
El desprecio al América
A la salida de Fernando Ortiz, la directiva del América se encaminó a buscar apresuradamente un técnico para el próximo año deportivo Apertura 2023-Clausura 2024; entonces apuntó su millonario cañón hacia el mexicano Javier Aguirre y hacia el uruguayo Diego Alonso.
Y... por increíble que parezca, el Vasco y el charrúa dijeron NO. ¿Alguna vez, que recuerden, algún técnico se había atrevido a despreciar al América? ¿De cuándo acá? JAMÁS. Y sin embargo, ambos tienen motivos válidos.
A Javier Aguirre se le maltrató en Rayados del Monterrey, su última aventura en la Liga MX; el maltrato no vino desde la directiva, que se sabe, tiene un trato realmente espléndido con todo cuerpo técnico que pasa por ahí, así como con los jugadores. Pero cuando los resultados no se dan, pues ni hablar.
El maltrato vino del entorno, de la afición, de la exigencia más allá de la comprensión de porqué le fue como le fue, y porque simplemente los rayados aspiran el título, siempre. Ahí queda.
Lo de Diego Alonso es distinto... el uruguayo esperó hasta el último momento, tras un impasse incomprensible, que fuera ratificado en el puesto de seleccionador de Uruguay, tras encabezarlo en Qatar 2022. Y el llamado nunca llegó.
Si algo caracteriza a Diego Alonso y fuimos testigo de todo ello desde que llegó como jugador en México y luego como entrenador, que la seguridad que tiene en sus capacidades supera la media.
Por eso, Diego Alonso buscará la obtener la licencia UEFA, lo que le exige tiempo y dedicación en el futbol de Europa; él tiene la legítima ambición de dirigir en una Liga de ese continente y lo conseguirá, no me queda duda.
Como jugador y técnico ha sido un sujeto enfocado, reacio a la convivencia mediática, ha sido tan transparente como parco con la prensa, pero es su estilo; él, a la cancha, donde prefiere volcar sus ambiciones y deseos profesionales. Enhorabuena por eso.
Así las cosas, América está en un marasmo; un complicado escenario cuyo mayor riesgo es que la directiva acabe por decantarse por un técnico que estaba en su lista de deseos primarios y en las condiciones en las que no pensaba. Y la presión aumenta porque en días deberá iniciar la pretemporada.
¿Cuál es el problema? Que si se decide a contratar ya, será la directiva la que dicte nombres y trayectorias, hablo de los refuerzos, y el técnico que llegue deberá adaptarse a esas condiciones. Es tema. Lo es, porque el propósito era que el técnico entrante armara un proyecto ganador a su gusto, respaldado.
Eso ya no sucederá. El tiempo está encima.
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