.


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En este mismo entorno futbolero, hay que aclarar que las críticas que recibió Qatar durante todo el proceso preparativo de este torneo, para muchos fueron ataques a una cultura y una religión que Arabia representa por excelencia, me refiero a la cultura árabe islámica. No hay duda de que la selección saudí está consciente de lo anterior y que con esta actitud llegó al Mundial e hizo historia venciendo a Argentina, equipo al que los pronósticos aún ponen como posible ganador del Mundial.

Hemos escuchado de manera frecuente que Arabia está negociando los Juegos Olímpicos, torneos asiáticos, el Mundial del 2030, la compra de Cristiano Ronaldo por una suma de 225 millones de dólares, y otras cosas más… Pero, porqué un gobierno que es la cuna del Islam, donde al Rey se le dice “el servidor de los lugares santos”, querrá entrarle al negocio del futbol?

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman (MBS) es un joven que quiere meter sangre nueva al Reino. Desde que llegó a su cargo todos saben que es el gobernante de facto. MBS desea transformar a Arabia Saudita a una potencia mundial en todos los sectores, no quiere que su país sea solo la tienda de petróleo del mundo, sino avanzar en todos los ámbitos, incluyendo el deportivo.

Debemos entender que Arabia es uno de 6 países del mundo que todavía manejan el sistema de “la monarquía absoluta” para gobernar: todos los poderes están en manos del Rey. Si Arabia quiere invertirle en el futbol es porque el Rey lo quiere, no es un tema de gustos del pueblo y sí una decisión de muy alto nivel.

La pregunta que planeo es: ¿con tantas críticas que recibió el Mundial de Qatar, podremos imaginar aún un Mundial 2030 o 2034 en Arabia, Egipto y Grecia en conjunto? ¿Tanto es el poder del Futbol, que hace que un país como Grecia, donde en cada esquina te encuentras a un Cristo y una Cruz, quiera organizar un torneo con Arabia, donde no están permitidas ni siquiera las iglesias ni las manifestaciones de religiones ajenas al Islam?

Estamos acostumbrados a que cada Mundial nos bautice con la cultura, imágenes, y colores del país anfitrión. El Mundial de América del Norte 2026 nos traerá muchas sorpresas, pero la sorpresa real será cómo lograrán combinar la cultura griega milenaria, los egipcios y sus misterios, con la cultura del desierto saudí. ¿Acaso el petróleo podrá hacer que el futbol hable árabe?

Aboud Onji. Comunicólogo e Ingeniero. Maestro en Dirección de Comunicación, Maestro en Sustentabilidad Energética, Miembro de la Asociación Española de Directivos de Comunicación DIRCOM. Experto en política internacional y de Medio Oriente.

Twitter: @aboudonji

Página web: https://www.aboudonji.com/

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